El francés Monsierur Vighné jugaba muy bien billar y cuando le quedaban ratos desocupados los dedicaba a taquear con sus amigos.
Un día, el caballero don Faustino Víquez, persona muy querida y estimada por sus amigos; alto, delgado y con figura quijotesca, se puso a jugar con Monsieur Vighné una mesa de billar; ambos señores eran magníficos jugadores. Cuando estaban finalizando la mesa, Monsieur Vighné, sintiéndose el triunfador, le dice con mucha petulancia a su amigo don Faustino:
—“¡Mi amigo Víquez, este juego es mío!” …
Don Faustino, aquella figura enjuta, con su clásico cigarrillo de papel amarillo en la boca, y poniéndole tiza a la virola del taco, maliciosamente le contesta a Monsieur Vighné:
—“No se chiqué mi amigo: Todavía no ha dicho mesa el billarero”.
(Y desde entonces, cuando se piensa en un triunfo o en una victoria incierta, se pronuncia esta frase inmortal de don Faustino Víquez).
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujos de Noé Solano. Usado con autorización.
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