Un acuerdo posible

Oscar Arias Sánchez
Oscar Arias Sánchez. CP/Archivo

Hace seis años, en un artículo que publiqué en la página de opinión del periódico La Nación bajo el título de “Un Acuerdo Posible” escribí lo siguiente: “Hoy, cuando debatimos, una vez más, entre imponer nuevos tributos y recortar gastos del presupuesto que debe aprobar nuestro Parlamento para el 2015, quiero, respetuosamente hacer una propuesta.” En aquella oportunidad mi propuesta consistía en disminuir el déficit durante los 2 años siguientes (2015 y 2016) en un 5% del PIB, donde un 3% se obtenía con nuevos tributos y el otro 2% con reducción del gasto. El propósito de esta sugerencia era equilibrar el costo del ajuste entre el sector público y el sector privado, lo cual pasaba por reducir el tamaño del estado y aprobar un sistema tributario mucho más progresivo.

Hoy la receta sigue siendo la misma, aunque la situación financiera del gobierno es mucho más crítica. Por ello, es imperativo alcanzar un acuerdo entre las diferentes fracciones políticas representadas en nuestro parlamento que contemple un balance entre nuevos tributos y el recorte del gasto. Considero que en la propuesta de nuestro gobierno no se contempla la tan urgente reestructuración del aparato estatal que el país requiere.

Por otro lado, las manifestaciones de algunos lideres empresariales y políticos en contra de nuevos impuestos hace inviable una negociación con el FMI, y la principal consecuencia de no alcanzar dicho acuerdo posiblemente sería una devaluación de nuestra moneda similar a la que tuvimos en el gobierno del expresidente Rodrigo Carazo. Una devaluación, como es sabido, significa un empobrecimiento generalizado para todos los costarricenses, donde los sectores más pobres serían los más afectados.

Como en toda negociación las partes tendrán que transigir y no todas lograrán sus expectativas. Pero, como lo he dicho muchas veces, en una negociación se obtiene lo que se puede y no lo que se quiere. No hay nada más urgente que alcanzar un acuerdo en el seno de nuestra Asamblea Legislativa.

La eficacia de nuestro régimen democrático se encuentra, actualmente, sometida a duras pruebas. La crisis económica que hoy vivimos, agudizada por la pandemia del Covid19, es una coyuntura de enormes desafíos. Creo, sin embargo que, a pesar de todo, es también una oportunidad de superar la postración de nuestro sistema político y de preservar las mejores virtudes de la democracia costarricense.

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