El Partido Liberación Nacional de cara al futuro

Setenta y tres años después

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El país que asumió Liberación Nacional después de la victoria del Movimiento de Liberación Nacional en 1948, hace setenta y tres años, tenía ya las sólidas virtudes que moldearon la nacionalidad costarricense. Pero era un país mucho más pequeño, su población era apenas de 850.000 habitantes, en una gran mayoría dedicados a la producción agrícola; la expectativa de vida al nacer no excedía los 50 años; las mujeres no disfrutaban aún de sus derechos ciudadanos; se contaba con poca educación, atención médica muy limitada y restringido acceso a unos pocos servicios básicos de baja calidad. Entonces, el desarrollo de Costa Rica era muy parecido al de los otros países centroamericanos.

La Junta Fundadora de la Segunda República, presidida por José Figueres Ferrer adoptó medidas que marcaron un nuevo rumbo. El país necesitaba replantear prioridades, mejorar sus instituciones, recuperar la ética pérdida, fortalecer el estado de derecho y alcanzar una democracia más dinámica en lo político y en lo social. Para materializar ese ambicioso proyecto renovador, el 12 de Octubre de 1951, en La Paz de San Ramón, nació el Partido Liberación Nacional.

Setenta y tres años después, Costa Rica ha vivido en paz. Su ingreso por habitante duplica el de cualquier país centroamericano, incluso a pesar de los últimos gobiernos fiscalistas, que han mermado el gasto social. Ha realizado esfuerzos notables – en los que destaca la labor pionera de don Daniel Oduber – por rescatar, preservar y utilizar en forma sostenible sus recursos naturales. No gasta en el mantenimiento de un ejército, ni en la adquisición de material militar y su inversión social por persona es, de lejos, la más alta de la región. Nuestro país es uno de los mayores exportadores per cápita de América Latina. Los costarricenses gozamos de muchas más oportunidades de educación y todos tenemos derecho a la atención médica de la seguridad social. Costa Rica es el único país de Centroamérica con industrias de alta tecnología y realiza tres cuartas partes de toda la investigación que se hace en la región.

Liberación Nacional es, en gran medida, el partido responsable de la Costa Rica de hoy: un partido que supo interpretar y hacer suyo el sentir histórico y la idiosincrasia de la sociedad costarricense; lo anterior aunque lleva diez años sin ejercer gobierno. El valioso legado que recibió de las generaciones precedentes fue preservado y enriquecido gracias a la visión y al trabajo de las mujeres y los hombres de Liberación Nacional y a su compromiso con la ética en la vida política. El aporte que Liberación Nacional ha hecho al desarrollo del país, ha guardado un rumbo ideológico centrado en la búsqueda del desarrollo económico, en la ampliación de las oportunidades, la lucha contra la pobreza, la promoción del desarrollo y la movilidad sociales y la lucha por lograr un desarrollo sostenible y armonioso con la naturaleza. Liberación ha desarrollado también el más avanzado modelo de organización política en Costa Rica. Nació como institución permanente, alejada de una visión meramente electoral de la política, conquistó el poder en nueve de los dieciocho procesos electorales en que ha participado, fue pionero en las tareas de formación política y ha mantenido una alta capacidad para proponer soluciones viables a los problemas del país.

La evolución de Liberación Nacional a lo largo de estos setenta y tres años se materializó en una organización que se ha transformado permanentemente y que ha ampliado sistemáticamente la participación en los procesos de toma de decisiones internas. Liberación Nacional fue el primer partido en reconocer a las mujeres y la paridad, a los jóvenes, a los cooperativistas y a los trabajadores como movimientos organizados dentro de su estructura. También fue el primero en incorporar en sus estructuras una organización sectorial que representa a las organizaciones de educadores, de empresarios y de profesionales, y ahora incorpora los sectores de deporte, cultura, solidarismo, comunalismo, personas con discapacidad y agroalimentario. Liberación Nacional fue el primero en organizar convenciones abiertas a todos sus adherentes para designar el candidato a la Presidencia de la República, y también realizó una consulta popular en todo el territorio para la elección de candidatos a diputados a la Asamblea Legislativa.

Crisis en el sistema político costarricense

Sin embargo, en los últimos años, Costa Rica ha sido gobernada por la derecha tradicional y la extrema derecha, orientada por ideas ortodoxas y neoliberales, adobadas por un enfoque populista y clientelar. Sus gobiernos de los últimos ocho años han conducido al país a una de las crisis políticas más serias de su historia. El primero de esos gobiernos fue víctima del fermento de la codicia mezclada en su manejo neoliberal de la economía. El segundo, el actual, carente de planes o programas de desarrollo político, económico y social, se ha limitado a administrar el deterioro nacional con evidente tinte populista.

A la pobre conducción del país que han hecho los neoliberales, se une la progresiva insatisfacción con el sistema político. Demandas crecientes e insatisfechas, torcidos mecanismos de representación, falta de transparencia, insuficiente rendición de cuentas, bloqueo de los mecanismos de toma de decisión, y ausencia de políticas públicas coherentes y articuladas, y carencia de visión de largo plazo, afectan el apoyo al sistema político como un todo. Paralelamente, la intermediación ha dejado de ser patrimonio exclusivo de los partidos y hoy compiten con ellos, en los procesos de agregación e integración de intereses, una gran cantidad de organizaciones sociales cuya existencia e importancia debe reconocerse. Negarlo conduce a la confrontación innecesaria y al fortalecimiento de la fragmentación de intereses sectoriales.

