DON PEPE Y LA HISTORIA
DURANTE varias décadas de intensa relación intelectual, Guillermo Villegas Hoffmeister le preparó a don Pepe no menos de diez cuestionarios sobre la guerra civil, con la esperanza de que Figueres iniciara la redacción de sus memorias sobre el 48.«No quería hacerlo por no referirse a esos acontecimientos, porque pensaba que se abrirían viejas heridas y que iba a maltratar a mucha gente», recordó Villegas.
Por fin, en 1985, el presbítero Benjamín Núñez lo llamó y le comunicó que don Pepe se había decidido a emprender «su última lucha» y lo que llegaría a ser su último libro; pero más por presión de sus allegados y excitativas internacionales.
El volumen, que terminó llamándose El espíritu del 48, se inició con el título Fusiles y luceros, que siempre prefirió Villegas.
A pesar de su enorme cultura, don Pepe nunca tuvo un afán historicista ni se preocupó por documentar sus administraciones o sus vivencias de la guerra civil.
De hecho, sus pocos archivos personales, así como gran parte de la documentación oficial de las administraciones Calderón Guardia y Picado -archivada por el Ejército de Liberación Nacional en «La Lucha», tras la victoria de 1948- se ha perdido irremediablemente.
Anécdota de Alberto Cañas
Tomado del Anecdotario del elespiritudel48.org.