Anecdotario Costarricense

Anecdotario Costarricense

UNA HISTORIA IMPORTANTE

COMO de costumbre, pasamos a visitar a don Adán, a ver si tenía alguna novedad que trasmitirnos, y entonces nos dijo:

-Propiamente relato notable, tal vez no sea lo que voy a contarle, pero sí como dato histórico para quienes no lo saben. Me refiero al origen de la llamada CASA AMARILLA, asiento en San José del Ministerio de Relaciones y Culto, importante sede internacional de la República, en cuya instalación puse un granito de arena. La Corte de Justicia Centroamericana, Alto Tribunal que conocía allá por el 1889 de los conflictos o desavenencias frecuentes entre los gobiernos de la América Central, y cuyos fallos restablecían la paz, actuaba en la ciudad de Cartago, en un palacio que había donado el bondadoso millonario norteamericano Mr. Carnegie. El terremoto de 1910, el 4 de mayo, destruyó totalmente aquella edificación, y la Corte cesó por falta de 1ocal. Cuando el generoso y filantrópico Mr. Carnegie, aP9S tol de la paz, se enteró del infausto suceso, expresó su propósito de reconstruir el edificio, y en 1915, insistió en su noble empeño; se dirigió al entonces Presidente de la República Lic. don Alfredo González Flores, reiterándole su deseo. Don Alfredo aceptó desde luego, y le rindió su reconocimiento. Mr. Carnegie condicionó su oferta a que el nuevo Palacio se edificara en San José, para evadir el peligro de los terremotos. El Presidente Lic. González Flores me confió el honroso encargo de buscar el terreno adecuado para ubicar el edificio que habría de servir de Palacio de la Paz Centroamericana, advirtiéndome que la compra la hiciera en mi nombre particular, a fin de lograr un precio módico. Pronto hallé el lugar, al costado Norte de la Fábrica Nacional de Licores. Era un terreno de condueños; busqué a cada uno de ellos, me vendieron sus derechos, y pagué a todos. En seguida se le avisó a Mr. Carnegie y se emprendió la obra con operarios nacionales, ingenieros norteamericanos y los planos y planillas fueron pagados puntualmente con los dineros que aquel singular benefactor giró a la orden del Gobierno de Costa Rica. Nada quedó a deberse, y concluido el edificio lo inscribí en el Registro de la Propiedad, integrando un solo inmueble. Puede verse esa inscripción así: Finca No. 45502, Tomo 858, Folio 20, Asiento 14. En esos días ocurrió el cuartelazo que derrocó a don Alfredo. Yo mantuve a mi nombre las inscripciones de la propiedad del palacio de la Paz Centroamericana, en espera del restablecimiento institucional de la República. En cuanto el Lic. don Francisco Aguilar Barquero asumió el Poder, otorgué la devolución del Palacio, reintegrándolo al patrimonio del Estado. Así está hoy, sin gravamen alguno, un lucido edificio. Y yo muy satisfecho de haber cumplido con el encargo de mi recordado amigo don Alfredo.

Tomado del Anecdotario del Lic. Adán Acosta V.

Revise también

ONU

La COP29 y la dictadura del petroletariado

https://traffic.libsyn.com/democracynow/amycolumn2024-1122-es.mp3 Amy Goodman y Denis Moynihan Bakú, Azerbaiyán–. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *