El Café de las 7
Welmer Ramos González
Se equivoca los grandes contribuyentes no son los que dice el Ministerio de Hacienda, es más la lista que ve obligada a publicar anualmente, solo revela que muchos de los enormes negocios reiteradamente, reportan pérdidas o cero utilidades.La política fiscal es un instrumento que emplean los gobiernos para impulsar y conseguir el desarrollo integral de la sociedad a través de la captación y la asignación de recursos hacia actividades estratégicas. El uso activo de la política tributaria, del gasto público y de la gestión de la deuda son instrumentos para conseguir el crecimiento productivo, la reducción de la pobreza y la desigualdad.
La conformación de la política fiscal de un país, evidencia el contrato social que integra al Estado y a sus ciudadanos en general. El nivel de suministro de bienes y servicios públicos y las calidades de estos, junto con un adecuado sistema de tributos progresivos y transparentes son indicadores de los compromisos de cohesión social y signos de la fuerza del contrato social.
Sin una adecuada y equitativa provisión de bienes públicos, tales como la salud, la educación, infraestructura, seguridad, entre otros, el contrato social se debilita. La fortaleza de una democracia está íntimamente relacionada a la percepción de equidad, progresividad, solidaridad y justicia, que tenga para los ciudadanos el sistema fiscal.
El sistema de impuestos y transferencias debe lograr un alto respaldo público, con ese fin de ser eficaz en el mitigar las desigualdades, los bienes públicos que financia deben percibirse de calidad, las cargas y los beneficios deben valorarse como equitativamente distribuidas, las normas que rijan su gestión deben ser transparentes y altamente conocidas. A todo esto hay que agregar que la construcción de la política fiscal es un proceso político, más cercano al ejercicio del poder fáctico que a razones de ciencia, técnica o justa conveniencia social.
Nunca un sistema tributario justo será una amenaza para el desarrollo, al contrario es un instrumento para el progreso económico, político y social de una nación. Los tributos proporcionan los recursos necesarios para llevar a cabo inversiones e innovaciones de largo aliento en procura del crecimiento. Es a través de los tributos y el gasto público que el Estado puede vencer la pobreza, la desigualdad y los flagelos más apremiantes que afectan al país.
Tampoco es económicamente cierto que los impuestos siempre impactan negativamente el dinamismo de la economía. Si los impuestos se captan entre las capas de la población que destinan los superávits a la acumulación o a inversiones en el extranjero, y el gobierno en cambio destina los recursos captados al gasto interno, los impactos sobre el dinamismo de la economía son positivos. Además, una política fiscal bien calibrada implica que las inversiones públicas, en sentido amplio, tendrán una rentabilidad social mayor que cualquier otra opción posible, ejemplo de estas son la educación, salud, sistemas de pensiones, etc.
Lo anterior, a manera de ejemplo, ya que existen una gran cantidad de situaciones en las cuales la captación de impuestos y el gasto público no genera pérdida de dinamismo de la economía, sino todo lo contrario.
En “El Café de la 7”, hemos visto que la carga tributaria de Costa Rica, es casi la mitad de la que tienen los países de la Unión Europea y es 10 puntos porcentuales más baja que el promedio de la OCDE. El sistema impositivo debe tener la característica de aportar los ingresos fiscales necesarios para financiar el gasto público, y a la vez ayudar reducir las desigualdades en la distribución del ingreso. Los sistemas tributarios progresivos deben estar basados en que quien más gana, más aporta; no solo en términos absolutos, sino de manera proporcional. No obstante, la estructura fiscal que tenemos en Costa Rica es percibida como regresiva, y basada, especialmente, es gravar el gasto y las rentas de las personas físicas, con muchas exoneraciones y portillos para la elusión; eso genera resentimiento social que debilita la democracia al percibirse el sistema como injusto.
Veamos unas cifras muy generales, en el siguiente cuadro, aprovechando su reciente publicación por parte del Ministerio de Hacienda.
El cuadro inserto, nos permite apreciar que el impuesto a las ventas (IVA), el impuesto de consumo, a los combustibles y a las remesas al exterior representan el 60% de la recaudación tributaria de Costa Rica; estos son impuestos indirectos que tienden a ser regresivos, puesto que quien los paga, no corresponde a criterios de capacidad de pago, sino con el acto de compra del bien. El 40% restante son Impuestos a los ingresos y las utilidades, impuestos directos, sin embargo, cuando desglosamos un poco más ese rubro encontramos que solo el 23% recae sobre personas jurídicas, el resto son impuestos a los ingresos de los asalariados o a remesas al exterior. Pero aún, no tenemos cifras disponibles, para separar del impuesto pagado por las personas jurídicas, en cuanto corresponde a lo que pagan las Pymes y lo que realmente pagan las personas jurídicas más grandes.
En conclusión, los grandes contribuyentes en Costa Rica son las personas físicas, los impuestos primordialmente son indirectos, y no están significativamente asociados a la capacidad de pago, la injusticia es sentida por la gente y provoca malestar contra el sistema, pero ese malestar es aprovechado por los sectores que menos contribuyen para aun rebajarse más los tributos.
Reiteradamente se ha enunciado, con falsedad, que en Costa Rica existe una alta voracidad fiscal y que el nivel tributario es extremadamente elevado, eso es parcialmente verdadero puesto que el sistema está mal calibrado desde la perspectiva de la justicia social y la transparencia.
No pretendo en “El Café de la 7” agotar un tema como la Injusticia del Sistema Tributario, pero sí llamar la atención a seguir con un debate impostergable y nunca más vigente que ahora, en un país escaso de reflexión e investigación independiente en el área tributaria. Los Grandes Contribuyentes en Costa Rica, no son los que dice el Ministerio de Hacienda. Se acabó el café.