Anecdotario Costarricense

OLVIDO IMPERDONABLE

FUE en la Administración González Flores (1916). El Presidente visitaba los lugares lejanos que necesitaban la protección del Gobierno para proveerles, hasta donde la penuria del erario se lo permitía, de escuelas, cañerías y caminos. Sus visitas fueron siempre provechosas a los pueblos pobres. Su compañero en tales giras fue su amigo, el Lic. don Adán Acosta, Diputado Primer Secretario del Congreso, asiduo y leal cooperador infatigable, en aquella fecunda labor administrativa de don Alfredo.

Una de sus caminatas la hicieron hacia la Barra del Colorado. Cabalgaban por las playas extensas de Tortuguero, contiguas a las tranquilas lagunas. Iban también en aquellas cabalgatas, el Ministro de Hacienda, don Mariano Guardia Carazo, el Inspector de Hacienda don Enrique Zamora y el Diputado don Horacio Castro. Todos de la intimidad presidencial.

Don Alfredo montaba un brioso corcel, los demás en cabalgaduras corrientes; pero a don Adán le tocó una yegua recién madre de una linda potranca que a menudo interrumpía la marcha, obligando a don Adán a desmontarse; porque la potranca se atravesaba bajo las patas de la yegua para pegarse a la ubre.

Don Adán iba quedándose atrás cada vez que la potranca mamaba. Don Alfredo molesto ya con tantas paradas y demoras, le gritó a don Adán:

-Idiay hombre, nos va a coger la noche con tanta mamadera.

A lo que don Adán riendo socarronamente le contestó: -Ay, Alfredo, ¡vos no sabés lo que es ser madre!

-¿Cómo?, le respondió el Presidente.

¿Cómo querés que haga si este mamífero me lo impone? SE ME OLVIDO TRAER LA CHUPETA PARA ENTRETENER A ESTA CRIATURITA; no puedo refrenarla sin un engañador. Cuando vuelva a tocarme otra yegua joven, ya traeré biberón para la cría.

Tomado del Anecdotario del Lic. Adán Acosta V.