¿Qué es exactamente «tiempo inmemorial»?

Ricardo I

Es probable que alguna vez haya oído decir que algo ocurre «desde tiempos inmemoriales». Es una frase tan familiar que casi se ha convertido en un tópico: se utiliza para describir cualquier cosa particularmente antigua, bien establecida, envejecida o de larga data.

La propia palabra inmemorial significa esencialmente «imposible de recordar» o, literalmente, «más allá de toda memoria». El término tiempo inmemorial, en definitiva, describe cualquier periodo más allá del que puede ser recordado con facilidad o precisión por las personas vivas en la actualidad. Pero esa definición bastante imprecisa no es la única de esta curiosa frase que recoge el diccionario. De hecho, en contextos jurídicos en particular, la expresión tiempo inmemorial se refiere literalmente, y de forma muy específica, a cualquier momento anterior al 6 de julio de 1189.

Entonces, ¿por qué existe un significado tan específico? ¿Y de dónde viene?

En el ámbito jurídico, el concepto de tiempo inmemorial se introdujo originalmente en la legislación británica durante el reinado de Eduardo I, a finales del siglo XIII. El rey Eduardo supervisó la introducción de tres influyentes directivas conocidas colectivamente como los Estatutos de Westminster. Se trataba de un trío de documentos jurídicos formales que intentaban codificar todas las leyes de Inglaterra y, de este modo, establecer por escrito, por primera vez, un sistema jurídico inglés nuevo y completo. (Irónicamente, a pesar de establecer los fundamentos de gran parte del sistema jurídico que aún pervive en Inglaterra hoy en día, ¡estos tres documentos fueron redactados originalmente en francés!)

El primero de estos Estatutos se compiló en 1275 y definía todo tipo de conceptos jurídicos importantes, como la calumnia, la libertad electoral y los «actos de Dios». Y la cláusula 39 de este primer estatuto, -oficialmente titulada «The Limitation of Prescription Act»; pretendía definir un punto de corte estandarizado para las valoraciones de la propiedad legal.

«No se dará audiencia a nadie para reclamar la incautación (seisin)», decía el documento, «por ningún antepasado suyo más antiguo que la época del rey Ricardo, tío del rey Enrique, padre del actual rey». (Seisin es un nombre antiguo para la propiedad feudal de la tierra).

En otras palabras, la cláusula 39 del Primer Estatuto de Westminster implicaba que si alguna vez se impugnaba legalmente la propiedad de una determinada propiedad o parcela de tierra, todo lo que había que hacer para anular la impugnación era demostrar que uno mismo y sus antepasados habían mantenido la propiedad de esa propiedad desde antes de que el rey Ricardo I (tío abuelo de Eduardo I) hubiera ascendido al trono. La ascensión del rey Ricardo tuvo lugar el 6 de julio de 1189 y, en última instancia, fue esta fecha la que se estableció como punto de corte legal para la memoria viva. Todo lo que ocurriera antes de esa fecha se consideraba, por tanto, fuera de la memoria viva o, al menos en el lenguaje jurídico, «tiempo inmemorial».

Por increíble que parezca, esta definición se mantuvo en vigor en Inglaterra hasta 1832, cuando finalmente se decidió que ser obligado legalmente a demostrar la propiedad personal de algo durante 643 años ¡podría resultar algo difícil! En consecuencia, en 1832 el rey de Inglaterra, Guillermo IV (tío de la reina Victoria, que le sucedió cinco años más tarde), promulgó la llamada Ley de Prescripción (Prescription Act), que acortaba el periodo de propiedad legalmente exigido para el uso de una propiedad en litigio a entre 20 y 60 años, dependiendo del tipo de propiedad en cuestión.

En cuanto a la expresión «tiempo inmemorial», con el paso del tiempo se utilizó de forma más laxa, convirtiéndose en una palabra más para designar una duración inexpresablemente larga. Pero su significado original -gracias a una oscura jerga jurídica y un poco de ayuda del rey Ricardo I- era mucho más específico.

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Traducción: CRM+DeepL

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