Una vez, tras eludirlo varias veces, no tuvo más remedio que recibir a un intelectual, que por aquella época se las daba de “gran escritor”, y cuyo nombre nos reservamos: este buen señor le dijo al señor Jiménez Rojas que tenía un cuento y que iba a leérselo. Don Elías no pudo evitarlo y se dispuso a escuchar pacientemente. El cuento era tan malo, a juicio del sabio, que éste no pudo impedir que se le escaparan algunos bostezos.
El “gran escritor”, observando este detalle, le dice al señor Jiménez Rojas:
—“¡Pareciera que no le interesa mi cuento!”.
Don Elías, con aquella calma y serenidad que lo caracterizaban, le replica:
—“¿Cómo lo sabe usted?”.
Y el pedante escritor le dice:
—“Porque lo he visto bostezar varias veces”.
Entonces el sabio don Elías rápidamente le contesta:
—“Pues precisamente en ello está la demostración de que me entero” …
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujos de Noé Solano. Usado con autorización.