Abril 1, 2024
Por Corresponsal de IPS
GINEBRA – Nuevos medicamentos contra la diabetes, así como los dispositivos de insulina, mantienen precios elevados que proporcionan ganancias exorbitantes a las compañías farmacéuticas, advirtió un nuevo estudio de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF).
El estudio se refiere en primer lugar a una nueva clase de fármacos, los GLP-1, incluidos los comercializados como Ozempic y Trulicity por las empresas farmacéuticas Novo Nordisk (Dinamarca) y Eli Lilly (Estados Unidos).
Esos medicamentos se utilizan para tratar a las personas con diabetes, porque aumentan la secreción de insulina e inhiben la liberación de glucagón de forma dependiente de la glucosa, y ahora se recomiendan e incluyen de forma rutinaria en las directrices de tratamiento en los países de ingresos altos.
Esa clase de fármacos no figura en las recomendaciones de tratamiento de la diabetes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni en su lista de medicamentos esenciales, ni tampoco en las directrices nacionales de tratamiento de los países de ingresos bajos y medios, donde prácticamente no están disponibles
El estudio de MSF estima que los GLP-1 para la diabetes podrían venderse con beneficios por solo 0,89 dólares al mes, frente al precio de 95 dólares al mes que se cobra en Brasil, 115 en Sudáfrica, 230 en Letonia y 353 dólares en Estados Unidos, donde su valor es de casi 400 veces el precio genérico estimado.
Pero Novo Nordisk y Eli Lilly, únicos productores actuales de estos GLP-1, con sus barreras de propiedad intelectual sobre los fármacos y los dispositivos de inyección bloquean cualquier fabricación genérica que pudiera ayudar a bajar los precios.
Novo Nordisk y Eli Lilly ni siquiera han anunciado un precio para los países de ingresos bajos y medios, ni han concedido licencias para que los fabricantes de genéricos puedan producirlos, lo que ayudaría a satisfacer la demanda mundial y a bajar los precios, señala MSF.
Incluso en los países de renta alta, las empresas no tienen capacidad para satisfacer la enorme demanda de estos medicamentos -que además se utilizan para perder peso-, lo que se traduce en que muchas personas diabéticas no pueden acceder a ellos.
Christa Cepuch, coordinadora farmacéutica de la Campaña de Acceso de MSF, destacó que “estos nuevos medicamentos son absolutamente revolucionarios para quienes viven con diabetes, pero no llegan a cientos de millones de personas de países de renta baja y media que los necesitan”.
“Eli Lilly y Novo Nordisk no pueden, de ninguna manera, suministrar al mundo la cantidad de estos medicamentos necesaria para satisfacer la demanda global, por lo que deben renunciar inmediatamente a su dominio y permitir que sean producidos por más fabricantes en todo el mundo”, agregó Cepuch.
El estudio también analizó los dispositivos de inyección de insulina mediante plumas, también conocidas por el vocablo inglés pen.
Esas plumas de insulina, preferidas por las personas diabéticas al uso diario de múltiples jeringuillas para inyectarse insulina de viales, son también más seguras y ofrecen una mayor precisión en la dosificación.
Resultan importantes para quienes viven en contextos inestables o de crisis, donde el acceso a la medición de la glucosa está menos garantizado y las opciones de atención sanitaria son limitadas para las personas que desarrollan complicaciones diabéticas.
Sin embargo, debido a los elevados precios que las empresas cobran por las plumas de insulina, casi nunca están al alcance de la población de los países de renta baja y media, y las agencias humanitarias no suelen utilizarlos.
Una pluma precargada de insulina humana 1 podría venderse con beneficio a un precio genérico estimado de 0,94 dólares, frente al de 1,99 dólares que se carga en Sudáfrica, 5,77 en India, 14 en Filipinas, 30 dólares en Venezuela y 90,69 dólares en Estados Unidos.
Y un pluma precargada de insulina análoga de acción prolongada podría valer 1,30 dólares, frente al precio de tres dólares que se cobra en Sudáfrica, 7,90 en India, 25,20 en Filipinas, 22 dólares en Venezuela y 28,40 dólares en Estados Unidos, 21 veces más caro.
Eso significa que, incluyendo el costo de la insulina y de los dispositivos necesarios para inyectarla, las plumas de insulina podrían ser la opción más asequible frente a los viales más antiguos y complicados de usar, si las empresas que los fabrican redujeran sus precios.
En los países de renta alta, el tratamiento estándar, que consiste en administrar insulina análoga en una pluma, podría costar 111 dólares al año por paciente, 30 % menos que la insulina humana en vial. Seguir administrando este doble estándar de tratamiento es inaceptable y, según el estudio de costos, innecesario.
Una encuesta realizada por MSF en colaboración con la oenegé T1 Internacional, basada en Londres, entre más de 400 personas que se inyectaban insulina en 38 países reveló que 82 % prefería utilizar bolígrafos porque era más fácil administrar la dosis correcta, menos doloroso, y menos estigmatizante utilizarlo en público.
Las plumas de insulina y los análogos de insulinas de acción prolongada fueron incluidos en la Lista de Medicamentos Esenciales de la OMS, que utilizan los países para priorizar sus listas de medicamentos esenciales y sus planes de compras.
La diabetes afecta a 537 millones de personas en todo el mundo. No es exclusiva de los países de renta alta: los casos aumentan en los países de renta baja y media, con un incremento previsto de 134 % en África de aquí a 2045.
Solo la mitad de las personas que necesitan insulina en el mundo tienen acceso a ella.
A-E/HM