La Patrulla de Bares: Más que una cantina de pueblo (Bar Amigos Columbia)

Especial para Cambio Político

Misión: Bar Amigos Columbia Dónde: San Jerónimo de Moravia (ver mapa)

Este ayudante, ante la ausencia del Cronista mayor, maestro de maestros en el arte de consignar y relatar las peripecias de las visitas a las cantinas y bares de Costa Rica y allende fronteras, decidió «tirarse a pista» y hacer su propia crónica, al estilo del aprendiz de brujo, solo esperando que esta vez, nos salgan mejor las cosas que al simpático personaje que inmortalizó el ratón Mickey, en la película Fantasía de Disney, y no echemos nada a perder. Así que en esta oportunidad tendremos un crónica de los andares del ayudante, por esas cantinas de Dios que hay en el país.

San José se ha vuelto una gran metrópoli, y poco a poco lo que antes eran pueblos alejados de la capital ahora se conocen cono suburbios. Por ejemplo, a principios del siglo XX el gran paseo del verano era ir de vacaciones a Escazú, donde algún pariente o la casa de la finca, y el viaje se veía como una gran odisea. Poco a poco esto fue cambiando, se hizo una buena carretera, se construyeron puentes, etc. Algunos pueblos que son parte del Gran San José, aún mantiene ese dejo del pasado. Moravia es uno de esos lugares, y no solo la cabecera, los pueblos de sus distritos aún más.

Así que la Patrulla decidió visitar el pueblo de San Jerónimo de Moravia, uno de esos que se podría decir ya quedan pocos, en San José, que se compone del parque, una Iglesia, la escuela (patrimonio nacional) y por supuesto una cantina, en este caso visitamos el Bar Amigos Columbia, que es la última encarnación, bajo nueva administración, de la cantina del pueblo, antiguo Centro de Amigos, y que no fue sorpresa, está a la par de la escuela a un costado del parque. Se ve que el local ha pasado por varias remodelaciones y ya tiene un estilo moderno, incluso debe haber sido reconstruido, pero eso no le quita su caracterización, fiel reflejo de esto es una pared con lo que parecen ser jarras de cerveza colgando, que según nos dijo el mesero, es una especie de casillero para los «regulares» del bar, que es seña inequívoca de una cantina de tradición.

Es muy sencillo llegar, se toma el camino hacia La Trinidad de Moravia, se vira a la izquierda en el Mall Los Panchos y se pasa por el «puente bailey» sobre el río Virilla en el camino a Parasito, de ahí a la derecha hacia San Jerónimo a unos dos km de distancia (ver mapa). También se puede llegar por la ruta 32 (carretera a Guápiles) a la altura del desvío hacia Parasito o incluso se puede entrar más arriba por el desvío a San Luis de Santo Domingo.

 
Pero como decían «Sus Diamantes», aquella famosa orquesta de salón de baile «a lo que vinimos». El menú consta de 24 bocas, aunque es mucho más amplio, pues —como es la costumbre ahora— es «Bar y Restaurante» y entonces tiene tanbién platos fuertes. Empezamos con lo que llaman el Chirrico, que es el conocido chifrijo, solo que con ese nombre, que supongo lo cambiaron para evitar una demanda, definitivamente esta boca es la reina del lugar, con una presentación impecable, viene en un comal asentado en una tablita de madera muy corronga, en nuestro caso pedimos el «chimichurri» por aparte, y nos lo trajeron en una copita, con una tajada de aguacate, lo que fue un bonito detalle, el chicharrón estaba en su punto y no se hizo pesado como en otros lugares; realmente excelente, tanto en sabor como presentación. La Sopa de mariscos, que viene acompañada con una porción de arroz, resultó más caldo que otra cosa, tenía escasa vida marina, aunque estaba buena de sabor, venía con un cangrejo grande, pero que se tuvo que dejar porque no tenía de donde sacarle provecho, como dicen era pura impresión. El Gallo de chorizo estaba bien, aunque no es nada espectacular, en realidad son dos gallos, algo que se agradece en estos tiempos de austeridad, se puede pedir arreglado (con repollo, tomate y salsas) o desarreglado. Las Fajitas crispy fueron la decepción de la noche, primero no son fajitas, son algo así como un nugget de pollo, pero sin sabor y que no mejoran mucho incluso poniéndoles de la salsa rosé que viene de acompañamiento. Las Costilla de cerdo es de las buenas bocas del lugar, vienen bañadas en una exquisita salsa de BBQ, acompañadas de una guarnición de yuca frita bien tostadita, un verdadero manjar para aquellos que son carnívoros, y para quienes no lo son, una excelente excusa para pecar. Por último las Salchipapas, boca sencilla, pero abundante, apenas para matar hambre y aumentar un poco las harinas y el colesterol, las papas estaban doraditas y las salchichas, bueno, son salachichas que más se puede decir.

Mención especial merece la Chilera, que aunque no es una boca, es un complmente ideal para muchos. Aunque este Cronista no es muy chilero, dejo constancia de los otros patrulleros, que hacían gestos de admiración ante semejente portento de sabor.

Hay que tener cuidado en el día escogido para visitar el lugar, pues los fines de semana acostumbran —por las noches— tener karaoke o algún cantante invitado, por lo que incluso cobran una módica entrada. El lugar es perfecto para ir un fin de semana y aprovechar para visitar la campiña, que es espectacular. Por San Jerónimo se puede salir a Platanares y el Alto de Coronado (Cascajal) un trayecto muy bonito para aquellos que les gusta pasear y conocer. Eso sí, hagan esto antes de tomar y no después. También se puede recorrer el viejo camino hacia el Bajo de la Hondura que es muy bonito.