El covid y nuestro futuro

Pandemia

Yayo Vicente

En la serie Dark de Netflix, los personajes viajan por el tiempo para cambiar el pasado y evitar un futuro que no les gusta. Si fuera eso posible, le recomendaría a los tomadores de decisiones, que se dieran una vueltita al futuro, tomaran nota e hicieran bien las cosas hoy. ¡Sería fantástico! Tampoco tenemos una bola de cristal y los adivinos ya probaron ser una farsa.

Durante esta pandemia, los escritores dedicados al realismo mágico, tienen una mina de inspiración infinita. Pongamos los pies sobre la tierra, durante los próximos años no estaremos escribiendo una novela, ni viajando al futuro, ni consultando bolas o adivinos. Seguiremos construyendo a nuestra Costa Rica, donde viviremos y vivirán los nuestros: hijos, nietos, amigos, parientes, compañeros, desconocidos, personas que conoceremos, amaremos y enterraremos con el corazón encogido.

Aunque nos parezca este 2020 surreal, no estamos viviendo una ficción y lo que hagamos repercutirá para bien o para mal, durante décadas por venir. Para jalarnos menos tortas, es necesario proyectar a partir de lo que sabemos y de la historia vivida. Los simulacros matemáticos ayudan a cometer menos errores y hasta permiten aprovechar este bache, para mejorar cosas.

Crisis por catástrofes

Por su ubicación, topografía y formación geológica, Costa Rica está expuesta a terremotos, inundaciones, huracanes, sequías y erupciones volcánicas.

En 1910 dos terremotos sacudieron al país: el primero, el 13 de abril en San José y el segundo, el 4 de mayo en Cartago (considerado el terremoto más destructivo en la historia de Costa Rica).

En San José, quedaron destruidas 115 casas y 23 edificios con daños severos.

El 4 de mayo, a las 7:00 de la noche, se vino en Cartago un meneón que duró 16 segundos y devastó completamente la ciudad. Dejó al menos 700 muertos, la mayoría murieron aplastados por sus casas mientras dormían.

Estructuras como la iglesia de Guadalupe, Palacio Municipal, la iglesia de San Nicolás, el edificio de Escuelas Superiores, el Palacio de la Corte, la iglesia de Los Ángeles y las casas que se encontraban en las orillas del Parque Central de Cartago fueron completamente destruidas.

Se declararon 9 días de duelo nacional y se ordenó sepultar a todas las víctimas. El gobierno tuvo que suspender las becas de los muchachos que sacaban su profesión en el exterior. Cada uno que volvía, traía un futuro truncado. Para diciembre del 1910, la ciudad de Cartago ya tenía 200 casas reconstruidas y entregadas a los damnificados.

Como precaución se prohibió la construcción de adobe y posteriormente el bahareque. El Código Sísmico vigente, protege a las personas en estos eventos, como el casco del motociclista, que resguarda su cabeza.

Hace 56 años el país creó la Oficina de Defensa Civil, para atender las calamidades de origen natural. Con la experiencia acumulada, se estableció la Comisión Nacional de Emergencias (CNE).

Existen crisis que podemos limitar en el tiempo. El terremoto de Cinchona, ocurrió el 8 de enero de 2009 a las 13:21:34, tuvo una duración de 36 segundos, una magnitud de 6,2 y dejó 42 muertos, al menos 5 desaparecidos y 91 heridos de extrema gravedad.

En este tipo de crisis las fases están establecidas:

FASE 1, Respuesta: prehospitalaria, búsqueda, rescate, salvamento, evacuación y hospitalización de las personas lesionadas.

FASE 2, Rehabilitación: garantizarle a las personas salud, educación, alimentación, agua segura, alojamiento, saneamiento y otros bienes esenciales para el bienestar individual y familiar.

FASE 3, Recuperación: tiene un período de duración variable, consiste en el establecimiento de estrategias de sostenibilidad y producción, con implementación de los requerimientos para la recuperación global en la zona afectada.

Las crisis que tienen un origen natural, suelen estar limitadas en tiempo y lugar. Eso deja al resto del país y a los países amigos, en condiciones de colaborar y paliar la tragedia ocurrida.

Crisis políticas

Las crisis políticas son derivadas por el deterioro de la cultura de la negociación y la pérdida de vigencia del pacto social. En palabras de Bernard Crick: “hacer política es estar buscando llegar a acuerdos inestables, pero eficientes, indefinida e ilimitadamente. Inestables por la diversidad de los intereses que están en lucha dentro de una variedad multicolor que compone un estado”.

