Homenaje a Salvador Allende

Johnny Araya Monge

Allende

Palabras del señor Alcalde de San José, ingeniero Johnny Araya Monge, pronunciadas con motivo de la colocación de una placa, en conmemoración a la figura del presidente chileno Salvador Allende, a 50 años del golpe de estado en ese país, acto celebrado el lunes 11 de septiembre de 2023, a partir de las 10:00am en el Jardín de Paz.

A 50 años del cruento golpe de Estado en la hermana República de Chile, que derrocó al presidente constitucional doctor Salvador Allende Gossens, la Municipalidad de San José, en su calidad de capital de Costa Rica, junto al exilio chileno, hemos determinado realizar un reconocimiento a la figura y el legado de uno de los políticos progresistas más icónicos del siglo XX en América Latina.

Desde mis años de estudiante, con profundas preocupaciones sociales, la figura del presidente Allende se convirtió en un referente muy importante, ya que su compromiso con la democracia, la justicia social, la equidad, la libertad y los derechos humanos dejó una huella indeleble en todos los que, de una forma u otra, entendemos a la política como el arte de promover mejores condiciones de vida para todas las personas.

La asonada militar del 11 de septiembre de 1973, inauguró una oscura época, no sólo para Chile, sino para el resto de naciones de América Latina, ya que, en el complejo contexto de la Guerra Fría, implicó una seguidilla de países que cayeron bajo el yugo implacable de ominosas dictaduras, que dejaron una profunda herida en las sociedades, deteriorando la convivencia democrática y los derechos humanos.

Más de tres mil detenidos asesinados y desaparecidos, miles de víctimas torturadas y encarceladas, así como una enorme cantidad de personas que tuvieron que tomar el difícil camino del exilio, fueron el producto de un golpe militar, encabezado por las fuerzas armadas de Chile, que nunca tuvo justificación y que fue una afrenta para todas las personas que creemos en las instituciones democráticas.

En aquellos años, de persecución e intolerancia, la visionaria idea de José Figueres Ferrer, de decretar la abolición del ejército en Costa Rica, le permitió a nuestro país convertirse en un faro de luz y de democracia, en medio de las penurias de nuestros hermanos latinoamericanos.

Asimismo, esa institucionalidad democrática y ese respeto por el imperio de la Ley, hizo que Costa Rica acogiese a cientos de exiliados chilenos, y de otros países latinoamericanos, que vinieron a Costa Rica para brindar un generoso aporte a nuestro desarrollo social, económico e intelectual.

A pesar del retorno de la democracia a la República de Chile, en 1990, muchas chilenas y chilenos convirtieron a Costa Rica en más que un refugio, ya que sienten a esta tierra como su segunda patria, algo que, en este homenaje al doctor Salvador Allende, queremos subrayar y agradecer.

Hoy que nuestros estados sociales y democráticos de derecho, una vez más están amenazados por el auge del populismo, la post verdad, las actitudes autoritarias y la polarización política, se hace indispensable que, con consciencia histórica y sin dogmatismos ideológicos, analicemos la triste experiencia de las dictaduras latinoamericanas, ya que si algo demostró el ascenso al poder de los mandos castrenses, es que los problemas de las naciones, nunca y bajo ninguna circunstancia, se pueden resolver a tiros y aplastando a quienes piensan diferente, ya que sólo en un marco de diálogo incluyente, tolerante y democrático, es posible alcanzar los consensos para dar soluciones sostenibles a las inquietudes, esperanzas y anhelos de la ciudadanía.

En los tres años que el doctor Allende gobernó Chile, siempre se rigió por las leyes y nunca vulneró el marco constitucional que regulaba la convivencia. Al margen de su proyecto político, social y económico, creo que el mayor legado que dejó este mártir de la democracia chilena, latinoamericana y mundial fue que, precisamente, siempre respetó el sistema liberal republicano que establece una serie de normas muy claras, que hacen posible la paz y la prosperidad de los pueblos.

Si bien es cierto, es necesario avanzar, para mirar hacia el futuro con esperanza, la realidad de la historia, con todas sus luces y sus sombras, debe ser interiorizada por las sociedades, para que nunca más se repitan los graves errores que, en su momento, condujeron a regímenes de facto que vulneraron los más elementales derechos humanos.

Quiero agradecer a la comunidad chilena y su valioso aporte a la realidad social de nuestro país y espero que este homenaje al doctor Salvador Allende sea un aliciente para estrechar los históricamente cercanos vínculos que han unido a los pueblos de Chile y Costa Rica.

Muchas gracias.

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