Ópera de Sídney
Un edificio que ofrece un gran espectáculo tanto por dentro como por fuera.
Información esencial | El recorrido por detrás del escenario implica caminar mucho y subir más de 300 escalones. |
Localización | |
Zona de tiempo | UTC+10 |
Sabía que… | La construcción duró 10 años más de los originalmente planeado. |
Moneda | Dólar australiano |
Cuando se convocó un concurso de diseño en 1955, se presentaron 233 participantes de 32 países. Entre ellos se encontraba un proyecto inspirado en la naturaleza, basado en las alas de las aves, las conchas, las nubes y las palmeras, del poco conocido arquitecto danés Jorn Utzon. Sin embargo, a tres de los cuatro jueces no les gustó y estaban dispuestos a descartarlo en favor de otro proyecto. Pero el arquitecto estadounidense Eero Saarinen calificó el diseño de «genial», por lo que la construcción comenzó en 1959.
Tardó 14 años en construirse, pero finalmente fue inaugurado en 1973 por la reina Isabel II. Para entonces, el costo se había disparado de los 7 millones de dólares australianos estimados a 102 millones, pero era un espectáculo digno de contemplar: una estructura modernista expresionista de 185 metros de largo y 120 metros de ancho, con un techo formado por conchas entrelazadas cubiertas por un millón de tejas que alcanzaban una altura de 67 metros sobre el nivel del mar. Las conchas se inspiraron en la cáscara de una naranja.
Utzon situó una sala de conciertos abovedada en el centro de su creación, con capacidad para 2679 personas. También se diseñó para que pareciera una catedral dedicada a la música, con paneles de madera de abedul blanco y una gran sensación de espacio. En 2020, la sala se sometió a una remodelación de 150 millones de dólares australianos para mejorar el acceso y dotarla de una mejor acústica (que había sido un problema desde su inauguración). Las obras se completaron en 2022.
Cuando la sala de conciertos vuelva a abrir sus puertas en 2022, la Orquesta Sinfónica de Sídney volverá a subir a su impresionante escenario. Los visitantes también tendrán la oportunidad de disfrutar del órgano mecánico más grande del mundo, con sus 10 244 tubos. No se puede decir que este edificio no toque la fibra sensible.
De hecho, la UNESCO lo califica como «una gran escultura urbana situada en un paisaje acuático extraordinario» y elogia su influencia perdurable en la arquitectura. También es muy popular. Cada año, alrededor de 10,9 millones de personas visitan el lugar, muchas de las cuales disfrutan de los más de 3000 eventos que se celebran allí anualmente. De ellas, 350 000 personas realizan una visita guiada para conocer cómo se construyó. Sin duda, es algo de lo que presumir a los cuatro vientos.
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