Leonardo Garnier
Hoy recibí del periodista Oscar Ugarte, del Semanario Universidad, un cuestionario que sorprende por la mezquindad y mala fe de las preguntas:- ¿Fue usted consultado, como miembro del Consejo Superior de Educación, sobre la propuesta de Grupo Garnier “Aprendo en casa TV?
- Grupo Garnier está encabezado por sus primos y hermano ¿Cómo benefició este parentesco para lograr que la propuesta fuera aceptada?
- ¿Le consultó Grupo Garnier a su persona sobre esta propuesta? ¿La conocía usted antes de que se presentara ante el MEP?
Confieso que quedé anonadado por la saña que destilan esas preguntas. Saña que resulta todavía más sorprendente porque el proyecto “Aprendo en casa TV” constituye un aporte de diversas empresas privadas del país a uno de los problemas más dramáticos que estamos viviendo como país y es que, a raíz de la pandemia del COVID-19, casi un millón de estudiantes se han visto imposibilitados de continuar con su educación en forma presencial, corriendo un enorme riesgo educativo.
Este no es un problema que solo vivimos en Costa Rica, es un problema mundial que tiene en máxima alerta a organismos internacionales encargados de la educación – como la UNICEF y UNESCO – o a los departamentos de educación de entidades financieras de desarrollo como el Banco Mundial, que han manifestado su preocupación extrema por el impacto que esta suspensión de las clases presenciales pueda tener para las y los estudiantes más vulnerables de todos los países pero, en especial, de los países pobres o de ingreso medio. Calculan que es una pérdida que puede tardar décadas en recuperarse e instan a los países a realizar todos los esfuerzos posibles por minimizar esta tragedia educativa.
Frente a este drama, el Ministerio de Educación de Costa Rica ha actuado con prontitud y responsabilidad para reorganizar el curso lectivo, aprovechando todos los recursos a su disposición y, para ello, ha solicitado también toda la cooperación posible por parte de la sociedad costarricense. Hemos visto los esfuerzos por mejorar los niveles de conectividad de las y los estudiantes, por mantener el acceso a los alimentos del programa de comedores escolares, por la reproducción y distribución de materiales educativos, y la intensa capacitación de decenas de miles de docentes para que puedan utilizar en forma adecuada los medios de educación a distancia disponibles, esfuerzo al que se han sumado las universidades.
Como parte de estos esfuerzos, un conjunto de empresas privadas – dentro de las que destacan la empresa de televisión Repretel y el Grupo de Comunicación Garnier – lanzaron una iniciativa con un enorme potencial. Se trataba de poner a disposición del Ministerio de Educación Pública los canales 4 y 11 de televisión y apoyar con la producción de materiales educativos, con la supervisión del MEP, para permitir que cientos de miles de estudiantes de todo el país tuvieran un recurso educativo más – y uno particularmente accesible, dada la cobertura de estos canales – para enfrentar con más éxito los retos de aprendizaje que les ha planteado la pandemia. Todo esto, sin costo para el MEP.
Al anunciarse el lanzamiento de esta iniciativa, el Semanario Universidad, en lugar de reconocer la importancia de esta colaboración de empresas costarricenses con nuestras y nuestros estudiantes, parece más bien preocupado por ensuciar y desprestigiar esta iniciativa insinuando inexistentes y perversas intenciones.
Pues bien, respondo sus preguntas con claridad pero, al mismo tiempo, lamentando mucho ver en lo que se está convirtiendo el periódico de mi Alma Mater, de la principal Universidad de mi país y en la que me honro en trabajar desde hace más de cuarenta años.
Hace unos meses mi hermano Paul me habló de su preocupación por el impacto educativo de la pandemia y me dijo que podría existir la posibilidad de aprovechar algunos de los canales de la empresa Repretel para transmitir contenidos educativos a todo el país. Me preguntó si me parecía una idea que valiera la pena. Le dije que sí, que el problema educativo que el país estaba enfrentando era muy serio y que me parecía una idea que podía ser de interés del MEP. Le sugerí ponerse en contacto con la Ministra Giselle Cruz y la viceministra Melania Brenes, a quienes hice saber de esta posibilidad de contar con canales de televisión de cobertura nacional para llevar contenidos educativos a las y los estudiantes de todo el país. No participé en ninguna reunión ni realicé ninguna gestión adicional sobre este proyecto, del que volví a saber en estos días cuando se hizo público su lanzamiento.
