Por Christoph Driessen (dpa)
Colonia, 1 ago (dpa) – En Alemania, la mayoría asocia la construcción de autopistas al oscuro periodo del nazismo. La creencia común dice que Adolf Hitler sacó a cientos de miles de desempleados de las calles gracias a la construcción de carreteras.
Quizá esta sea una de las leyendas nazis que más perduró. Sin embargo, la realidad es que fue Konrad Adenauer, entonces alcalde de Colonia y más tarde canciller de Alemania, quien un sábado 6 de agosto de hace exactamente 90 años inauguró la hoy autopista 555 entre las ciudades alemanas de Colonia y Bonn.
«La autopista pública más antigua de Alemania», según Autobahn des Bundes, la S.L. que opera todas estas vías en Alemania.
En su periodo de 15 años como alcalde de Colonia, Adenauer llegó a concretar varios grandes proyectos, entre ellos la feria de Colonia, hoy sede del canal de televisión RTL, un espectacular puente colgante sobre el Rin y una fábrica de la empresa automotriz Ford.
Pero como intuyó ya en ese entonces, la autopista fue algo especial, algo que marcaba un hito e iba más allá de su ciudad natal.
«Así se verán las calles del futuro», vaticinó el 6 de agosto de 1932, que también fue sábado. «Espero que el acortamiento de los tiempos y la comodidad en el viaje logrados atraigan a nuevos amigos al Rin y a las bellezas de su paisaje, tanto del país como del extranjero», dijo.
El ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels solía decir que al Führer se le había ocurrido la idea de las autopistas ya durante la época que pasó en prisión tras su fallido intento de golpe de Estado en 1923. «Abrió el mapa de nuestra patria sobre sus piernas y dibujó sobre él las autopistas del Reich», afirmaba.
La realidad es que, hasta que asumieron el poder, los nazis eran, al igual que la mayoría de los partidos, opositores abiertos de las autopistas.
En la República de Weimar reinaba prácticamente el consenso de que las autopistas eran apenas un lujo para los sectores más adinerados, ya que para los ciudadanos comunes un auto era algo inalcanzable. Entonces, ¿por qué debía el Estado gastar grandes sumas en una red de carreteras? Después de todo, se podía tomar el tren.
Sin embargo, por esa misma época el tráfico automotor aumentaba cada vez más. Entre 1924 y 1929, el número de coches patentados aumentó en un 300 por ciento. «Y esa movilidad cada vez mayor provocó una acumulación de accidentes en las carreteras nacionales», explica Ulrich Soénius, director del Archivo Económico de Renania-Westfalia en Colonia. Al fin y al cabo, junto a los automovilistas circulaban carros de caballos, ciclistas y peatones.
Esto también sucedía en la ruta que unía Colonia con Bonn, que era una de las más transitadas de Alemania. «Todo el tránsito pesado de norte a sur y al revés pasaba por este camino», explica Soénius. «A ello se sumaban turistas de la región del Ruhr, Düsseldorf y Colonia que viajaban al valle del Rin en Suiza», añade.
Esto hizo que cada vez se hicieran escuchar más voces que llamaban a ampliar esta ruta y reservarla solo a los automóviles. De acuerdo con las investigaciones de Soénius, en esto fue incluso más importante que Adenauer el presidente de la entonces Provincia del Rin, Johannes Horion (1876-1933).
La primera vía exclusiva para autos fue en 1921 la «Vía para el Tránsito y las Prácticas de Automóviles» (AVUS, por sus siglas en alemán) en Berlín, hoy en día el tramo más al norte de la A115. Sin embargo, era tan corta que apenas se la puede considerar una autopista en el sentido actual.
El primer trayecto más largo en Europa surgió en 1924, con el inicio de la «autostrada» Milán-Varese. En 1929, el ingeniero Robert Otzen, presidente de una asociación para la preparación de una vía para automóviles de Hamburgo a Basilea, acuñó la palabra en alemán «Autobahn» (autopista) inspirándose en «Eisenbahn» (ferrocarril). Antes de eso se hablaba de «Nur-Autostraßen», es decir, «calles solo para autos».
La autopista entre Colonia y Bonn fue concretada en medio de la crisis mundial. Según sus planificadores, esto tenía la ventaja de que se podía emplear a los desempleados en su construcción.
Para que los 5.540 desempleados que trabajaron en la autopista estuvieran ocupados la mayor cantidad de tiempo, se prohibieron las excavadoras y las cintas transportadoras. «La construcción, que comenzó en 1929, fue por tanto un auténtico trabajo manual», señala Autobahn des Bundes.
Al final, la autopista se veía casi igual que hoy: con cuatro carriles, bien recta y sin cruces. Sus planificadores habían establecido un estándar: las elevaciones eran bajas, los radios de las curvas eran grandes y la calzada tenía una ligera pendiente lateral para que el agua de lluvia pudiera escurrir.
Más tarde, se añadieron barreras de contención e iluminación. Lo único que faltaba era el quitamiedos central. En su lugar solo había una gruesa franja de separación. En los primeros tiempos, esto llevó a que muchas veces se usara el carril contrario para adelantar.
En 1933, la autopista de Adenauer fue degradada a carretera estatal por los nazis para que Hitler pudiera perfilarse como el creador de las autopistas. Hoy en día, la A555 es considerada nuevamente la primera autopista, aunque quizá esto tampoco sea del todo acertado, como señala Soénius.
«Oficialmente fue declarada autopista en 1959. En 1932 fue descrita como ‘vía sin cruces para automóviles’. Nadie usó en ese entonces la palabra ‘autopista», explica.