Recopilación Carlos Revilla
El 7 de enero es el séptimo día del año. Quedan 358 días para finalizar el año.
Nuestras ilusiones no tienen límites; probamos mil veces la amargura del cáliz y, sin embargo, volvemos a arrimar nuestros labios a su borde.
René de Chateaubriand (1768-1848) Diplomático y escritor francés.
En esta fecha nació Heinrich Stephan, que organizo el sistema postal de Alemania y además fue el fundador de la Unión Postal Universal (UPU).
1637 – Sale de Amatitlán con destino final a Costa Rica el fraile e historiador Tomás Gage.
1774 – El Gobernador Juan Fernández Bobadilla gira exhorto para la captura de 12 hombres que asaltaron al conductor del dinero de la Caja Real de Nicaragua, señor Joaquín Molano.
1789 – Muere en Cartago el Gobernador José Perié.
1821 – Ayuntamiento de Nicoya nombra al Comandante Juan Francisco Alvarado como Elector.
1825 – Pablo Alvarado Bonilla es nombrado Diputado por Costa Rica al Congreso Federal.
1828 – Municipalidad de Ujarrás dicta normas sanitarias de observancia obligatoria.
1831 – Se prohíbe en Esparza la recolección de limosnas de parte de individuos que llevan colgada la imagen de un santo.
1837 – Aparece el primer número del periódico «Esfuerzos de Patriotismo».
1858 – El presidente Buchanan de USA califica la captura de Walker por el Comodoro Paulding como un error.
https://youtu.be/LjQ0Dxuk3wk
1863 – Es embarcado en Nueva York, con destino a Costa Rica el lote de primeros sellos postales del país, con valor de 1/2 real y 2 reales.
1871 – La constitución aumenta el periodo presidencial de 3 a 4 años.
1884 – Vicente Navas es recibido como Embajador Extraordinario en Misión Especial, de Nicaragua en Costa Rica.
1892 – Antonio Maceo, el héroe cubano, acepta las modificaciones hechas por el Congreso para establecer una colonia en Nicoya.
1912 – Muere en San José el estadista Salvador Lara Zamora.
1923 – Muere en París Marian Le Cappellain, ex Directora del Colegio Superior de Señoritas de San José.
1928 – Llega a Costa Rica Charles Lindbergh en su avión El Espíritu de San Luis.
1958 – Monseñor Alfonso Hoefer Hombach es electo Vicario Apostólico de Limón.
1968 – Se inaugura Escuela Normal Superior.
GALILEO GALILEI
1610 – En Italia, Galileo Galilei observa cuatro de las lunas de Júpiter a través de su telescopio.
DAGUERROTIPO
1839 – En París, la Academia de Ciencias de Francia anuncia la creación del primer método practicable y comercializable de fotografía.
IRLANDA
1922 – Se aprueba el Tratado de Londres, por el que se establece el Estado libre de Irlanda.
TARZÁN
1929 – Aparece Tarzán, una de las primeras historietas de aventuras.
NIKOLA TESLA
1943 – Murió Nikola Tesla, físico, matemático, ingeniero eléctrico e inventor estadounidense de origen serbio. Había nacido en 1856.
LA FLOR DE LA CANELA
1950 – La compositora y cantante Chabuca Granda compone el célebre vals «La Flor de la Canela».
ALTOS DEL GOLÁN
1982 – En la Ciudad del Vaticano, el papa Juan Pablo II condena la anexión israelí de los territorios del Golán.
HIROHITO
1989 – Murió Hirohito, emperador japonés. Había nacido en 1901.
TORRE INCLINADA DE PISA
1990 – En Italia, La Torre inclinada de Pisa se cierra al público por primera vez en 800 años, en medio de la especulación de que su estructura está a punto de desplomarse. Desde su construcción en suelo blando como campanario de la catedral en el siglo XII, la Torre comenzó a inclinarse. No será hasta 1999, tras varios proyectos fallidos para corregir su inclinación, cuando unos ingenieros inicien un proceso de extracción del suelo inferior que se mostrará realmente efectivo. Se estima que esta obra de ingeniería proporcionará a la Torre al menos 300 años más de vida.
CHARLIE HEBBO
2015 – En París, Francia se produce el atentado terrorista en la sede del semanario satírico francés Charlie Hebbo en el que murieron 12 personas.