En cuanto a mi papel como miembro del Consejo Superior de Educación en la aprobación del proyecto “Aprendo en Casa TV”, basta indicar que el mismo no requería aprobación alguna por parte del Consejo Superior de Educación – órgano del que formo parte – sino que es una decisión que compete exclusivamente al Ministerio de Educación Pública. Ciertamente, cuando el MEP informó al Consejo sobre sus estrategias para enfrentar el impacto de la pandemia en el curso lectivo, nos informó que, entre muchas acciones, estaban incluyendo una propuesta para utilizar canales de televisión privados para llevar ciertos recursos educativos a toda la población. No vimos ningún detalle del programa en el Consejo, ni aprobamos nada al respecto, porque – repito – no es una decisión que competa al Consejo.
Insinuar – como insinúan las preguntas que ustedes me hacen – que hay algo de sospechoso, perverso o reprochable en esta alianza de Repretel, el Grupo Garnier y otras empresas en apoyo de la educación nacional, justo cuando nuestros estudiantes enfrentan el mayor desafío educativo que recordemos, me parece mezquino y retorcido.
Yo más bien me siento orgulloso de que la empresa que hace cien años fundó mi abuelo –también un educador muy querido y respetado por sus estudiantes – se haya preocupado por el impacto educativo de la pandemia, poniendo en marcha esta iniciativa que hoy es una realidad, y que brinda a cientos de miles de estudiantes una herramienta para alcanzar de mejor manera sus aprendizajes, tan amenazados por la pandemia. Y me entristece un periodismo que, frente a este gesto de colaboración, lo que hace es levantar sospechas infundadas y ensuciar un gesto noble en pro de nuestra niñez y juventud. Como universitario y catedrático de la Universidad de Costa Rica me siento avergonzado y, la verdad, enojado.
Sobre este mismo tema, termino haciendo referencia a las curiosas palabras del director del Sistema Nacional de Radio y Televisión (SINART), don Federico Amador, quien se razgó las vestiduras al enterarse de la existencia de esta colaboración privada con el MEP y con los estudiantes costarricenses y sus familias. Dice don Federico: “me tomó por sorpresa cuando vi la conferencia, pero no he tenido oportunidad de conversar con nadie por estar en reuniones. Ahora, si me pregunta si estoy de acuerdo con eso, jamás, para eso estamos los medios estatales”.
Ante tal exabrupto, solo puedo decir dos cosas: primero, si fuera cierto, como dice don Federico que “para eso estamos los medios estatales”, me imagino que es porque ya el SINART está haciendo lo mismo y más de lo que ofrece el programa “Aprendo en casa TV”. Imagino que los canales y emisores del SINART ya deben estar transmitiendo a todo el país, durante mañana y tarde, todos los días, los contenidos educativos necesarios para que nuestros estudiantes puedan avanzar en sus cursos.
(Spoiler: no, no lo han hecho, aunque don Federico diga que “para eso estamos”).
Pero además, y esto es lo más importante, entendamos que nuestras y nuestros estudiantes van a necesitar de todos los apoyos posibles para aprender durante el tiempo que dure la pandemia. Ningún esfuerzo sobra. El esfuerzo de diversas empresas por hacer realidad el programa “Aprendo en casa TV” en nada reduce las posibilidades de que el SINART, las universidades, o cualquier otra entidad que quiera colaborar con la educación costarricense, haga su parte. En lugar de ensuciar o denigrar este notable esfuerzo – reconocido y validado por el MEP – quienes hoy gritan “jamás” estar de acuerdo, harían mejor en dirigir sus energías en apoyo de nuestra educación.
Frente a la tristeza que me causa la forma en que el Semanario Universidad y el Director del SINART han reaccionado frente a una hermosa iniciativa, me quedo con la alegría de saber que a lo largo y ancho del país, chiquillos, chiquillas y jóvenes de nuestro país, contarán a partir de este 5 de octubre con una herramienta poderosa para enfrentar con éxito la amenaza educativa que ha significado la pandemia. Eso es lo que vale. Eso es lo que hace una diferencia.
Fuente Página Abierta
Don Leonardo, preocupa que un medio como el Semanario se vuelva amarillista; hace unos meses tuve una disputa con dos periodistas de este medio que hicieron un reportaje sobre mi pueblo Santa María de Dota que lo dejaron a la altura de Sodoma y Gomorra. Es lamentable.