Bazar digital
Carlos Revilla M.
Uber es posiblemente una de las compañías tecnológicas más en boga por todo el mundo en estos momentos, y que parece no le ha ido tan mal, a pesar que esta rodeada por la polémica desde prácticamente su nacimiento, con su servicio de “alquiler de taxis”, que ya ha sido prohibido en algunos países como España y con problemas tanto con la justicia como con la ley. Según podemos leer en The Wall Street Journal, la empresa acaba de alcanzar un valor de más de 50 mil millones de dólares. Para entender mejor lo que Uber ha logrado, vamos a compararla con otro titán de las nuevas tecnologías, Facebook. La empresa de Mark Zuckerberg alcanzó la misma valoración de Uber en 2011, cuando la empresa tenía unos siete años de edad. Ahora Uber lo logra con tan sólo cinco años de vida.
Lo que hace Uber es conectar a pasajeros con conductores a través de su aplicación, permitiendo más posibilidades de transporte para los usuarios y más negocios para los conductores. Desde su fundación en 2009 se ha extendido a más de 70 ciudades. El usuario debe descargar la aplicación a su celular y luego de registrarse debe permitirle encontrar su ubicación a través del GPS. El cliente elige entre diferentes modelos de auto (un Sedán negro para cuatro personas; un taxi tradicional que tiene acuerdo con la empresa; un UberX, que sería la versión barata; una camioneta deportiva para seis o un auto de lujo, que es el más caro) y luego presiona en el botón que activa el pedido. Uber encuentra al chofer más cercano a través de la geolocalización y lo manda hacia el cliente.
Las tarifas dependen de cada ciudad pero por lo general son más baratas que un taxi tradicional. Uber se lleva una comisión del pago del viaje y solo acepta pagos con tarjeta de crédito. El usuario debe ingresar los datos de su tarjeta antes, cuando se registra. Además, la propina viene incluida en ese pago y el usuario puede decidir qué porcentaje va a ser desde el sitio web de Uber, por lo que no hay necesidad de andar con dinero para pagar por el transporte.
Inicialmente, los conductores tenían carros Uber como sedanes Lincoln Town Cars, Cadillac Escalade, BMW Serie 7 y Mercedes-Benz S550. Después del 2012, Uber añade una selección más amplia de coches en el mercado, los llamados UberX. Los coches se reservan mediante el envío de un mensaje de texto o mediante el uso de la aplicación móvil. Usando la aplicación, los clientes pueden rastrear la ubicación de su carro reservado.
No obstante, esta iniciativa de Silicon Valley ha sumado problemas en todo el mundo y corre el riesgo de tener que poner freno a su espectacular crecimiento. Desde su nacimiento, Uber recibió la declaración de guerra de agrupaciones de taxistas en muchas ciudades, y reguladores en todo el mundo han intentado boicotear sus operaciones. A partir de 2012, Uber ha expandido sus operaciones para incluir los llamados «viajes compartidos», que no son en taxi.
En las mayoría de las ciudades donde Uber brinda servicio, los taxistas formales han protestado contra un servicio que consideran es competencia desleal. Desde ese sector del Taxi se critica que un taxista deba pagar normalmente una licencia y un seguro de todo riesgo —entre otros requisitos—, según el sistema de regulación que exista. En cambio, la empresa Uber puede operar sin pasar por esos controles de calidad mínimos. Por eso, los taxistas opinan que el servicio de Uber pone en grave riesgo a los usuarios y que además el uso de una aplicación de este tipo fomenta el transporte pirata y la creación de una bolsa de fraude fiscal evidente.
Las protestas del sector han ido creciendo hasta el punto de que en octubre de 2014 se dieron casos de vehículos de Uber quemados tras una manifestación de más de 300 taxistas en España, en lo que se llamó “el funeral del sector del taxi”.
Esta semana que termina, un grupo de taxistas formales hizo una manifestación frente a la embajada de Colombia en apoyo a una huelga de sus colegas en Bogotá, que protestaban en contra de Uber. Esto a pesar que Uber no funciona en el país.
En Costa Rica el transporte de personas es un servicio público, y está en manos del Estado, que lo da en concesión. Los buses de pasajeros y los taxis por ejemplo, lo que tienen es una concesión del Estado para poder operar y brindar el servicio. En casos muy calificados —y de forma temporal— se dan permisos para operar. Las tarifas son fijadas por un ente regulador, en el caso de nuestro país por la Aresep. Es totalmente ilegal brindar el servicio de transporte de personas sin la autorización del Estado.
Pero no es esto lo realmente importante aquí. Inicialmente Uber defendía que se movía en las aguas de la «economía colaborativa» (¡vaya conceptico!), que sus usuarios carecían de ánimo de lucro y que ejercían de choferes para compartir gastos. Todos decían, entonces, que bien por Uber, realmente piensa en la gente. Pero no, ya hasta ellos mismos cambiaron esa visión altruista y ahora dicen que son una «empresa de servicios de la sociedad de la información» que ejerce de «intermediadora» entre conductores y pasajeros a través de una aplicación para móvil (dicho por ellos mismos).
En dos platos, nada de «economía colaborativa» ni de altruismo, puro capitalismo, el vil metal, y no es que esto esté mal, que dicha que les funciona el negocio, el problema es engañar a la gente haciéndoles creer que se están ayudando entre si, cuando en realidad, ya vimos que el único realmente beneficiado es Uber Inc.
No creo que Uber llegue a Costa Rica, como ya dije sería algo totalmente ilegal. Pero, entiendo a los usuarios, Uber da unas facilidades muy buenas, el app para los smartphones es casi perfecta. Entonces ¿por qué no pensar en algo parecido para el servicio actual? Sería increíble que, por ejemplo, las cooperativas de taxis usaran algo parecido a la app de Uber, y así habría una competencia muy sana a nivel de servicio. Incluso, podría ser que esto haga que nazcan más cooperativas de taxis o se asocien más taxistas a las actuales, algo que sería muy bueno y que se debería alentar, en esto, por supuesto, el Estado puede ayudar.
Con la ayuda Wikipedia y otras fuentes