Política entre bastidores
El financiamiento a los partidos casi siempre es el que provoca corrupción interna, nepotismo, condicionamiento de la acción de gobierno a los intereses económicos de los financistas de campaña y cuantas otras corruptelas imaginables. Hasta donde he podido percibir en la época actual, con sinceridad expreso que sólo el Frente Amplio se ha librado de cargos de esta naturaleza.
Por un tiempo, la deuda política adelantada por parte del Estado -creación de don José Figueres Ferrer-, atenuó parcialmente las influencias negativas del financiamiento privado irregular. Así, por ejemplo, gracias a la deuda política adelantada del Estado don Luis Alberto Monge pudo llegar a ser Presidente de la República, pues nunca tuvo el favor de los poderosos grupos económicos que hoy condicionan la gestión pública. Se dio el momento en que la Sala Cuarta declaró inconstitucional lo adelantado del pago, ante iniciativa del entonces diputado Otto Guevara. Con el paso del tiempo, la deuda del Estado ha pasado a ser insuficiente y la voracidad de algunos partidos, con distintas modalidades y tonalidades, los ha convertido en canastos sin fondo para recaudar recursos privados a cualquier costo.
En nuestro paso por el Centro de Estudios Democráticos de América Latina (CEDAL) y bajo la dirección de don Luis Alberto Monge, los cursos de formación de dirigentes políticos del Continente siempre incluyeron el tema del financiamiento político. El intercambio de las distintas experiencias de los partidos fue permanente, al igual que la prédica de don Luis Alberto alrededor de la necesidad de un financiamiento popular de los partidos desde las bases, en vez del aporte de grandes capitales. La penetración de esos grandes capitales y la derecha indudablemente es uno de los factores que han desdibujado la ideología política, más bien la desideologización. En otras palabras, la derecha ha penetrado a casi todos los partidos en Costa Rica.
Estando en CEDAL procedimos a hacer una investigación autónoma de la forma de financiamiento político en varios países, con sorprendentes resultados. No podemos aportar el informe escrito, dado que un incendio en La Catalina consumió una buena parte de nuestros archivos. La investigación, que incluyó a Honduras, Jamaica, Panamá, Paraguay, Venezuela, Ecuador, República Dominicana y Perú, se hizo inclusive con visitas a algunos de dichos países.
El denominador común para todos los países fueron los grupos de poder aportando e influyendo con el financiamiento de los partidos, pero también con algunas particularidades que trato de resumir.
En Panamá antes de la llegada al poder del general Omar Torrijos, los partidos se financiaban manejando la lotería nacional. El funcionario público mejor pagado lo fue el Director de la Lotería Nacional. Era el cargo más apetecido, me atrevo a decir que en remuneración era el equivalente al representante de Costa Rica ante el Banco Centroamericano de Integración Econbómica (BCIE). Muchos de los premios se programaban para retribuirle los aportes a los financistas. El general Torrijos acabó con la deleznable práctica.
En Honduras se implantó como gran novedad la Lotería Fiscal. Los consumidores aportaban facturas pagadas para participar en los sorteos mensuales. Pero el colmo, se instauró la práctica -por supuesto ilícitamente y en secreto-, de los sorteos y premios amañados para pagar los aportes a la campaña política del partido ganador. El Presidente hondureño Carlos Roberto Reina suprimió la lotería fiscal y le puso fin a la práctica fraudulenta. Las mismas familias eran siempre las favorecidas, con la programación dolosa de los premios.
Ahora, para mí fue impactante cuando en la misma Caracas, acompañado del diputado don Jorge Luis Villanueva Badilla, nos aconsejaron para Costa Rica, con la más increíble naturalidad, aplicar el sistema de financiamiento político que ellos tenían y que les había resuelto su problema. Eran los tiempo del bipartidismo de Acción Democrática y COPEI. La fórmula era sencilla y respetada rigurosamente por ambas agrupaciones. Y conste, no se trataba de ningún secreto. Los venezolanos conocían la práctica. Se habían puesto de acuerdo en que, en toda obra pública, la empresa favorecida debía agregarle al presupuesto de la obra 7% en favor del partido gobernante y 4% al partido opositor. ¡Así quién no!, como decía la diputada doña Niní Chinchilla. Les juro que no exagero. Esta era una de las prácticas que facilitaron el advenimiento de Hugo Chávez en la pobre y explotada Venezuela.
