Estando de visita en casa de su tío el Profesor don Miguel Obregón, quien tiene un hijo que lleva su mismo nombre, hicieron una llamada telefónica que fue atendida personalmente por el Cholo, entablándose el siguiente diálogo:
—»¿Quien habla?”.
—“¡Miguel!”.
—“¿El padre o el hijo?”.
Y “El Cholo”’, que para dar respuestas era un verdadero maestro, contestó:
—“¡El Espíritu Santo, desgraciado!”.
Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujos de Noé Solano. Usado con autorización.
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