Atención internacional se centra en el estado de las instalaciones nucleares iraníes luego del reciente conflicto armado
Tras el reciente conflicto el cual involucró ataques a sitios estratégicos, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) evaluó los efectos sobre las instalaciones nucleares en Irán. El director del organismo, Rafael Grossi, afirmó: «los ataques causaron daños físicos significativos en las tres instalaciones nucleares».
Las declaraciones fueron emitidas durante una entrevista con la emisora francesa RFI. Allí, Grossi precisó: «creo que la palabra ‘destruido’ es excesiva, pero sufrió daños enormes», en relación con el impacto de las operaciones militares. También enfatizó: «Lo que puedo decir es que los daños son muy, muy, muy significativos».
El funcionario detalló que las centrifugadoras en la instalación subterránea de Fordow «ya no son operativas», resultado directo de los bombardeos estadounidenses. En su evaluación, esto limita las capacidades nucleares iraníes, aunque aclaró: «Irán no tenía el arma nuclear».
Funcionarios del OIEA manifestaron preocupación por la suspensión de cooperación por parte de Teherán, atribuida a percepciones internas de parcialidad. Grossi señaló que existen «voces políticas» en Irán que acusaron al organismo de no haber condenado los bombardeos israelíes. Esta situación derivó en un voto legislativo para interrumpir las inspecciones.
Tras el cese de hostilidades, Grossi envió una carta al ministro iraní de Exteriores proponiendo una reunión para restablecer el mecanismo de inspección. Aunque expresó estar dispuesto a viajar a Irán de inmediato, hasta el momento no recibió una respuesta oficial del gobierno.
Durante su visita a París, el titular del OIEA se reunió con el presidente francés, Emmanuel Macron. Ambos coincidieron en la importancia de reanudar las negociaciones respecto al programa nuclear iraní y sostener el marco del Tratado de No Proliferación Nuclear.
Grossi remarcó que la participación del OIEA en Irán «no es una especie de gesto de generosidad» sino «una obligación legal», dado que el país forma parte del tratado. Según el director, este acuerdo implica «una responsabilidad internacional» para permitir inspecciones permanentes.
Antes del conflicto, el organismo ya enfrentaba dificultades para obtener colaboración plena de Irán. Grossi comentó que «había muchas cuestiones a las que Irán no respondía de forma conveniente» y se identificaron «trazas de uranio en lugares donde no deberíamos haberlas encontrado».
Finalmente, Rafael Grossi advirtió que, en caso de no retomarse las inspecciones, «estaríamos en puertas de una nueva crisis» la cual obligaría a convocar al consejo de gobernadores. Agregó que esto «podría tener consecuencias enormemente graves» si se materializa la salida de Irán del Tratado de No Proliferación.
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