Amor, civismo y Patria

Eduardo Robert Ureña

Bandera Costa Rica

La defiendo la quiero y la adoro y por ella mi vida daría, siempre libre ostentando alegría, de sus hijos será la ilusión.

Esta estrofa de la Patriótica, enmarca en pocas palabras un sentimiento que desborda el corazón, un amor por el pedacito de cielo en que Dios nos dio la Gracia de vivir, acompañados de nuestra Negrita que nos protege.

Justamente en el mes del amor y la amistad, recordamos que un signo inequívoco del amor es el cuidado y que cuanto más se cuida algo es precisamente porque más se ama.

Faltar al deber de cuidado es incluso considerado delito cuando se realiza en perjuicio de infantes o adultos mayores; no obstante, parece pasar desapercibido cuando esta falta de cuido se da en contra de nuestra Patria.

Esa joven Patria que en sus recientes 200 primaveras tiene mucho que mejorar, la misma que intentaron invadir filibusteros foráneos en el pasado y que hoy se ha visto abrumada por neofilibusteros que enarbolan la bandera de la corrupción.

No debemos generalizar, pero más aún, no debemos castigar a nuestra Madre Patria por las faltas de algunos, quiero pensar que son los menos, de sus hijos.

El pueblo ha asumido como los culpables de la corrupción a los políticos; hasta tal grado, que servir a la Patria, dejó de ser un acto de civismo comunal, para convertirse en una deshonra, al considerarse por el colectivo popular que esto es ser parte de una bárbara horda de ladrones.

Sin embargo, generalizar nunca es bueno y así como dentro de quienes han ejercido o ejercen la función pública existen seres humanos intachables, también los hay de probo cuestionamiento.

Permitir que el neopachuco campeé en nuestro terruño no es de recibo y siendo que el pensar en el prójimo y el resaltar los valores cívicos de la idiosincrasia costarricense son la forma de erradicarlo, debemos profundizarlos.

Las recientes elecciones municipales nos dejan claro que el pueblo rechaza la clase política, rechazo que se pretende demostrar por medio del abstencionismo. Fenómeno que alcanzó 70% en 16 cantones (13 de los cuales están en la Gran área metropolitana).

Quienes no fueron a votar (78,56% de los electores en Desamparados, 77,62% en Alajuelita y 76,97% en San José) por densidad poblacional representan una mayoría de los votantes a nivel nacional. Ellos no castigaron a la clase política o a los corruptos, pues como lo señale anteriormente generalizar es un ingrato ejercicio que desconoce la destacada honradez de muchos; los no votantes le dieron la espalda a la democracia y por la tanto a la Patria, igualándose a los neofilibusteros que pretendían castigar al abstenerse de acudir a la urna y ejercer su sagrado derecho de votar.

El voto protesta es una trampa pues solo ayuda a ganar a aquel contra el cual usted pretende protestar; socavando los cimientos de nuestra democracia y con esto poniendo en franco riesgo a nuestra Patria. La democracia sufrió en las elecciones municipales una profunda herida.

Confiemos en Dios que el amor y el civismo priven en las próximas elecciones Presidenciales del 2026 y que el haber llegado tan cerca del barranco en estas elecciones municipales, nos permita reflexionar y resguardar el tesoro más grande de Costa Rica, su democracia.

¡Actúa! No hacer nada, es hacer algo, rescatemos nuestra Patria, amándola, cuidándola y dando lo mejor por nuestro prójimo como nos enseñaron nuestros abuelitos. Vivan siempre el trabajo y la paz.

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