Fue entonces que el Licenciado Pacheco se dirigió a las oficinas de la Secretaría del Congreso y pide al Ujier Teodulo Castro que avise su presencia a los secretarios y les ruegue introducirlo al recinto de la Cámara para defenderse de los ataques.
El brillante orador comienza su defensa: —“Señores diputados: En mi hogar está agonizando uno de mis hijos, pero aquí, en este recinto sagrado, están asesinando mi honor, que es el honor de toda mi familia. Aquí estoy para defenderlo”…
(El Licenciado Pacheco Cabezas, después de su brillante defensa, fue objeto de una sincera demostración de aprecio y de simpatía tanto de diputados como del público asistente a esa memorable sesión) .
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujos de Noé Solano. Usado con autorización.