Anecdotario costarricense

Anecdotario

EL DOCTOR y General don Juan María Segreda era una de las personas que entretenían en todas las tertulias. Su fuerte era contar chistes de don Ricardo y de don Cleto, comentar los acontecimientos políticos de su época. Se le veía en todos los clubes de la capital y de provincias. Le encantaba el juego de cartas.

Había montado en San José un lujoso gabinete óptico, el mejor de aquella época, y su clientela era numerosa y selecta.

En cierta oportunidad, un vecino de un pueblo apartado de la capital llegó a consultarlo.

Al preguntarle el médico por su mal, el campesino le dijo:

—»Sufro de mis ojos. Veo constantemente unas manchas».

Don Juan María, después de observar el caso de su paciente durante un largo rato, le coloca unos espejuelos y le pregunta:

—»¿Ve usted ahora mejor, mi amigo?»

Y el campesino, aquella alma blanca y sufrida, le responde:

—»Sí doctor. Ahora veo mejor, pero mucho mejor ¡las manchas!» …

Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Usado con autorización.

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