Imágenes más influyentes de la historia

Winston Churchill. Yousuf Karsh, 1941

GRAN BRETAÑA ESTUVO SOLA en 1941. Para entonces, Polonia, Francia y gran parte de Europa habían caído en manos de las fuerzas nazis, y sólo los pilotos, soldados y marineros de la pequeña nación, junto con los de la Commonwealth, mantenían a raya la oscuridad. Winston Churchill estaba decidido a que la luz de Inglaterra siguiera brillando. En diciembre de 1941, poco después de que los japoneses atacaran Pearl Harbor y Estados Unidos se viera arrastrado a la guerra, Churchill visitó el Parlamento en Ottawa para agradecer a Canadá y a los Aliados su ayuda. Churchill no sabía que Yousuf Karsh había recibido el encargo de retratarle después, y cuando salió y vio al fotógrafo canadiense de origen turco, exigió saber: «¿Por qué no me lo dijeron?». Churchill encendió entonces un puro, le dio una calada y dijo al fotógrafo: «Puede tomar uno». Mientras Karsh se preparaba, Churchill se negó a apagar el puro. Así que una vez que Karsh se aseguró de que todo estaba listo, se acercó al Primer Ministro y le dijo: «Perdóneme, señor», y le arrancó el puro de la boca a Churchill. «Cuando volví a mi cámara, tenía un aspecto tan beligerante que podría haberme devorado. Fue en ese instante cuando tomé la fotografía». Churchill, siempre diplomático, sonrió y dijo: «Puede hacer otra», estrechó la mano de Karsh y le dijo: «Incluso se puede hacer que un león rugiente se quede quieto para ser fotografiado».

El resultado de la doma del león de Karsh es una de las imágenes más reproducidas de la historia y un hito en el arte del retrato político. Fue la imagen de Churchill -publicada primero en el diario estadounidense PM y finalmente en la portada de LIFE- la que dio a los fotógrafos modernos el permiso para retratar a nuestros líderes de forma honesta e incluso crítica.

Basado en un especial de la revista Time