La distribución de la riqueza

Monólogos con Pelé *

Lina Barrantes Castegnaro

Lina Barrantes Castegnaro

Tenemos muchos problemas en Costa Rica, pero uno de ellos es un problema muy serio: este país, cada día es más desigual. La brecha entre ricos y pobres cada día es más grande. La Costa Rica que tenía una enorme clase media, cada día es mas un recuerdo del pasado. La sociedad está cada día mas dividida. Entre Avenida Escazu y Tirrases de Curridabat, hay mucho más que los kilómetros y la presa permanente que los separan.

25 años atrás, quienes terminaban la secundaria en Costa Rica, estudiarían en la Universidad de Costa Rica, o en la Universidad Nacional, o en el Instituto Tecnológico. Hoy, según nos muestra un estudio reciente publicado en La Nación, ya no es así. Hoy, si un muchacho no se graduó de un Colegio Científico, o de un Colegio privado -y no de cualquier colegio privado, solo de algunos- sus posibilidades de ingresar a la mejor universidad del país, y una de las mejores de América Latina, es decir, a la Universidad de Costa Rica, son prácticamente inexistentes. Pero además, hoy los muchachos hijos de ricos, probablemente no ingresarán a la Universidad de Costa Rica, sino que al terminar la secundaria, se irán a estudiar a los Estados Unidos. Harán su bachillerato universitario fuera de Costa Rica. Hoy, que las desigualdades son tan marcadas, que la gente ya no se mezcla en el pretil de la U. Existen muy pocas posibilidades de que un hijo de un millonario pueda hacerse amigo de una muchacha egresada de un colegio rural. Están destinados a no conocerse, no se van a perder el temor por que no se conocen. No se van a respetar por que no se conocen.

La prensa hace un escándalo recientemente por que hay funcionarios públicos (el presidente del Banco Nacional, por ejemplo) que ganan muchísimo dinero. Ganan tanto que ganan más que el presidente de los Estados Unidos. Esa comparación asusta a todo el mundo, por que son cifras que no caben en la mente de muchísimos costarricenses, que seguramente en un año, ganarán lo mismo que don Fernando Naranjo en un mes. Ahora, ¿cuál es el problema de que un funcionario público gane mucho? Personalmente no creo que sea importante. Su salario seguramente es competitivo con sus pares del BAC o del HSBC. En este caso, el problema a plantearse, lo toca don Luis Diego Vargas la semana pasada extraordinariamente bien: ¿necesitamos tener Bancos Estatales para qué? Bancos Estatales Comerciales, que compitan con los bancos privados. Nuestros bancos estatales compiten en lo caro con los privados: prestan plata igual de cara unos que otros, y colocan dinero igual de barato unos que otros. Entonces, ¿donde quedó la vieja concepción de que tenemos bancos estatales para prestarle plata a los que la necesitan? En mi opinión se perdió en el control de la Superintendencia con reglas iguales para unos y otros bancos. Se perdió cuando el rumbo de los bancos estatales cambio. Ahora cerrar Bancos o siquiera proponerlo, debe ser como dudar de la existencia del Espíritu Santo.

Pero ¿son esos salarios altos los que hacen que Costa Rica sea cada vez mas desigual? No. ¿Es el hecho de que tengamos más mercados a los cuales venderles (con los Tratados de Libre Comercio) lo que hace que seamos cada día más desiguales? No lo creo. ¿Será que somos mas desiguales por que ahora el ICE, gracias a la competencia y a una buena visión empresarial, nos da casi gratis los iPhone? No pareciera.

En cambio, si pareciera que esa desigualdad podría tener que ver con los impuestos, mucho más que con los salarios altos de algunos. La mayoría de los países en los cuales el índice de desigualdad no crece, es por que los que ganan más, pagan más impuestos. En Costa Rica no. En Costa Rica, el índice Gini es el mismo antes de pagar impuestos que después.

Como bien ha clamado el economista don Bernal Jiménez: necesitamos un paquete de impuestos que nos permita equilibrar un poquito nuestra sociedad. Necesitamos que los ricos paguen como ricos y los pobres paguen como pobres.

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* Pele fue mi perro, un beagle. Durante 10 años, escuchó pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decidí poner en blanco y negro. Por su complicidad, decidí poner este nombre a la columna. El 22 de junio de este año, le fue diagnosticado un tumor en el cerebro. De nuevo en agradecimiento a su lealtad, decidí darle una muerte digna y regalarle la eutanasia.

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