Debemos reconocer en justicia que hubo partidos que sí practicaban el financiamiento popular, parcialmente, en sus agrupaciones. Me refiero concretamente a cinco partidos: el Peoples National Party (PNP) de Jamaica, Izquierda Democrática (ID) de Ecuador, Partido Revolucionario Febrerista (PRF) de Paraguay, Partido Revolucionario Dominicano (PRD) de República Dominicana y Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) de Perú.
Es de destacar cómo se practicaba la solidaridad activa de algunos partidos concretamente con Liberación Nacional. No se crea que eran aportes de solidaridad moral únicamente. Se entendía la solidaridad como fraternidad y ayuda mutua, con desarrollo de los conceptos de cooperación y participación. En este aspecto, sobresalían las muestras de solidaridad efectiva del PRD de Panamá, AD de Venezuela y PRD de República Dominicana -y ni qué decir del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD)-, hacia los partidos del mismo signo ideológico.
Don Luis Alberto Monge no se cansaba de exhortar en los cursos de La Catalina la implantación de un sistema de financiamiento popular del partido, con pequeños y moderados aportes, como única forma de romper con los compromisos y condicionamientos de los financistas. Todavía más, don Luis Alberto enseñaba que un partido político, para poder considerarse tal, debía reunir cuatro requisitos: una ideología definida, una estructura organizativa activa permanente en todo el país, tribunal o tribunales de ética y disciplina funcionales y un sistema de financiamiento popular desde las bases.
Liberación y la mayoría de los partidos no han logrado consolidar el financiamiento desde las bases. En la actualidad, el Dr. Yayo Vicente y la Tesorera del partido Annie Saborío están trabajando fuerte hacia la consecución de ese objetivo.
Al efecto, deseo agregar mis propias conclusiones, basadas en el conocimiento de las estructuras exitosas de financiamiento popular, particularmente en el APRA de Perú, ID ded Ecuador y PRD de República Dominicana. No sé en la actualidad, simplemente me estoy refieriendo a la época del más activo funcionamiento de CEDAL en La Catalina.
La mayoría de los intentos de financiamiento desde las bases no ha tenido éxito porque hay desconfianza en las bases. Hay desconocimiento total sobre el destino de las recaudaciones populares.
En esos partidos de mayor éxito sus dirigentes afirmaban que el secreto está en saber dar cuentas del uso de los recursos recaudados. José Francisco Peña Gómez en República Dominicana, por ejemplo, siendo Secretario General y Presidente del PRD, hacía llegar a los contribuyentes un informe financiero trimestral específico sobre uso de los recursos. Y púbicamente, en su programa de radio semanal, publicaba un informe de tesorería cada seis meses. Además, los contribuyentes permanentes recibían invitaciones personalizadas a todas las actvidades públicas de su Partido.
Hago un paréntesis para señalar con admiración el actuar de Peña Gómez como dirigente máximo de su partido. Tenía un programa radial en el que informaba, con los mayores detalles, todo lo que actuaba en nombre del PRD, reunión por reunión. Al regresar de alguna gira o reunión internacional, también informaba al detalle de lo tratado y actuado.
Peña Gómez fue candidato presidencial del PRD, fracasó en su intento contra Joaquín Balaguer, fundamentalmente por la xenofobia del pueblo dominicano. Su origen haitiano fue el principal factor de su derrota, a pesar de ser el mayor líder de masas en la historia dominicana.
Cierro el paréntesis para explicar que lo que aquí escribo no es un consejo para nadie. Es simplemente un relato de mis experiencias, si de algo sirven.
Y abro de nuevo otro paréntesis para exponer brevemente la experiencia de los alemanes, experiencia ejemplar pero totalmente inaplicable a la realidad latinoamericana.
El Estado alemán financia los programas de formación democrática de los partidos políticos por medio de las fundaciones políticas. El aporte estatal es proporcional a los últimos resultados electorales, con programas previamente conocidos y aprobados por los órganos contralores. Esa formación democrática se ejecuta en el interior del país, y en el resto del mundo por medio de las fundaciones Ebert, Adenauer, y Naumann -las cito como ejemplos-, como una forma de solidaridad política.
El financiamiento en sí a los partidos propiamente dichos es muy particular y financiado por el Estado. Esto aplicable a los partidos y a las iglesias. Los ciudadanos deben escoger, por separado, sobre una base voluntaria, con qué denominaciones quieren contribuir y con cuánto. Su aporte es deducido del impuesto de la renta.
¿Lo creen practicable en nuestro medio?