Luis Paulino Vargas Solís
Hasta hace algunos años, o, para ser más preciso, hasta el momento cuando Randall Rivera asumió su dirección, yo era del parecer que Noticias Repretel era un noticiero ligeramente preferible a Telenoticias. En particular, y tratándose de las ediciones del mediodía, había un elemento que me hacía inclinarme por Repretel: las entrevistas que realizaba Djenane Villanueva. Valiosas en sí mismas, por su profesionalismo y seriedad, y más valiosas aún, en un contexto donde ese tipo de valores cayeron en desgracia.Con la llegada de Rivera, todo eso despareció.
Hoy en Telenoticias es posible encontrar ocasionales oasis de buen periodismo, en un desierto de amarillismo y frivolidad. En Repretel todo es desierto, sin un solo oasis.
El otro día, por ejemplo, la presentadora anunciaba: “vamos a las noticias internacionales”. Y las noticias internacionales reproducían una nota de un noticiero hispano en Estados Unidos, en la cual se informaba, con abundancia de detalles redundantes, acerca de una tormenta de nieve en California ¿Qué le hará creer a Randall Rivera que eso es de especial interés para la audiencia costarricense?
Y las “entrevistas” sobre el viento, el calor o los atascos de tránsito (en este particular, Telenoticias y Repretel compiten a ver cuál alcanza las más excelsas cimas en el ranking de la estupidez). Y, así, pongamos por caso, agarran en media calle a una desprevenida señora y le disparan a bocajarro: “¿verdad que hace un viento terrible?”. Y la pobre víctima, que no sabe pa’donde agarrar: “ay, sí, ¡qué ventolero! Ando toda despeinada de tanto viento”.
En estos días se dio a conocer la lacrimógena telenovela de la diputada del PUSC, doña Vanessa Castro.
Que Pie Grande Chaves andaba serruchándole el piso con cierta importante empresa a la cual ella prestaba sus distinguidos servicios como abogada; que el embajador de Pie Grande en México -empresario ganadero él, además de compinche de partido de la señora Vanessa- sirvió de intermediario, para que Pie Grande pudiese conversar con el dueño de la empresa, a fin de llevar a buen puerto sus gestiones serrucha-pisos. Que, al cabo, la serruchada cumplió su cometido, y la señora Vanessa fue despojada de los ligámenes profesionales que la unían a tan ilustre empresa.
Por alguna misteriosa razón -los lenguaraces dicen que esa razón se llama “presidencia legislativa”- doña Vanessa mantuvo el chisme guardado por muchos meses. Pero recientemente lo soltó, aunque, a decir verdad, su historia simplemente confirma lo que ya sabíamos: que Pie Grande Chaves es un intrigoso y un “corre-ve-y-dile”, siempre dispuesto a sacarse el clavo con cualquiera que, por la razón que sea, le cae mal.
Eso sí, doña Vanessa -tan profesional y tan comedida ella- se abstuvo de mencionar el nombre de la empresa involucrada en este oscuro affaire de intrigas y murmuraciones.
Pero entre cielo y tierra no hay nada oculto, y mucho menos en esta aldea llamada Costa Rica. Al parecer, y según ha circulado profusamente, la empresa de marras es Repretel, cuyo dueño, como bien lo sabemos, es un señor mexicano de muy escasos recursos, cuya manutención diaria depende de lo que logra recolectar haciendo malabares en los semáforos del DF (una práctica artística que, según dicen, aprendió en Costa Rica).
En fin, que Repretel es de lo más complaciente con Pie Grande. Que, por cierto, ya se le notaba a leguas: bajo la conducción de Randall Rivera, su línea editorial -si es que merece tal nombre- es demostradamente amable y condescendiente con el gobierno de Pie Grande.