Desde mi perspectiva
José Francisco Bolaños Arquín
Costa Rica enfrenta un alto crecimiento de la deuda pública, que en el 2020 alcanzó el 70% del PIB y un déficit fiscal del 8,34%, que está generando mayor desempleo, pobreza, desigualdad, inseguridad, desconfianza y un creciente sector informal.Nuestro país acumula una alta deuda pública, donde un 22% es deuda externa y 68% deuda interna. Los principales inversionistas de bonos nacionales son los siguientes: bancos públicos, el INS, IVM, operadoras de pensiones, cooperativas y mutuales.
Para este 2021 el Gobierno se encuentra enfocado a conseguir nuevos préstamos para cubrir el déficit por ₵5.6 millones de millones representando el 15,7% del PIB.
El 11 de enero, iniciaron las negociaciones del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional con el propósito de obtener un préstamo por $1.750 millones. Es vital ante este Organismo, la presentación de un plan estratégico y realista encaminado a solucionar la grave y peligrosa situación económica, fiscal y social que está enfrentando nuestro país. Un acuerdo que tenga una viabilidad política para lograr el consenso mayoritario y la aprobación por parte de la Asamblea Legislativa.
De acuerdo con INEC, la tasa de desempleo abierto a noviembre de 2020 es del 21,3% y el subempleo de 17,9%; un 39,2% de la fuerza laboral con problemas de ingresos, para un alarmante suma de 949 mil personas.
El Presupuesto de la República es bastante rígido ya que se establece por ley, siendo: remuneraciones el 25%, transferencias el 25%, amortización el 24%, intereses y comisiones el 19% y otros el 7% y solo se destina un porcentaje mínimo para infraestructura; una actividad importante y necesaria para nuestro desarrollo y generador de empleo; situación que obliga a incrementar las alianzas público – privadas.
El camino para superar esta peligrosa crisis es una eficaz reactivación económica y lograr un crecimiento el 6% o más en los próximos años y así generar el empleo y la riqueza que este país requiere y no enfocar los esfuerzos principalmente con el aumento de impuestos, que castiga fuertemente la clase media y baja y les resta poder adquisitivo y además, golpea fuertemente las actividades empresariales y fiscales.
Los bancos públicos deben destinar más recursos para el sector productivo en general, pero principalmente al fortalecimiento de las mipymes y al fomento del emprendedurismo; sector en donde tuve la suerte de estar ligado por más de dos décadas a nivel profesional como asesor y como profesor universitario impartiendo el curso “Desarrollo de Emprendedores”.
Un valioso sector que representa el 96% del parque empresarial y contribuye con el 50% del PIB, el 14% de las exportaciones y genera alrededor del 50% del empleo total, lo que demuestra que es un sector clave en este campo y así tratar de disminuir un poco más la pobreza. Debemos tener presente que ante esta crisis del coronavirus, miles de empresas se han visto obligadas a cerrar sus puertas.
Nuestro país requiere de un Estado ágil, eficiente y oportuno que se adapte a las exigencias actuales con medidas de corto, mediano y largo plazo, por lo que se requiere de su modernización y restructuración. Además de analizar y regular las transferencias y los superávit de las Instituciones Públicas; ya que alrededor de 260 de ellas acumulan la no despreciable cantidad de ₵4.3 millones de millones de colones. También es necesario un ataque frontal al contrabando, a los pluses abusivos, análisis de las exoneraciones, pensiones de lujo, a la evasión y la elusión fiscal.
Hay que facilitar y promover la atracción de inversión extranjera directa; por lo que se hace vital la disminución de las tarifas eléctricas y también evitar que empresas emigren a otros países donde les ofrecen precios más accesibles, como ya ha ocurrido en algunas oportunidades.
El país debe lanzar al mundo un mensaje positivo, a los organismos internacionales y a las calificadoras de riesgo que sin ninguna duda, están pendientes de nuestro accionar.
“El tiempo se agota”
– Lic. Administración de Negocios