Hartos del encierro

Pandemia

Yayo Vicente

Hoy 21 de setiembre cumplimos 200 días de pandemia y contando… Don Ricardo Jiménez nos decía que “En Costa Rica un escándalo no dura más de tres días” y tenía razón. Las sociedades suelen mantener un único tema como prioridad, por eso en cuanto aparece otro, el anterior pierde relevancia. Pero… ¿Debemos aflojar en media pandemia para ocuparnos de otra cosa? ¿Seguiremos como diríamos hoy, con “el sabor del día”?

La actitud frente a la pandemia se puede resumir en tres grupos:

  • Quienes siguen al pie de la letra las guías para no contagiarse, como mínimo: no salen de su burbuja, cuando lo hacen guardan la distancia física, usan mascarilla y careta, se lavan y desinfectan las manos.
  • Quienes siguen laborando en sus lugares de trabajo, siguiendo los protocolos y minimizando riesgos.
  • Quienes son negacionistas, no creen, están convencidos que la pandemia es una invento universal.

Las personas que han respetado su burbuja estos 200 días, también han estado atentos a las noticias, muchos tienen gente conocida contagiada de la manera menos esperada, y con sobradas razones, ¡están hartas del encierro! Ya cancelaron bodas, festejos, vacaciones y aun así se sienten inseguros. Cuando se les insinúa que faltan otros 200 días y que serán peores, con cifras más altas y capacidad hospitalaria comprometida, no creen encontrar fuerzas o paciencia suficiente para repetir todo otra vez.

Un grupo continuó trabajando, a veces distinto, un rato en la casa y otro en su lugar de labores. A veces un compañero se enferma, se cierran y se desinfectan las instalaciones. Todos se perciben como contagiados y esperan con temor los primeros síntomas. Los protocolos se cumplen bastante bien y cuando no, el sentimiento de culpa invade la conciencia y el alma.

Los negacionistas son particularmente interesantes. Compran en línea su entrada para visitar Manuel Antonio y se aglomeran para entrar, como si no estuviéramos en pandemia. Las tomas del desorden y desobediencia circulan en las redes sociales y los medios tradicionales. Ellos seguirán en negación hasta que se tropiecen con el féretro de un amigo o un ser querido.

Los demás harán sumas y restas de como ese desentendido comportamiento, en algunas semanas, se expresará en las cifras de contagiados, hospitalizados, camas-UCI y fallecidos. Las autoridades sanitarias solo desearán que no fuera necesaria la participación de la gente, que el COVID-19 fuera como el bocio, agregarle yodo a la sal y desaparece sin que nadie tenga que colaborar. El personal sanitario que atiende pacientes que se deterioran y mueren, ven ese comportamiento como la irresponsabilidad llevada al extremo.

¿Estábamos preparados para la pandemia? Nadie está listo para lo inesperado. El sistema de salud es de lo mejor, el acceso al agua potable excelente, la educación ha sido buena y nada de eso alcanza. La pandemia se desborda y la sensación de derrota no ayuda.

Déficit fiscal

Como si fuera poco, arrastramos un severo problema fiscal, que se agudizó con la pandemia. ¿La responsabilidad es del PLN, PUSC o PAC? En realidad es de todos. Nuestro sistema de gobierno está lleno de pesos y contrapesos. Ningún partido político ha gobernado solo, todos lo han hecho con un congreso con diputados opositores, con medios de prensa, grupos de presión organizados en cámaras y organizaciones, la crítica académica, empresarios con voz y gobiernos limitados a un cuatrienio. Ningún partido hizo todo lo que ofreció, le dio la gana o quería.

Visión sesgada

Desde hace varios años se viene construyendo un relato que divide, por un lado las empresas y del otro un Estado que se para en la manguera. En esa narrativa, el Estado es un estorbo y entre más pequeño mejor. No se menciona que salud, educación y servicios públicos los hace el Estado. No se menciona que la infraestructura pública la hace el Estado. No se menciona que el desarrollo de grandes áreas son producto de políticas públicas: turismo, zonas francas, ganadería, agricultura de exportación, etcétera. No se menciona que la respuesta a la pandemia es estatal.

Con una sobresimplificación nos cuentan que existen 324 entidades públicas y por ende debe existir duplicación. Es cierto, algunas entidades hacen lo mismo, por ejemplo las municipalidades. Tenemos 82 municipalidades haciendo lo mismo, solo que en territorios distintos. La descentralización administrativa evita que los ministerios colapsen por la diversidad de competencias y especializa a ciertas instituciones en materias concretas. Desmantelar el andamiaje institucional no es necesariamente la mejor idea.

Todas las instituciones tienen un ministerio rector y en caso de conflicto de competencias, está previsto como dirimirlo. Por cierto que hace años que no se presentan esos aparentes traslapes.

Negociación con el FMI

En un contexto caracterizado por un empresariado anti-Estado y una sociedad harta del encierro, el Gobierno decidió hacer una propuesta al FMI sin diálogo. Un Gobierno que apenas lo respalda la tercera fracción legislativa, que está lejos de contar con una mayoría simple y todavía más lejos de tener una mayoría calificada. A espaldas y sin la fuerza política que lo acompañe, fue una aventura atrevida.

Vilma Ibarra le preguntó a Jorge Vargas Cullell:

hay gente que promueve una reforma que incluya más y más recorte al gasto. ¿Es posible un acuerdo con el FMI solo por el lado del gasto?

Él le respondió: “Claro que es posible, así como es posible cortarse una pierna para bajar de peso”.

No se puede recortar gasto a trocha y moche, es necesario un buen diagnóstico y la venia de los congresistas. Tampoco debemos como país, negarnos a recibir ayuda si la necesitamos.

Nos dice don Bernal Jiménez Monge:

No creo que sea prudente para el país, solo criticar la propuesta del Gobierno, sin plantear alternativas de solución.

El país se encuentra en una difícil situación económica y social. Criticar y pedir que no se firme acuerdo con el FMI, es irreal y sería dañino para el país.

Fuerza de flaqueza

Pandemia

Pongamos los bueyes delante de la carreta. Es necesario construir las propuestas entre todos, con diálogos sobre la mesa que produzcan acuerdos. Debe hacerse aunque estemos hartos del encierro y porque nos quedan 200 días más de lo mismo y luego el reto de acelerar el paso para recuperar lo perdido.

PANDEMIA. El fenómeno salud-enfermedad, es complejo y cuando se escala a una población, se le suman infinidad de nuevas variables, haciéndose todavía más intricado. Poner en palabras simples lo que todavía no termino de comprender, ha sido mi reto durante la pandemia por COVID-19.

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