Seríamos poco sensatos si le añadimos a esta crisis, otra de naturaleza política.

Crisis pandémica

Esta es una crisis que tiene una dimensión mundial. Afecta a todo el territorio nacional y también el de los países amigos. Hemos recibido colaboraciones de gran valor moral, no obstante insuficientes. Esta crisis va creciendo poco a poco y “contagiará” al sistema económico, al sistema político, y nuestra cosmovisión.

Con el tiempo todo pasa.
He visto, con paciencia,
a lo inolvidable volverse olvido.
y a lo imprescindible sobrar.

Gabriel García Márquez

Serán difíciles y hasta dolorosas las lecciones de realidad, que tendremos que aprender. Nadie debe ilusionarse con devolverse a lo que teníamos apenas el 5 de marzo anterior.

Los métodos habituales para resolver problemas, no funcionan. Empezamos a cuestionar nuestra capacidad, nuestros valores y hasta nuestra identidad. Tenemos que ser creativos, como dijo Winston Churchill: “Nunca desperdicies una buena crisis”.

Este tipo de crisis, profunda y que roza con todo, debe modularse. De no hacerse, concentrará la riqueza y aumentará la pobreza.

¿Página en blanco?

Podemos anticipar una larga y lenta reconstrucción. Necesitamos una hoja de ruta, que señale camino y destino. Debemos ser ágiles para aceptar el tránsito por desvíos tácticos, para obviar obstáculos.

Esa hoja de ruta no debe contemplar cambios totales, no podemos ni siquiera considerar que reiniciaremos a partir de una hoja en blanco. Eso sería tirar a la basura nuestra identidad, nuestra costarriqueñidad construida a lo largo de dos siglos por muchas generaciones. Los cambios deben ser selectivos, los necesarios ante nuevas circunstancias y aceptables para nuestro pueblo.

Gobierno y sociedad, debemos comportarnos con prudencia. A nadie le conviene que perdamos la paz social y que las cosas empeoren. El objetivo debe ser superar la crisis y seguir prosperando.

Pos pandemia

Tendremos que encontrar maneras para reducir las diferencias, será necesario profundizar nuestro modelo de bienestar y pasar la educación de la etapa de cobertura o cantidad, a una nueva versión de calidad. Es necesario gestionar las presiones externas e internas. Toda crisis requiere cambios, por eso reconsideremos lo que dábamos por resuelto.

Aterricemos con ejemplos concretos. En un entorno de política saludable, no existen los consensos, pero si las conciliaciones. Quienes tenemos puntos de vista contrarios, aceptemos temporalmente un mínimo de coincidencia en las diferencias. No implica la cesión total, implica el medio justo. Como no supone éxito de una parte y derrota de la otra, habrá éxito para todos y derrota para todos.

El jueves anterior, escuché con mucha atención las lecciones que nos daba a un grupo de amigos, el respetado economista Guillermo Zúñiga. La economía no es mi campo y tuve que esforzarme más de la cuenta para medio entender. Vale que don Memo hace simple lo complejo.

Nos decía que el “flujo de caja” de la deuda pública, nos pondrá en aprietos. Vencimientos a corto plazo y muy seguidos. Que no se pueden hacer propuestas serias, solo con los titulares de los periódicos. Que botar funcionarios era en la práctica imposible, pues más del 85% estaban en funciones vitales: educación, justicia, policía, sistema penitenciario y salud. No se debe devaluar, porque se nos encarece la deuda externa, nuevos impuestos le resta estímulo a la creación de puestos de trabajo. La venta de activos, un pellizco a un burro. En fin, la situación financiera no es halagüeña.

Mi resumen es que se juntó el hambre con las ganas de comer. Veníamos con una situación económica difícil y encima la pandemia. Las opciones se acortaron y nos obliga como nunca antes, a pensar fuera del manual de siempre.

En el ejercicio democrático al que debemos someternos, dejemos aparte lo que no se toca, por ejemplo educación y salud. Hagamos la lista de lo que si debe discutirse: banca privada, minería, explotación de gas y petróleo, geotermia en parques nacionales, alianzas públicas privadas.

Seamos fundamentalistas en lo fundamental y flexibilicemos posiciones en lo demás, las circunstancias son otras y el llamado distinto. Costa Rica superará estos complicados momentos y lo hará para convertirse en un pueblo más fuerte.

El fenómeno salud-enfermedad, es complejo y cuando se escala a una población, se le suman infinidad de nuevas variables, haciéndose todavía más intricado. Poner en palabras simples lo que todavía no termino de comprender, ha sido mi reto durante la pandemia por COVID-19.

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