Óscar Zurriaga, Universitat de València; Ángela Domínguez García, Universitat de Barcelona; Eduardo Briones Pérez de la Blanca, Junta de Andalucía; Federico Eduardo Arribas Monzón, Departamento de Sanidad de Aragón; Maica Rodríguez-Sanz, l’Agència de Salut Pública de Barcelona; María Isabel Portillo, Osakidetza – Servicio Vasco de Salud; Maria João Forjaz, Instituto de Salud Carlos III; Mario Fontán Vela, Universidad de Alcalá, and Pere Godoy, Universitat de Lleida
En los últimos días se está hablando mucho de un incremento de casos de covid-19. Volvemos a tener conocidos de círculo cercano o familiares que han contraído la enfermedad y los medios de comunicación están informando sobre ello. También se está especulando con las posibles causas: desde la expansión de una nueva variante hasta el cese de la obligatoriedad del uso de las mascarillas tras finalizar la emergencia sanitaria de importancia internacional.
Situación actual
Lo cierto es que sí que se está detectando una mayor presencia de la dolencia en las últimas semanas, aunque los datos deben interpretarse con cautela por las limitaciones actuales en la realización de pruebas. En España, por ejemplo, así lo muestra el último informe del Sistema de Vigilancia de las Infecciones Respiratorias Agudas (SiVIRA): la tasa de covid-19 identificada en atención primaria ha aumentado significativamente desde el 2 de julio de 2023 (29,3 casos por 100 000 habitantes) hasta el 6 de agosto de 2023 (88 casos por 100 000 habitantes).
En el mismo período, la tasa de hospitalización ha pasado de 0,6 a 2,04 casos por 100 000 habitantes, si bien ha registrado fluctuaciones. El porcentaje de positividad a SARS-CoV-2 se sitúa en la última semana en el 32 %, cuando hace un mes estaba en 24 %. De todos modos, la tendencia es muy diferente según comunidades y territorios.
En la Unión Europea también se ha notificado durante este mismo lapso de tiempo una tendencia creciente de casos en la mayoría de los grupos de edad, aunque los demás indicadores se mantienen estables.
¿Significa que la covid-19 ha vuelto?
Hay que ser conscientes de que, en realidad, la covid-19 nunca se fue. El virus SARS-CoV-2 permanece entre nosotros. Y por eso, no es extraño que volvamos a ver repuntes cuando las circunstancias cambian. Lo hemos experimentado ya con anterioridad en estos últimos casi cuatro años.
Este virus no se está comportando como otros estacionales, que circulan poco en los momentos de mayor temperatura y reaparecen en las épocas frías. En el caso del SARS-CoV-2, hemos tenido ondas importantes casi todos los veranos. Las circunstancias que cambian son nuestros comportamientos: mayores interacciones sociales, con personas de ámbitos diversos y edades variadas y en lugares en los que no estamos el resto del año.
En esta ocasión, a ello cabe añadirse la percepción, probablemente mayoritaria, de que la enfermedad ya no existe o de que ya no debemos ni preocuparnos ni ocuparnos de ella. Esto hace que, en general, se haya relajado la actitud de precaución y la conducta que podría reducir la transmisión.
Tal cambio de percepción es explicable por los años que llevamos conviviendo con el virus. La pandemia nos ha afectado duramente, limitando las relaciones personales y profesionales, con un importante impacto tanto en la economía como en nuestras vidas.
La nueva variante de SARS-CoV-2
En España, según el citado informe de SiVIRA, la variante XBB es la que ha presentado mayor circulación en las últimas cinco semanas (33 %). En los casos hospitalizados, las variantes más presentes son, durante este período, la XBB.1.5 (38 %), la BA.2 (38 %) y la XBB (13 %). En la Unión Europea, según los datos de que dispone el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades, correspondientes a diez países, la más abundante es la XBB.1.5 (94,8 %).
Una nueva subvariante, considerada todavía por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su última evaluación como variante de interés, es la denominada EG.5, un linaje descendiente de la XBB.1.9.2. La mayor parte de las secuencias de EG.5 detectadas en todo el mundo corresponden a China (2 247 secuencias, el 30,6 % del total). También está presente en España (107 secuencias, el 1,5 %).
En el último mes se ha observado un incremento de la proporción de la subvariante EG.5. La OMS la califica en su último informe como de riesgo bajo para la salud pública a nivel mundial, según la evidencia disponible. Si bien ha mostrado una mayor prevalencia y propiedades de escape inmunitario, no se han informado cambios en la gravedad de la enfermedad. Concretamente, la OMS considera que esta subvariante puede “causar un aumento en la incidencia de casos y volverse dominante en algunos países, o incluso a nivel mundial”.
En conclusión, sí estamos en un período de incremento de incidencia de la covid-19, pero no parece que tenga impacto sobre la gravedad de los casos. En España, aunque se ha detectado la nueva subvariante, no puede atribuirse ese aumento a la presencia de la misma.
No bajemos la guardia con los más vulnerables
En cualquier caso, es importante recordar que hay personas que, por su situación inmunitaria o de mayor vulnerabilidad, continúan siendo susceptibles de desarrollar cuadros más graves e incluso mortales.
Por ello debemos seguir manteniendo las precauciones si desarrollamos síntomas: evitar o limitar el contacto con personas vulnerables, utilizar medidas de protección (mascarillas) y extremar las de prevención (lavarnos las manos, evitar lugares cerrados sin ventilación) ante el contacto con otras personas vulnerables.
Para finalizar, es necesario destacar que es una garantía de menor afectación mantener un buen estado inmunitario, mediante el seguimiento de las pautas de vacunación. Resulta fundamental mantener y asegurar la vigilancia epidemiológica para tomar las decisiones adecuadas con la mejor base científica.
Artículo realizado con el asesoramiento de la Sociedad Española de Epidemiología.
Óscar Zurriaga, Profesor Titular. Dpto. de Medicina Preventiva y Salud Pública (UV). Serv. Estudios Epidemiológicos y Vig. Enf. No Transmisibles (Generalitat Valenciana). Unid. Mixta Investigación Enfermedades Raras FISABIO-UVEG. CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de València; Ángela Domínguez García, Catedrática Medicina Preventiva y Salud Pública, Departamento de Medicina, CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de Barcelona; Eduardo Briones Pérez de la Blanca, Médico epidemiólogo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Junta de Andalucía; Federico Eduardo Arribas Monzón, Jefe de Servicio de Evaluación y Acreditación Sanitaria. Dirección General de Asistencia Sanitaria, Departamento de Sanidad de Aragón; Maica Rodríguez-Sanz, Responsable del Área de Investigación, docència y comunicación, l’Agència de Salut Pública de Barcelona; María Isabel Portillo, Coordinadora de los Programas de cribado de cáncer colorrectal y prenatal. Osakidetza-Servicio Vasco de Salud, Osakidetza – Servicio Vasco de Salud; Maria João Forjaz, Investigadora en salud pública, Instituto de Salud Carlos III; Mario Fontán Vela, Doctorando en Epidemiología y Salud Pública, Universidad de Alcalá, and Pere Godoy, Medical Doctor, Professor Public Health, Universitat de Lleida
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.