Federico Quesada
Me llama la atención en su propuesta que señala que el BCR solo pueda ser adquirido por un banco internacional, promoviendo así – según él- una mayor competencia en nuestro sistema financiero. Su propuesta incluye captar recursos de las empresas estatales, pues la ley no lo permite hacer ahora. Adiciona además la necesidad de eliminar las cargas parafiscales sobre las utilidades de los bancos estatales que van a dar a las arcas de ciertas instituciones públicas y hasta privadas.
Repito, don Eli no está planteando nada que no haya sido ya considerado, aunque sí le agrega algunas variantes. Veamos.
Primero debemos considerar la situación financiera del BCR para darnos una idea de por dónde puede andar la cosa. Para eso tomemos los resultados al 31 de diciembre del 2020. Su patrimonio era de ₡594 mil millones de colones ($974 millones de dólares) y sus utilidades de ₡26 mil millones de colones ($43 millones de dólares); en el 2019 sus utilidades fueron de ₡37 mil millones de colones ($65 millones de dólares). Suponiendo un precio de 10 veces utilidades, el precio del BCR rondará entre un rango de $430-$645 millones factibles o un máximo improbable de $975 millones de dólares a 15 veces utilidades . Si nuestra deuda es de alrededor de $42 mil millones de dólares, el valor de venta del BCR solo representa un rango entre 1,0% y 2,3% del total de la deuda pública. Tengo la impresión que esta acción viene poco a resolver nuestro enorme problema de endeudamiento del Estado.
Lo que sí me parece muy recomendable es considerar una fusión del BCR con el Banco Nacional, crear una institución sólida y buscar sinergias operativas. Recursos humanos gerenciales, planilla, infraestructura, equipo computacional, seguridad, costos y gastos operativos, etcétera, etcétera. Eso sí garantizaría beneficios para los usuarios costarricenses y mayor competencia y generar mayores utilidades para el Estado y poder reducir así la deuda pública. No como lo propone don Eli, cuyos beneficios irían a dar a “manos extranjeras” sin mayor beneficio para los costarricenses y sí para el grupo del exterior que adquiera el BCR y sus accionistas. La otra posibilidad a considerar es la adquisición del BCR por el Banco Nacional, lo cual podría lograr los beneficios financieros y las sinergias operativas antes señaladas y a la vez contar con recursos aplicables a disminuir deuda pública.
Por otra parte debemos tomar en cuenta nuestra experiencia con el sistema financiero privado de los últimos años, sobretodo la oposición manifiesta a regular las tasas de usura que los privados cobraban al consumidor nacional entre el 50%-60%, mientras el sector público cobraba alrededor de 32%. En pocas palabras la mayor competencia implementada en el mercado financiero nacional en modo alguno ha traído mayor beneficio al usuario costarricense, todo lo contrario. No pareciese que la adquisición del BCR por un banco internacional vaya a incrementar la competencia a nuestro medio. Todo lo contrario. Nuestro mercado es demasiado pequeño y probablemente se mueve al alcance de un teléfono. Parece que lo que tendríamos en vista es un mayor oligopolio privado según la propuesta de don Eli.
Respecto a permitir que las empresas públicas se les permita depositar fondos públicos en bancos privados es totalmente inapropiado. No existe razón alguna para que el Estado tenga que incrementar su riesgo para favorecer a la banca privada con depositándoles fondos públicos .
Por último la eliminación de las cargas parafiscales a las utilidades de los bancos estatales es una verdad y necesidad de perogrullo y de la distribución del 15% de las utilidades entre la fuerza laboral institucional. Lamentablemente nuestros políticos no entienden esta realidad y prefieren medidas contrarias que van en contra de la rentabilidad de los bancos estatales.
En mi opinión la propuesta política de don Eli Feinzaig de vender el BCR a un banco privado externo no es procedente en los términos por él propuesto, todo lo contrario.