Agosto 13, 2023
Liz Castrellón
Camilo Álvarez
Tras 30 años en las filas de las FARC, José Hernando Mayorga, alias ‘Arley’, cambió su fusil por maquinas industriales para elaborar cerveza artesanal. Hace dos años le contaba a la Voz de América los obstáculos que enfrentaba, hoy su negocio prospera por toda Colombia
BOGOTÁ — Una casa antigua de la céntrica localidad de Chapinero, en la capital colombiana Bogotá, alberga las máquinas industriales y las estanterías repletas de cerveza artesanal de la empresa que impulsa un grupo de exguerrilleros de las antiguas FARC.
Hoy, siete años después de la firma del acuerdo de paz en 2016 entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), José Hernando Mayorga, se muestra satisfecho por haber logrado que su proyecto cervecero haya despegado y tenga reconocimiento.
“Un profesor de la Universidad Externado nos dijo que él sabía elaborar cerveza artesanal y que si queríamos nos enseñaba. Nos manifestó que esa era muy buena opción de negocio, y así empezamos con elementos artesanales, todo muy casero donde sacamos los primeros productos, las primeras cervezas que se vendieron en Bogotá sin etiqueta, porque no teníamos logo ni nada», dice a la Voz de América Mayorga, que en la guerrilla era conocido con el alias de «Arley».
Los obstáculos para poner en marcha este proyecto dificultaron el avance de la empresa. El registro sanitario para obtener los permisos de distribución no fue fácil de tramitar en un principio.
Sin embargo, hoy ya cuentan con la mayoría de licencias para todas las variedades de cerveza que producen, lo que les ha permitido consolidar el emprendimiento en todo el país, donde ya comercializan su marca en las principales capitales colombianas, y esperan en el corto plazo poder mudarse a su propio centro de operaciones.
“El principal anhelo que tenemos ahora es conseguir un local propio, en la actualidad pagamos arriendo en el lugar donde nos encontramos. Eso en primer lugar es nuestra próxima meta, además esperamos también conseguir el registro Invima (autoridad sanitaria que regula la calidad de los alimentos en el país) para dos cervezas que faltan, eso ya está muy adelantado y pronto tendremos el registro que es muy necesario”, dijo.
“Además, nos hemos centrado en otras cosas como el mercadeo, que también es fundamental para seguir catapultando este emprendimiento”, agregó.
De guerrillero a maestro cervecero
Desde que dejó las armas. Tanto él como sus compañeros recibieron la capacitación relativa al negocio de la producción y venta de cerveza. Mayorga se encarga de todo el proceso que requiere para que la cerveza que producen llegue con la mejor calidad a los bares donde es distribuida.
“Estuve en las FARC 31 años, cuando llegó la firma de paz, cada uno de nosotros trazamos nuestro objetivo y empezamos a trabajar el proyecto de la cervecería, formamos un grupo de más de 30 personas que querían aprender a producir cerveza artesanal”, recuerda.
La Roja, como han llamado a su marca en Colombia, produce cerveza tipo rubia, roja, negra y una malta sin alcohol, cuatro productos que dan muestra de su crecimiento. Por eso, insiste, ahora que empiezan a ver su proyecto consolidado, seguirán “apostándole” a su negocio y a la paz, pues creen y están seguros que es el “momento” para que Colombia “alcance” este propósito.
“Aprovechemos esta coyuntura que está dando el gobierno de hacer la paz”, remarca.
“Empezamos con un aporte mínimo para hacer 25 litros de cerveza, así empezamos. Tuvimos además la fortuna de que ese primer producto se vendió muy bien y fuimos aumentando la producción y la maquinaria que en principio eran ollas y canecas”, destaca Mayorga a la VOA.
“En la actualidad estamos en la capacidad de producir 5.000 litros, eso quiere decir que pasar de 25 litros a 5.000 es un avance muy grande. La idea es seguir creciendo más allá de los 5.000, seguir automatizando el sistema de producción con otras máquinas que nos hacen falta”, remarca.
De la paz a las amenazas de muerte y estigmatización
Desde la firma del acuerdo de paz hasta la fecha, 380 excombatientes han sido asesinados, 24 de ellos en 2023, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). Además, de acuerdo con el informe de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia, 129 firmantes de paz fueron víctimas de atentados (10 mujeres) y 32 casos de excombatientes desaparecidos (todos hombres).
Sobre esta situación, el gobierno colombiano anunció el mes pasado que “abordaron la situación de amenazas y asesinatos” contra los firmantes de paz por parte de grupos armados ilegales en el país. En ese sentido, el ejecutivo se comprometió a “garantizar la seguridad de los firmantes de paz”.
Por eso, Mayorga espera que las “etiquetas”, “estigmatizaciones” y “dificultades” por las que han pasado muchos de sus excompañeros mejore.
“Todavía existe ese temor de muchos excombatientes, de ser asesinados. Son casi 400 compañeros nuestros que han muerto después de la firma del acuerdo, entonces esperamos que esa situación cambie para que todos como sociedad podamos vivir en paz”, finaliza Mayorga, que ha vivido toda la transformación de dejar las armas para hacer cerveza.
Voz de América