El Sereno
Álvaro Campos Solís
campos.solis.alvaro@gmail.com
Una vez convertidas las drogas en dinero, lo que sigue es el chantaje y la extorsión. Gente que aparece con poder político y económico de la noche a la mañana.
Para nadie es un secreto el poder del narcotráfico internacional. Es un poder que se levanta sobre dos columnas. El dinero acumulado producto de una oferta tan diversa como la cocaína, marihuana, crack, anfetaminas, etc, para un mercado que crece con inusitado vigor en toda América y Europa.
El negocio es tan lucrativo que alcanza para crear imperios desde los cuales permite a los capos incursionar en las actividades económicas más diversas que a su vez favorecen la legitimación de grandes capitales manchados de sangre y pólvora.
El negocio prospera no solo por la venta de la droga, sino también por la extorsión de lideres políticos, así como a altos y modestos funcionarios del sector público.
En la mayoría de los países el tema es tabú. En primer lugar, por el peligro que entraña y en segundo lugar porque nadie se atreve a revelar, con nombres y apellidos, lo que ocurre en barrios y pueblos a lo largo y ancho de dos continentes.
Solo sabemos que es exponencial el aumento de los vendedores, consumidores y sicarios. Los sicarios son chiquillos que reciben órdenes para matar a seres humanos. Sin rencor…sin remordimiento.
El dinero es como un imán: ejerce un especial atractivo sobre la mayoría de toda persona con deseos de amasar una fortuna considerable que a su vez le permita alcanzar la mayor jerarquía posible dentro del tejido social y dentro del mismo estado. Son amos y señores desde la sombra.
Su largo brazo del poder alcanza prácticamente todos los estratos sociales. Entre las clases medias y bajas, supuestamente, los consumidores son atendidos por los proveedores y cobradores. En los altos mandos del poder político y económico se negocia, ya sea con una humeante taza de café o una buena copa de brandy.
La estructura es sencilla y especialmente violenta. Basta que los miembros de un clan expresen una intención para que las cosas se acomoden conforme a sus deseos.
A manera de ejemplo citare dos casos: ¿qué puede hacer un juez de la República cuando, previo a que dicte sentencia sobre un caso de narcotráfico, alguien le envía un “recado” que a cualquier persona honrada lo pondría a temblar: “tenga cuidado con la sentencia que va a emitir, sabemos dónde vive y a qué escuelas y colegios van sus hijos”, esa una versión mexicana. ¿Funciona aquí?
Esperemos que esa situación no llegue a esos límites en nuestro país. Seria catastrófico, pues son de sobra conocida las debilidades que aquejan a nuestro Poder Judicial. Es un poder que evidencia esclerosis múltiple, cuya obesidad le dificulta dar pasos en firme.
Ahora mismo los tres poderes del Estado intentan crear una estrategia conjunta para combatir esa lacra. Me temo que una vez que una determinada decisión llegue a los mandos medios, todo quedara en una simple anécdota.
Otros que están expuestos a esa terrible guillotina son los funcionarios de migración que laboran en aeropuertos y fronteras. Una persona con pinta de turista se aproxima a un funcionario, le ofrece un sobre con una cantidad significativa de dólares. Le pide que tome el sobre y en lo sucesivo deje pasar una o dos valijas con una señal o mueca que las hace inconfundibles. La letanía es la misma: sabemos dónde vive y qué hace su familia. ¿Lo toma o lo deja?.
En nuestro país se menciona, sin aportar pruebas, los supuestos estrechos vínculos entre el narco y determinados partidos políticos. Sin embargo, es público y notorio la cantidad de gente que vive del negocio. Pero nadie dice nada de los barones de la droga. Supuestamente, en términos informativos es más lo que se omite. Si el Estado y los medios informativos dan muestras de miedo, al diablo nuestra tranquilidad.
Llama la atención que un diputado de un país sur americano denunció en el plenario legislativo que el presidente de su país, mientras ejercía el cargo, indultó a un narcotraficante, condenado en instancia judicial.
Lo anterior sería una muestra del poder que ejerce el narco en los niveles más altos de la administración pública, en prácticamente todo el continente.
Seria del mayor interés que las autoridades competentes nos indiquen si esa situación tiene espacio en nuestro país a la hora de escoger candidatos a puestos de elección popular.
El fenómeno está presente en prácticamente todos los países latinoamericanos. El narcotráfico ser ha convertido en un cáncer que hace metástasis, el cual amenaza la carrera y hasta la vida de funcionarios públicos incluso la integridad de personas altamente vulnerables
El tema es de tal envergadura y peligroso que a las autoridades no les va quedar otra opción que revelar detalles de ese negocio para que el asunto se maneje con criterio nacional y no como si fuera secreto de estado. Cero impunidades.
– Periodista