Anecdotario Costarricense

Anecdotario Costarricense

AGRADABLE INVITACION

UN caluroso mediodía, después de haber dejado en su última morada los restos mortales de un común amigo, y mientras salían del Cementerio General en nutrido grupo los acompañantes, caminaba entre ellos el Lic. don Adán Acosta acompañado de su íntimo y siempre buen amigo don Salvador Bonilla. Todo el mundo abordaba sus automóviles para el regreso a la ciudad en aquel calor tropical y aquella amenaza de fuerte aguacero. Don Adán dirigiéndose a don Salvador le dijo:

-Vos te venís conmigo, ¿verdad?

Claro-le contestó don Salvador, agradecido.

Pero sucedió algo que don Salvador no esperaba: caminaban y caminaban y no HABIA AUTO por ningún lado, a lo que Bonilla dijo:

-Idiay viejo, ¿dónde tenés el auto?

-¿Cuál auto? Yo no tengo auto. Te invité a venirte conmigo pero A PATA, pero no te preocupés, ahorita pasa un «CEMENTERIO-SABANA» y nos deja en la pura esquina de la Tesorería por si tenés que cambiar algún premio.

Tomado del Anecdotario del Lic. Adán Acosta V.

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