Del futuro de la política y del PLN

Guido Mora

Guido Mora

Algunos militantes del Partido Liberación Nacional parten de una premisa falsa. Les he escuchado decir que la eventual caída de popularidad de Chaves y el fracaso de su administración, repercutirá positivamente en la imagen y será una de las razones que llevará al partido a triunfar en las elecciones del 2026.

No logran comprender que son dos temas diferentes en su procedencia, sus soluciones y repercusiones. Si a este o cualquiera otro gobierno le va mal, a todos nos va mal. Pero, además, si la gestión del gobierno es mala, el deterioro de las condiciones sociales incrementará el descontento. Los sectores afectados “seguirán culpando al PLN y a la casta política tradicional” de ese deterioro.

El resultado final será el fortalecimiento del pensamiento populista en el país.

La posibilidad del triunfo del PLN depende solo del mismo partido y su dirigencia. Pasa además por reconocer que como partido han sido corresponsables del deterioro de las condiciones económicas de amplios sectores sociales. Reconocer que se han abandonado los ideales y la bandera de la promesa democrática, y que muchas de las acciones políticas de los últimos lustros han apostado por proteger el statu quo de las élites económicas y políticas, dejando de lado la agenda social. Esta posición ha coadyuvado a condenar a la pobreza y al desencanto democrático a miles de costarricenses.

Pero también, y con el propósito de recuperar credibilidad y legitimidad frente a la población, es imprescindible que, al igual que han hecho otras agrupaciones políticas en otras partes del mundo, se excluya y limite la influencia de personalidades que jugaron un papel importante años atrás, pero que hoy solo son representantes de la política y los errores del pasado.

José María Figueres, Johnny Araya, Antonio Álvarez y otros operadores políticos que manejan la Asamblea Nacional del PLN deben de entender que su permanencia en las estructuras partidarias y el deseo de impulsar e imponer candidatos y candidaturas, solo mantiene, profundiza y perpetua la imagen negativa que del partido tienen en su cabeza miles de costarricenses. Los mismos que alguna vez vieron en Liberación Nacional al partido que representaba sus anhelos, sus esperanzas y expectativas.

Es imprescindible para el país que el PLN recobre la cordura. Que sus dirigentes dimensionen la responsabilidad histórica y política que tienen frente a los costarricenses. Que comprendan que este objetivo sólo se alcanza mediante la renovación de la dirigencia política y la construcción de propuestas serias y creíbles, acuerpadas por candidatos confiables, que renueven la ilusión y la esperanza de los costarricenses en general, pero ante todo la de los grupos sociales más vulnerables.

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