Sobre la Europa herbívora: entre Josep Borrell y Soledad Gallego

Enrique Gomáriz Moraga

Enrique Gomariz

Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, usó de nuevo la vieja metáfora de la Europa herbívora en un mundo carnívoro, durante un discurso el pasado 12 de octubre. Solo dos días después, Soledad Gallego-Diaz, la que fuera directora del diario El País, reprochaba duramente a Borrell por ello. En un artículo titulado “Mejor sin metáforas”, la premiada periodista afirmaba: “la dichosa metáfora de Josep Borrell ha entrado como un tornillo en la cabeza de muchos ciudadanos, Pues bien, es falsa”.

Resulta fácil compartir la crítica de Gallego-Diaz sobre el gusto, no siempre bueno, de Borrell por las frases hechas. Pero parece oportuno hacer una precisión sobre el significado de las metáforas. En estricto sentido, una metáfora no es cierta o falsa por su propia naturaleza. Tendría más sentido decir si una metáfora es acertada o desacertada, es atinada o no, para describir como figura retórica una determinada realidad. Será esa realidad la que pueda ser cierta o falsa. Soledad Gallego-Diaz señala que es falsa la realidad que trata de expresar la metáfora de Borrell.

La consistencia de una metáfora se mide por dos elementos: a) si tiene eficacia para trasmitir la idea o la realidad que trata de ilustrar y b) por su capacidad comunicativa en los receptores. Y hay que aceptar que la metáfora de Borrell, aunque no sea precisamente nueva, tiene esas dos capacidades. La segunda es plenamente aceptada por Soledad, cuando afirma que “ha entrado como un tornillo en la cabeza de muchos ciudadanos”. En cuanto a la primera, creo que también ilustra la idea que pretende transmitir: que Europa necesita dotarse de poderos dientes militares para hacerse respetar.

En realidad, es a esta idea a la que Gallego-Diaz dirige su crítica. Así, describe -con evidente nostalgia- la potencia alternativa de Europa, cuando afirma: “Poder es la capacidad de configurar la política mundial de acuerdo con tus intereses. Algunos pretenden tenerlo mediante una poderosa economía y un gran poder militar. Otros, como la Unión, lo pretenden mediante una poderosa economía y la presentación de unos valores o principios que atañen a la sociedad civil, unos límites con los que anuncia su total compromiso y con los que intenta convertirse en modelo alternativo. Algunos lo denominaron poder blando”.

Desde luego, ese poder blando tiene que poseer alguna capacidad de defensa y hoy, como señala la exdirectora de El País, la UE “constata que sus capacidades militares no son suficientes para esa tarea”. Pero deberá incrementar esas capacidades sin asumir “las retoricas militaristas”. Es decir, que las capacidades militares deberán ser defensivas y proporcionadas. El de Europa será “un poder que debe seguir siendo “blando” pero compatible con una poderosa autodefensa. Europa no hace la guerra, pero se defiende con energía cuando se la hacen”.

En el fondo, Soledad Gallego está aludiendo a la verdadera disyuntiva en que se encuentra la Unión Europea: se mantiene como un poder blando con mayores capacidades de autodefensa o bien elige ser una potencia militar como lo son sus inmediatos vecinos y/o competidores. No hace falta subrayar el efecto que tendría cada una de las dos opciones para el resto del mundo: reducir o incrementar un planeta dominado por el gasto en armamento y el discurso confrontativo.

No obstante, hay un detalle que se le escapa a la reconocida periodista. No hace uso de la memoria comunicativa. Porque la metáfora sobre la Europa herbívora y el mundo carnívoro no es precisamente nueva. Ha sido usada por políticos conservadores europeos y norteamericanos, incluyendo sus respectivos halcones, durante todo el siglo XX. Recuerdo con claridad como fue usada profusamente por esos sectores con oportunidad del debate sobre los euromisiles durante los años ochenta. El hecho de que haya sido usada nuevamente por Josep Borrell indica dos cosas. La primera, que si hoy es usada por el alto representante de la UE, procedente de las filas socialdemócratas, eso nos da una idea de la magnitud del giro de la opinión pública europea, que ha logrado arrastrar a la socialdemocracia en países puntales del poder blando europeo: Suecia, Noruega, Alemania, Austria, entre otros. Puede afirmarse que este giro hacia posiciones belicistas en Europa es el mayor éxito logrado por el Kremlin de Putin. Lamentable.

El segundo aspecto refiere al propio Borrell. Usar esa vieja metáfora refleja que el hoy alto representante de asuntos de seguridad, no estaba muy familiarizado con las cuestiones de la seguridad europea en las últimas décadas del pasado siglo. Esto lo reconoce el economista Josep Borrell, pero eso no reduce las consecuencias del hecho. Para no equivocarse respecto de las perspectivas estratégicas de la Unión Europea, resulta útil poseer los antecedentes de los debates sobre seguridad europea (por ejemplo, en la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa). Quizás así los representantes de la UE estarían menos expuestos al clima belicista hoy imperante y podrían ser más cuidadosos con el uso de las metáforas recicladas.

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