Entendiendo que es la deuda pública interna

Bernal Jiménez Monge

Constantemente, oigo del gran público y aún de valiosos dirigentes y periodistas, conceptos errados sobre
lo que es la naturaleza de la Deuda Pública Interna (DPI).

La DPI, es un préstamo que los ciudadanos o empresas otorgan al Gobierno de la República. Es una transferencia financiera del sector privado al publico.

El Gobierno lo entera al Tesoro, y lo gasta en sueldos y salarios o compra de bienes. Es decir hay una transferencia entre el “comprador de títulos” y el ciudadano que recibe “el gasto”.

Esa transferencia, se realiza ENTRE la misma generación, y representa una carga para el Gobierno NO para el conjunto de la economía. El trasiego de dinero se realiza dentro de la misma sociedad costarricense: un inversor, y un receptor del gasto. No se trasladó al futuro, como carga de la ECONOMÍA.

Esta es una diferencia fundamental con la Deuda Externa, que si presenta las características de “carga” al futuro para la economía.

Voy a explicarlo con una caricatura con que equivocadamente se interpretaba la DPI. En el pasado solía presentarse a un niño que nacía ya cargado con una “piedra de molino atada al cuello”. Pero es evidente, que si bien ese niño nacía como ciudadano con esa carga, debería también venir a este mundo con un “bono” bajo el brazo, pues si bien nació deudor, TAMBIÉN nació acreedor de la misma suma promedio de cada ciudadano. Vio la luz de esta mundo, con un pasivo, pero también con un activo del mismo monto en mano.

En síntesis la DPI, es una deuda del Gobierno, no de la sociedad en su conjunto, y no se transfiere como Deuda de la economía.

Se alegará qué hay que pagarla con tributos. Pero al hacer esta operación, los tributantes desembolsan, pero lo perciben los receptores del gasto en la MISMA GENERACIÓN.

Esta confusión fue muy frecuente en el pasado y lo es al presente.

Fue clarificada esa naturaleza de la DPI, por un debate entre —me atrevo a denominarlos así— dos genios estadistas americanos: Alexander Hamilton y Thomas Jefferson.

El primero sostenía las características citadas de la DPI, y el segundo mantenía la tesis de amortizar la Deuda de la Revolución Americana.

Hamilton buscaba un fin político más que económico: —finalidad que persiguió hasta su muerte, en duelo— asumir las deudas de los Estados con el fin de forzar su unión en la naciente Federación de las 13 colonias.

En su obra “Solidaridad o Desintegración” del connotado economista socialdemócrata sueco, Gunnar Myrdal, el describe de manera brillante, esas características de la DPI.

¿Podemos saltar a la conclusión de qué no importa la magnitud y condiciones de la DPI? Evidentemente que no.

En Economía, al igual que en Medicina, la proporción y el equilibrio son de máxima importancia.

Los efectos económicos y sociales de la DPI, depende de varios aspectos, y sobre todo de esos efectos en la redistribución del Ingreso (intereses, tipo de gasto, plazos, etc.)

Para valorar su cuantía, debe tenerse presente el PIB promedio, las tasas de interés, la capacidad financiera del Gobierno y otros factores.

No puede ser lo mismo las proporciones de la DPI de USA que la de Costa Rica, y la nuestra con respecto a Gabón.
¡Por favor no caer en confusiones!

La economía la ven algunos muy sencilla, y se atreven a proponer a veces acciones fuera de contexto científico, otros la ven como leyes inexorables concluyendo en el “Dejad hacer y dejad pasar, que el mundo va por sí mismo”, la máxima del liberalismo económico.

Nosotros los socialdemócratas, creemos en la economía de mercado, la competencia y la libre empresa, pero consideramos que por medio de adecuadas políticas públicas podemos orientar la economía hacia una distribución del Ingreso más equitativa, con justicia social, sin pobreza, ¡en un mundo de mejor vivir!