Cambio de marcha

Luis Diego Vargas

Luis Diego Vargas Chinchilla

Hace seis años tomé una decisión arriesgada y, perdónenme la inmodestia, valiente, creí que había llegado el tiempo de mover la rama de los pericos de la adormecida estructura político electoral del viejo bipartidismo. Denuncié en una columna que regularmente escribía en Cambio Politico, la pobreza de la oferta electoral del partido en el que hasta entonces había militado e hice pública mi decision de votar alguna opción de cambio.

Recuerdo que redacté y publiqué una reflexión aquí en Cambio Político que titulé “Gardel enamorado” pues quería dejar abierta la posibilidad de volver cuando se produjera algún ajuste en la pobre oferta electoral de partido de mi preferencia hasta entonces, y cuando sus dirigentes hubieran dejado de lado su zona de confort en la que sé se sentían maquinaria electoral poderosa e invencible ; la cual terminó siendo una máquina de derrotas garantizadas.

La oportunidad de cambio llegó con una opción que, aunque se hace llamar partido, no pasa de ser un movimiento reactivo y abanderado de la manipulación de las ansias de cambio, maniquea y moralisante; a muchos nos carcomía la conciencia patriótica y supieron estimularla. hasta en la tercera o cuarta oportunidad que se presentaron a las urnas, cuando yo ya había negado mi voto tres veces a su fundador y caudillo, Decidí en 2014 votar por Luis Guillermo Solís. Mal cálculo, el cambio fue cosmético y, peor aún, el resultado electoral devastador para el PLN no sirvió para que los partidos tradicionales se auto criticaran y remozaran sus gestiones. En el caso particular del PLN más bien se produjo un atrincheramiento alrededor de un interés muy personal que lejos de mejorar la oferta la empeoró con posiciones conservadoras desconocidas para quienes genuinamente crecimos en el pensamiento de Liberación Nacional.

En todo este tiempo solo en una oportunidad volví a meditar sobre mi acto de rebeldía, cuando mi respetable amigo, Edgar Ayales, fue designado candidato a vice presidente del PLN. Le comuniqué en un breve encuentro que no lo apoyaría pues lejos de haberse remozado, el Partido que iba a representar se había congelado y me resultaba irreconocible el Partido pactando y empoderando grupos religiosos metidos a políticos.

La orfandad me condujo a insistir en zarandear la rama y voté en el 2018 al actual Presidente don Carlos Alvarado, quien continúa teniendo mi respeto y compromiso para, desde mi pequeño y limitado espacio, ayudarlo a traspasar la compleja situación en la que asumió el poder y la coyuntura devastadora que nos ha marcado en este 2020, en la que el oficialismo no ha podido ocultar las falencias del equipo del cambio y las groseras limitaciones de su entorno inmediato. No voy a convertirme en un irracional adversario de sus esfuerzos, quizá erráticos, pero nunca antipatrioticos o malsanos. Pienso que en esa misma línea se ha conducido la mayoría del tiempo la actual fracción legislativa del PLN, y con pocas excepciones entre sus integrantes, eso me hizo recordar que en el PLN puede haber seriedad y contenido.

La gravedad del momento y la convicción de que es real el riesgo de una situación de insolvencia del Gobierno que podría impedirle al Ejecutivo atender sus obligaciones interna y externamente, y de ese modo ponerse en serio peligro los ahorros de toda una vida de todos y todas y peor aún imponer una hipoteca enorme a las nuevas generaciones en formación u crecimiento. explica que crea necesario cambiar la marcha y aumentar la potencia del 4×4 que es nuestro país y su Gobierno.

Como chofer patético que soy, por experiencia sé que meter la doble tracción a lo loco puede empeorar la situación. Pero también sé que meterla oportunamente por un conductor experimentado puede ser providencial e inteligente para salir del lodazal.

Así, en la coyuntura actual vuelvo mi vista de nuevo al PLN, con la esperanza de que esté a la altura de la circunstancias y su historia, para lidiar con acuerdos nacionales de elevada complejidad como los que impone la crisis global económica y moral que vivimos. Particular atención pondré en que haya claridad respecto a dos temas fundamentales para el ADN del PLN. En los que los he visto cojear en varios ámbitos a todo nivel partidario, con limitada profundidad y sensibilidad.

  • reconocer la importancia de la educación superior pública, la investigación y desarrollo tecnológico y acceso transversal a la conectividad digital.
  • el recordatorio de que el PLN surge de una lucha por sostener la independencia judicial sustentada en una proba y fuerte institucionalidad que se extendió al plano electoral y que tiene en la judicatura -el conjunto de las instituciones judiciales y no en una élite abusiva-la garantía de un Estado de Derecho.

Así, quedo atento y observante del talante del PLN generoso y acertado por largo tiempo atrás y no pocas veces disfuncional en tiempos más próximos, que me toco vivir y defender la mayor parte de mi existencia. No se si lo podré votar en el 2022 pues no tengo idea de la oferta que podría hacer a los costarricenses, pero sí estaré muy atento s su congruencia en esta coyuntura de crisis, aún con la congoja de que el remozamiento no hubiera llegado con la profundidad y alcance que quizá ingenuamente esperé. Eso sí, no concibo la política sin partidos serios con ideologías bien redondeadas; lo cual no implica encumbrar el modelo bipartidista.

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