¿La historia la escriben los ganadores?

Desde La Mina

Mauricio Castro

Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro@costarricense.cr

Desde hace varios días tengo en el buche varias cosas relacionadas con el 48 y el 55, en mi casa en La Mina, en Santa Ana, las he estado rumiando y se las comparto, primero digo:

• nunca hay una solo versión de un hecho
• los buenos nunca son tan buenos ni los malos son tan malos, hay veces que los buenos son más buenos y los malos son más malos
• la historia siempre depende de quien la escribe, siempre hay un sesgo, no hay pureza
• los acontecimientos se ven dependiendo del cristal con que se mire, aun incluso cuando se dice que es una visión objetiva

Dicho lo anterior, reconozco provenir de una familia dividida, unos fueron figueristas y otros calderonistas. Por lo que he oído la historia contada desde diversos ángulos.

La versión a la que se le dio siempre la mayor importancia en mi casa fue a la de mi padre, la figuerista. Pero por esas cosas de la vida tuve la oportunidad de conocer y compartir mientras viví fuera del país –con muchísimo cariño y cercanía debo decirlo con grato sabor —con familiares de Paco Calderón, por lo que tuve la versión de ellos de hechos y situaciones que mi papá me había contado.

Todo esto lo digo porque recibí un detonador el lunes pasado, vi este afiche en un lugar al que fui a almorzar:

¿La historia la escriben los ganadores?

Cuando recién empecé a trabajar en el MOPT, en 1978, tuve la oportunidad de compartir de cerca con el hermano de uno de los asesinados en el Codo del Diablo, y ser testigo de una discusión dura entre mi papá y él, y desde ese momento me he interesado en el tema, leo, pregunto e investigo.

De todo lo leído y asimilado concluyo que el aparato de publicidad que ha tenido en los últimos años —digamos 20— el bando perdedor, en particular todo el cercano al Partido Comunista, es más poderoso y permanente que el que ha tenido el bando ganador, figuerista, tanto así que la verdad que se estudia en la educación pública es la del bando perdedor y curiosamente no la del ganador.

Este aparato de publicidad está financiado con fondos públicos, ya que se encuentra fundamentalmente en las universidades públicas. Y lo más curioso es que solo cuenta la historia de un lado, y la hacen parecer como objetiva.

¿La historia la escriben los ganadores?

Probablemente en otros países, aquí no, aquí la que se escribe y se estudia es la del bando perdedor.

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