Laura Chinchilla un ejemplo de machismo

Monólogos con Pelé *

Lina Barrantes Castegnaro

Poco más de cuatro años atrás, reconocidísimas feministas costarricenses, como Alda Facio y Montserrat Sagot, entre otras, abrían un interesante debate diferenciando “mujerismo” y “feminismo”. En resumen, planteaban ellas en un comunicado que fue ampliamente recogido por la prensa, que el simple hecho de ser mujer, no convertía a nadie, en defensora de los derechos de las mujeres. Tampoco podía otorgarle la confianza como para acreditarla para impulsar las transformaciones sociales, jurídicas y obviamente estructurales, que nuestra sociedad requiere, para cambiar las condiciones de discriminación en contra las mujeres. El comunicado decía a propósito de la campaña política de entonces, sobre Laura Chinchilla, algo así como: “Ella no nos representa”.

En ese entonces, se hacía notar, que la campaña de Laura Chinchilla, había sido un campaña llena de compromisos con los sectores mas conservadores del país.

Recuerdo muy bien, una entrevista en la que nuestra Presidenta, entonces candidata, invisibilizaba el hecho de que las mujeres sufriésemos discriminación planteando que ella, siendo mujer, nunca la había sufrido.

Nunca en su campaña, y hoy, a dos meses de que termine su cuatrienio podemos decir, tampoco en su gobierno, levantó ni una sola de las banderas por la igualdad de género. Nunca fue un tema ni la feminización de la pobreza ni el número creciente de embarazos de niñas y adolescentes.

Hizo hasta lo imposible por mantener su alianza con los sectores mas conservadores de la Iglesia, poniendo en sordina desde su despacho la discusión sobre la píldora del día después, o el aborto en caso de violación, o las disparidades salariales entre hombres y mujeres.

Probablemente todo esto se lo impedía su acuerdo con la Iglesia Católica que resultó en su designación como “hija predilecta de la Virgen de los Ángeles” o a lo mejor el respaldo a muerte del que gozó desde la pagina de opinión de La Nación, de don Julio Rodriguez, a quien Costa Rica reconoce como una de las voces mas conservadoras del país.

Los cuatro años de la Administración Chinchilla, han sido absolutamente nefastos para todos los temas de la agenda de la mujer.

Su discurso y su manera de hacer política, en nada se acercan a su genero: jugadas por debajo, dobles discursos, deslealtades, han sido pan nuestro de cada día.

Personalmente me cuesta creer que Laura pueda ser tan conservadora como los hechos la caracterizan, pero el caso es que sus actuaciones la colocan junto a los sectores ultra conservadores del país (a lo mejor soy ingenua, porque he de decir que también me sorprendió que Johnny Araya lo fuera).

En su última conmemoración del Día Internacional de la Mujer, Laura Chinchilla, hace gala de ese mujerismo, y oculta en virtud de una ocasión tan trascendente, su ineptitud para gobernarnos, tras el hecho de ser mujer. ¿Qué fue lo que pasó el viernes? Pues que una gobernante con los índices mas bajos de popularidad del país, fue criticada por un expresidente que coincidiendo con la mayoría de los costarricenses piensa que su gobierno ha sido pésimo.

Personalmente como mujer, me siento muy ofendida de que alguien que ocupa un lugar de privilegio en la mira de miles de niñas costarricenses les enseñe con su ejemplo que la ineptitud puede esconderse detrás del género.

Ser mujer es difícil. Los estereotipos nos aquejan tanto a hombres como a mujeres y romperlos es muy duro. De una mujer se espera que sea esposa, que sea hija, que sea madre. La conquista de los espacios públicos, como profesionales y como políticas ha sido ardua, en esa lucha el movimiento feminista tiene mucho camino andado. En muchas oportunidades ha sido acompañado por hombres notables y valientes que han estado dispuestos a obligar a sus pares a ceder espacios en virtud del respeto por los derechos humanos de las mujeres. Pero si ser mujer es difícil, nadie debe venir a robarnos conquistas y a esconder sus errores de forma machista, amparada en ser mujer.

La primera mujer Presidenta de la República, le debe a las generaciones futuras al menos un buen ejemplo.

* Pele fue mi perro, un beagle. Durante 10 años, escuchó pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decidí poner en blanco y negro. Por su complicidad, decidí poner este nombre a la columna.