Las enseñanzas que deja la crisis entre Colombia y Estados Unidos
Fernando Cvitanic, Universidad de La Sabana
Las 12 horas de mayor tensión diplomática en la historia de dos países que históricamente han sido aliados, Estados Unidos y Colombia, se vivieron el domingo pasado, tras la decisión del presidente Gustavo Petro de devolver dos aviones con deportados colombianos a suelo estadounidense.
Un procedimiento de rutina que no debía entrañar ninguna novedad se convirtió de repente en una crisis diplomática sin precedentes.
Crisis en la madrugada
Pasadas las tres de la madrugada del domingo 26 de enero, el presidente emitió un mensaje en X desautorizando el ingreso de dichos aviones. En él advertía a Washington de la necesidad de establecer “un protocolo de tratamiento digno a los migrantes antes que los recibamos nosotros”.
En retaliación ante la decisión del presidente colombiano, su homólogo estadounidense, Donald Trump, que lleva siete días en su cargo, tomó cartas en el asunto. Las medidas de represalia incluían el cierre de la oficina de emisión de visas para colombianos y la retirada de la visa al presidente Petro y a su grupo familiar, así como a funcionarios cercanos. Además, anunciaba un incremento de 25 % de los aranceles a los productos colombianos que se comercializan en el mercado estadounidense.
Tras el impasse, se convocó a una reunión urgente con el canciller saliente, Luis Gilberto Murillo. Le acompañaron otros miembros del Gobierno, como el ministro de Comercio, Luis Carlos Reyes, la recién designada canciller, Laura Sarabia, y el embajador en Washington, Daniel García-Peña. Entre todos lograron superar la crisis y llegar a una serie de acuerdos con el Gobierno estadounidense para mirar hacia adelante sin perjudicar a los dos pueblos.
Pero los hechos, que han suscitado todo tipo de críticas al interior de Colombia, dejan un mensaje que va un poco más allá del tema de los inmigrantes indocumentados.
Golpe de autoridad de Trump
Petro le dio la oportunidad a Donald Trump, en sus primeros días como presidente, de demostrar, con un golpe de autoridad, su poder frente a otros países que estén pensando en alzarse. Es el caso de México o Brasil, ya que estos gobiernos, de una manera más diplomática, ya habían manifestado su inconformidad con el tratamiento de los migrantes.
Aunque ideológicamente están en las antípodas, Petro y Trump tienen rasgos de carácter en común: son impulsivos y se sienten dueños de la verdad absoluta, lo que se ha traducido en este encontronazo. Y de ese round, el que salió perdiendo fue Colombia.
Mejor la diplomacia
Muchos presidentes de izquierda se la van a pensar antes de irse, lanza en ristre, contra Donald Trump, quien tampoco ha actuado correctamente. Los mensajes por la red social X no son la manera de llevar las relaciones internacionales. Para eso existe la diplomacia.
Hay otro factor clave en todo esto: el rol del secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio. De origen cubano y casado con una mujer colombiana, a diferencia de otros funcionarios que han estado frente al cargo, sabe lo que es Latinoamérica y no ha cambiado su posición crítica con respecto al liderazgo de Gustavo Petro. Por todo ello, el mandatario colombiano tendrá que adaptarse a quién maneja la política exterior estadounidense.
Dependencia comercial con Estados Unidos
Sin embargo, hay otros países que la pueden sacar más barata. Por ejemplo, Brasil, Chile, Perú y Panamá, que tienen relaciones económicas considerables con China y que cuentan con más oxígeno que Colombia.
Cabe sospechar que el acto de arrepentimiento del mandatario colombiano al final de la jornada del mismo domingo fue impulsado por sus asesores, ya que exponía al país a secuelas sin precedentes. Los aranceles de hasta el 50 % y la subida del dólar podían haber desatado consecuencias devastadoras, considerando que Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia y el mayor inversionista extranjero.
Solo entre enero y noviembre de 2024 las exportaciones colombianas a Estados Unidos sumaron 13 106 millones de dólares, con un aumento de 7,6 % frente al mismo periodo de 2023, según datos de la Direción de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia (DIAN).
Café y flores
Al final de cuentas, las consecuencias económicas que puede tener una decisión impulsiva afectan a todos los colombianos sin importar el partido. Los exportadores de café y de flores iban a verse muy afectados. En especial los floricultores, que el 14 de febrero se preparan para una de las ventas más importantes del año.
Esto deja como enseñanza que, en el orden de prelación, para Colombia –e incluso para otros países latinos– Estados Unidos está primero. Mientras que para los estadounidenses, Colombia no tiene esa prioridad.
En ese sentido y sin importar las emociones que esto suscite, lo que hay que entender es que indudablemente este año y medio que le queda al actual Gobierno colombiano va a ser muy difícil. Tendrá que manejarse de manera muy prudente porque el papel de Estados Unidos en Latinoamérica es muy fuerte y es el que pone la música en esta fiesta. Si no queremos bailar, las consecuencias pueden ser negativas a menos que tengamos otro amigo tan poderoso.
Fernando Cvitanic, Docente de Relaciones Internacionales, Universidad de La Sabana
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.