PELIGRO
CONVERSABA don Adán en la esquina de la Oficina de Prendas con varios amigos, cuando observó que una señora muy corpulenta negociaba con el vendedor de frutas en el frente de su carretillo en la esquina diagonal. En un momento dado la señora se volvió a observar quién sabe qué y se agachó tanto que su parte posterior inferior de la espalda quedó dirigida en forma bastante atrevida contra el grupo de amigos. Don Adán, dirigiéndose a éstos les dijo:Señores, agáchense porque aquella señora está apuntando para acá.
Tomado del Anecdotario del Lic. Adán Acosta V.
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