COVID-19
2020 – En Wuhan China se descubre el COVID-19
TRASPLANTE
2022 – Por primera vez, en el Centro Médico de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, un equipo de cirujanos logra trasplantar a un hombre de 57 años con una grave enfermedad cardíaca un corazón de un cerdo que ha sido modificado genéticamente para hacerlo compatible con el cuerpo humano.
La moneda de oro de Sacagawea no está hecha de oro. Se trata de un núcleo de cobre recubierto de latón al manganeso para darle un acabado similar al oro.
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En la cultura hindú, las mujeres suelen perforarse la nariz por el lado izquierdo, debido a la conexión que se cree que existe entre esa parte del cuerpo y los órganos reproductores femeninos en la medicina ayurveda.
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Las cejas son cruciales para el reconocimiento facial. Una ceja media tiene unos 250 pelos.
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Una rata puede aguantar más tiempo sin agua que un camello.
Días malos en la historia
7 DE ENERO DE 1789
El vicepresidente que no aguantó callada
«Pero mi país, en su sabiduría, ha creado el cargo más insignificante que jamás haya concebido la invención del hombre o su imaginación».
–John Adams, sobre su papel como primer vicepresidente de Estados Unidos.
John Adams se conformaba con el segundo puesto. En su opinión, su elección como primer vicepresidente de Estados Unidos el 7 de enero de 1789 consolidó su posición en la jerarquía de los héroes de la Revolución, no sólo entre sus contemporáneos, sino también en la historia. Podía vivir con George Washington en la cima del Olimpo -aunque a regañadientes- porque, en realidad, no tenía elección. El estatus popular de Washington como semidiós era casi inviolable, así que Adams se contentó con la creencia de que era, como mínimo, el primero entre los mortales. Cualquier otro puesto en el nuevo gobierno estaba, como escribió su esposa Abigail, «por debajo de él mismo».Sin embargo, poco después de asumir el cargo, Adams se dio cuenta de que su papel carecía casi por completo de importancia, una «dignidad poco provechosa, como la describió James Madison (o, dicho con menos elegancia por el futuro vicepresidente John Nance Garner, “que no vale ni un cubo de pis caliente”). Aparte de asumir la presidencia en caso de fallecimiento del titular, la única función que la Constitución encomendaba al vicepresidente era presidir el Senado en silencio y emitir el voto decisivo en caso de empate.
La perspectiva de permanecer mudo en el Senado irritó a Adams mientras se preparaba para tomar posesión. «No carecía totalmente de experiencia en asambleas públicas», escribió (un eufemismo, dado el papel fundamental que había desempeñado en la búsqueda de la independencia de Estados Unidos), “pero he estado más acostumbrado a participar en sus debates que a presidir sus deliberaciones”.
El Padre Fundador no encontraba la forma de mantener la boca cerrada. Parecía balbucear más sobre cómo llamar a su jefe. Mientras que la Cámara de Representantes, en el espíritu del republicanismo, se había decantado simplemente por «Presidente de los Estados Unidos», Adams -quizás con la esperanza de compartir la gloria reflejada del cargo- refunfuñaba que no era lo bastante distinguido. Sólo el más regio de los títulos sería apropiado para el líder de la nueva nación, objetó en voz alta, algo así como «Su Majestad, el Presidente». Cualquier apelativo menor, insistió Adams, pondría a Washington a la altura del presidente de una simple compañía de bomberos o de un club de cricket, y a él, ¡horror de horrores, un peldaño por debajo!
Adams fue tan detestablemente franco en esta cuestión que no sólo se ganó la reprimenda de sus colegas, sino también su desprecio. Thomas Jefferson, por ejemplo, calificó la inflación de títulos propuesta por su colega como «la cosa más superlativamente ridícula que jamás he oído». Otros sugirieron sarcásticamente un nombre adecuado para el corpulento vicepresidente: «Su Rotundidad». Y muchos lo vilipendiaron -injustamente- como monárquico declarado, una acusación que acosaría a Adams durante el resto de su carrera política.
Mortificado por el alboroto, el presidente Washington se limitó a mantener las distancias con el embarazoso vice durante el resto de su mandato. Al abandonarlo, escribió a Adams, recién elegido para el cargo cuyo título tanto le había consumido: «Yo estoy bastante fuera, y tú estás bastante dentro. A ver quién de los dos es más feliz».
Tomado del libro «Bad Days in History»