En ese contexto, la corrupción ha sido solo el precipitante de una honda crisis de legitimidad del sistema político en general, y de la credibilidad de los políticos y de los partidos políticos, sobre todo entre los más jóvenes. A pesar de eso, los liberacionistas estamos completamente convencidos de que los partidos políticos siguen siendo organizaciones indispensables para el adecuado funcionamiento de la democracia, y su crisis actual no hace más que acentuar la urgencia de su renovación.

Crisis y renovación del Partido Liberación Nacional

El trance que atraviesa el sistema político hunde en dificultades crecientes a los partidos políticos, y el PLN no es la excepción. En la década de los ochenta, Liberación Nacional se había visto obligado a conciliar sus propósitos desarrollistas con el enfrentamiento de una de las más graves crisis económicas de nuestra historia reciente, y la creciente presión de los organismos financieros internacionales. Ahí arrancó un proceso de paulatino alejamiento, y hasta de rompimiento en algunos casos, de los vínculos privilegiados que unieron al Partido con la clase media y con algunos sectores como el magisterio o los agricultores. La ruptura de estos lazos significó el debilitamiento de las alianzas que habían nutrido al Partido por más de tres décadas.

La naturaleza cambiante de los procesos globales y los cambios nacidos en el escenario nacional propiciaron la crisis de Liberación Nacional. Aunque el Partido fue capaz de generar propuestas para enfrentar la crisis, sobre todo mediante sus programas de gobierno, lo cierto es que esas proposiciones no fueron interiorizadas por Liberación Nacional como partido, y vivieron solo como patrimonio de pequeños grupos de pensamiento, con poca incidencia e impacto en la vida interna del Partido, en los programas de capacitación y en los esfuerzos de información masiva.

Igual sucedió con los cambios en el entorno político nacional, que si bien fueron detectados por el liderazgo y los cuadros superiores del Partido, fueron objeto de una lectura equivocada que confió el futuro de Liberación Nacional a la inercia social. El brusco despertar provino de la escisión que condujo a la derrota electoral. La vida interna de Liberación Nacional perdió brío. Las tareas de reclutamiento y formación estaban relegadas. La práctica política se había apartado muchas veces de los lineamientos éticos que exigía la base liberacionista. Solo persiste una envejecida maquinaria electoral, cada día menos importante, y un liderazgo apartado de la vida del Partido o totalmente concentrado en los conflictos internos y en los procesos electorales.

Para agravar el cuadro, de por sí desolador, los procesos de apertura del Partido, como el de elección pública de sus candidatos a diputados, se dieron en el marco de una regulación insuficiente y controles casi inexistentes, y tuvieron que ser abortados. Creció el poder del dinero y con ello la posibilidad de corrupción de todo tipo. El resultado fue que el esperado estrechamiento del vínculo entre las bases partidistas y el aparato, no se dio. En su lugar, surgieron conflictos y fracturas territoriales que propiciaron prácticas totalmente reñidas con la cultura política del electorado. Se deterioró la disciplina de los electos, se bloquearon las vías a la renovación de cuadros y con ello se perdió el respaldo electoral, especialmente de los más jóvenes.

Hoy, Liberación Nacional debe tomar conciencia de los errores cometidos, sombras en una trayectoria luminosa, y se debe emprender un nuevo camino de rectificaciones.

La superación de la crisis en que está sumido el Partido Liberación no será fácil ni se logrará en un periodo corto de tiempo, aunque los recientes cambios, parecen ser el inicio hacia la superación de esa crisis, que sigue siendo profunda. Exigirá mucho trabajo, fidelidad a las orientaciones de la social democracia costarricense, recuperar la capacidad de interpretar los signos de los tiempos y el sentir de la sociedad costarricense, El reto es muy grande, pero se asume con la clara conciencia de que Liberación Nacional es un instrumento que se ha dado el pueblo costarricense, cuya razón de ser es la búsqueda permanente del bienestar para el mayor número.

Para ser consecuente con su razón de ser, Liberación Nacional debe aspirar al ejercicio del poder. Un partido político responsable no es el que ofrece a su pueblo quimeras irrealizables, sino el que construye y hace efectivos esos sueños. Hoy, como ayer, es desde el gobierno que Liberación Nacional podrá poner en práctica sus orientaciones fundamentales y diseñar e implementar sus estrategias y políticas con el fin de elevar el desarrollo humano de las mujeres y de los hombres de Costa Rica y de abrir las oportunidades a todos sus jóvenes.

Simultáneamente, es necesario seguir acometiendo una serie de acciones y reformas, e implementar una estrategia para su renovación como movimiento y como partido político. Esta regeneración comprende una reforma de la organización, un esfuerzo dinámico y sostenido de reclutamiento y formación políticas, la apertura a una mayor participación, la restauración del papel central de la ética en la vida del Partido, el fortalecimiento de la cohesión de las distintas expresiones del Partido, la implementación de nuevas relaciones con otras organizaciones políticas y sociales, y el diseño y puesta en marcha de un mecanismo que asegure el financiamiento democrático y transparente de nuestras actividades.

Basado en la introducción al documento final del V Congreso Nacional Daniel Oduber Quirós.

Revisado y actualizado por Carlos Revilla Maroto

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