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El bombo legüero es un popular membranófono del folklore argentino originario de la provincia de Santiago del Estero. Debe su nombre a la característica que se le supone, esto es, la de poder ser oído incluso a una legua de distancia. El músico que se especializa en este instrumento es llamado bombisto.
El bombo pertenece a la familia de los membranófonos; consta de dos parches o membranas de cuero con pelo sujetas a una caja o cilindro de madera por tiras de madera. Se percuten tanto los aros como los parches con mazos forrados en cuero llamados palos o palillos.
Comúnmente se utiliza cuero curtido de oveja, de cabra o de chivo, y se ha visto en el Interior del país argentino algunos bombos armados con cuero de panza de burro, cuero de nonato (ternero aún no parido extraído de la panza de la vaca), corzuela (una especie de venado típico del campo argentino), y en algunos bombos chicos (es decir: no ya propiamente legüeros), cuero de gato montés y de serpiente. Por supuesto que en las ciudades se hace difícil conseguir cualquiera de estos parches exóticos así como lograr que se conserven en buen estado (por la humedad).
Es recomendable utilizar un parche de cabra y un parche de oveja en el mismo bombo para lograr que el instrumento obtenga dos sonidos distintos.
Los aros se construyen de maderas blandas como palo blanco y guatambú, lo cual permite un fácil dominio de la madera y una rápida construcción.
Para los tientos se utiliza el cuero crudo (color blanco), pero el más usado es el cuero de suela (color marrón). Antiguamente se usaba tientos trenzados de cuero crudo.
Las templaderas generalmente se confeccionan con pedazos de cuero de los parches o bien con retazos de tientos.
Los parches se mojan varias horas antes del armado. Cuando tienen la consistencia de un paño mojado, se los cose con una aguja grande e hilo grueso en un arillo de rama o alambre (siempre cuidando que el parche quede tenso).
Una vez cosido el parche, se corta con una tijera todo el cuero sobrante. Se coloca el parche sobre el tronco y se ajusta con uno de los aros; se da vuelta el bombo y se hace lo mismo del otro lado. Luego se ata el extremo del tiento en uno de los cueros sostenedores y se va enganchando en cada uno de los demás sostenedores y templaderas hasta completar la vuelta y llegar al extremo inicial. Si bien a esta altura de la tarea probablemente se hayan secado un poco los parches, esto servirá para que no queden tan estirados y pierdan así la posibilidad del ajuste y templado de los mismos.
Después del armado, seguramente habrá que hacer un nuevo ajuste y estiramiento de los tientos mientras estén húmedos y aun cuando estén secos.
Hay que tener en cuenta aspectos tales como que el aro tenga un calce justo y holgado para permitir un pequeño deslizamiento del parche en el extremo del tronco, pero que no sea demasiado ancho y se zafe del apoyo sobre el arillo del parche.
El bombo legüero ha tenido otros usos aparte del musical: para transmitir señales información e incluso como elemento de mensura, en efecto, tradicionalmente en el NOA y NEA (especialmente en la provincia de Santiago del Estero) se demarcaban los límites de los terrenos de los gauchos aparceros hasta donde se podía escuchar el sonido de este tipo de bombo batido muy fuertemente (esto es, en condiciones favorables, más de dos leguas)…
Para conocer más de este instrumento, aquí dejamos un interesante ejemplo de su sonoridad: