Sobre la Beatificación de Romero

Ocean Castillo Loría

El arzobispo Romero era la persona más amada y más odiada de este país (El Salvador)… y como Jesús, fue crucificado.”

Ricardo Urioste, asistente personal de Romero. Declaraciones a la BBC en el 2014.

Monseñor Oscar Arnulfo Romero

El Vaticano inició en 1997, el estudio de la beatificación de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, pero la sociedad salvadoreña, aún estaba crispada como consecuencia de la larga guerra civil. Se decía que por ello se atrasaba el proceso.

Pese a esto, la Diócesis de aquel país, logró enviar la Causa al Vaticano luego de terminar su estudio propio (Iniciado en 1994). Las cartas enviadas desde El Salvador, mostraban como se iban superando las divisiones sobre la figura del prelado.

En el año 2000, se daría un ejemplo de cómo, se alimentaban oposiciones contra Romero en el Vaticano: en esa época, el Cardenal Francisco Javier Nguyen Van Thuan, predicaba los ejercicios espirituales para la Curia Romana y el Papa, en ellos, el hoy fallecido Cardenal, recordaba a Romero como uno de los grandes testimonios de fe de nuestros tiempos. Al final de las meditaciones a Nguyen, se le acercaron algunos purpurados latinoamericanos que le recriminaron: estaba exaltando a un sacerdote controvertido y para algunos, hasta subversivo. Cuando se publicaron esos ejercicios, el nombre de Romero, había desaparecido…

En 2007, Benedicto XVI, viajaba hacia Brasil, y se le preguntó sobre Romero, la respuesta fue sorprendente, tomando en cuenta el conservadurismo del Papa: habló de Romero, “como un gran testimonio de fe”, le dio a su muerte, características de “verdaderamente increíble”, además dijo que Romero era “digno de beatificación”, pero estas palabras no fueron transcritas en las versiones oficiales de las preguntas que le hicieron los periodistas, y que fueron publicadas en varios medios del Vaticano.

En febrero del 2008, la prensa escrita informaba sobre las dificultades para beatificar a Monseñor Romero, ese tema ya llevaba bastante tiempo en el Vaticano… el Cardenal portugués José Saraiva Martins, salió a la prensa a decir que no era cierto que desde el centro del Catolicismo Latino, se obstaculizara el proceso de beatificación.

En algún momento, se dijo que el problema eran las posibles relaciones del Prelado con la guerrilla Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), a la que también criticaba. En esta misma línea, se había dicho que debía demostrarse que las motivaciones de su asesinato eran de índole religiosa.

Beatificar a Romero era un acto de justicia dentro de la iglesia…

La Arquidiócesis de San Salvador siempre tuvo claro que el asesinato de Romero fue causado por su fe, esto fue y es reconocido por Obispos de todas partes del mundo, y no solo en el Catolicismo Romano, por ejemplo, los Anglicanos, reconocen a Romero entre los más grandes testigos de la fe del siglo XX.

A Romero lo mataron porque su teología estaba animada por el Espíritu Santo, el Espíritu de la Vida. Por esta razón, en un momento en el que en El Salvador la vida no tenía valor, tenían que eliminarlo.

Y en esa teología, que era anuncio de la Buena Nueva, no es ocioso decir que Romero hacía una acción de política social. Hoy gracias al Papa Francisco, la Iglesia a la que Monseñor Romero pertenece, entiende la realidad de esa misión, los temores de la politización de la figura de Romero se han esfumado.

En febrero de 2013, el Papa Francisco desbloqueó el proceso de beatificación, esto 17 años después de haberse presentado en Roma la causa para la canonización y 7 años después de que el expediente, pasara a la Congregación para la Doctrina de la Fe (Ella analizó hasta dos y tres veces los múltiples escritos de Romero y concluyó que en ellos no había desvíos doctrinales. Estaban en línea con la visión de Pablo VI).

Todavía a mediados de ese año, José Luis Escobar, arzobispo de San Salvador, hacía un llamado para que ningún político hiciera uso de la imagen de Romero, en clara alusión al FMLN. Se subrayaba así, la discreción del proceso eclesiástico.

Ahora bien, todavía para mediados del año pasado, se explicaba que en la Congregación Para la Doctrina de la Fe, el proceso estaba bloqueado por prudencia, pero el Papa Francisco lo desbloqueó y dependía de los postuladores de la figura de Romero, el avance. En este punto, ya la jerarquía vaticana no estaba aliada con los católicos enemigos de Romero (Recordamos un documental donde se hacía un sondeo entre las y los salvadoreños sobre su figura; y una mujer relativamente joven, al detener su auto y ser consultada, dijo: “Ah… era para eso que me preguntabas… no, yo a ese señor… a mí ese señor, no me caía bien… no me cae bien”)

En ese momento, el Papa pedía una clarificación en el sentido de si Romero había sido martirizado por “odium fidei” (Odio a la fe) cosa que hoy sabemos (como siempre hemos sabido), es cierta…

El decreto que confirmaba esa condición, lo firmó el Papa Francisco en enero pasado, con lo cual, no se requiere la comprobación de un milagro para la continuación del proceso, esto pese a que de manera anónima, muchas y muchos han dicho que han sido sujetos de milagros por intercesión de Monseñor. Las “plaquitas”, que dan testimonio de esos eventos, se encuentran en lo que fueron las habitaciones de Romero.

Y dijo el Papa Francisco en agosto de 2014, una definición de Monseñor Romero, que tenemos muchos para nosotros mismos: “Para mí, Romero es un hombre de Dios. Él fue un hombre de Dios…”. Con esas palabras y con el desbloqueo, quizás los cardenales que no votaron por Bergoglio en el Cónclave, pensaron: “Ahí tenemos al dizque reformador de la Curia Romana, ahora quiere reformar la Iglesia”.

El Papa desbloqueó la Causa de Romero… ¿Quién o quiénes la bloquearon? ¿Cuál era la prudencia que justificaba el bloqueo?: si partimos de la mencionada crispación que todavía vivía la sociedad salvadoreña y que hemos mencionado al principio de este artículo, entonces la cosa se justifica.

Lo cierto es que Latinoamérica lamentablemente, es todavía, un mal ejemplo por su injusticia social, de ahí que, la misión del catolicismo liberador, es el mismo territorio latinoamericano, el que Francisco haya desbloqueado la Causa de Romero, es un gran paso adelante para ese catolicismo liberador, en oposición al cristianismo conservador.

Hoy se ha beatificado a Monseñor, pero hay una verdad irrefutable: ya Romero está canonizado en el corazón del pueblo, de ese pueblo, que ha articulado la fe cristiana, la luz que ella está llamada a arrojar al mundo (y a su sistema de dominación político – económico y religioso) y de allí nace la liberación de la humanidad.

Con la beatificación de Romero, se confirma algo que ya muchos sabíamos: que Monseñor es uno de los grandes referentes de la Iglesia Latinoamericana…

Y esa referencia tiene una doble dimensión, una doble pasión, que consumió a Romero: la pasión hacia Dios y hacia el pueblo… y la lucha por la justicia en pro de ese pueblo, de esos pobres, deriva de su fe en Jesucristo.

Hemos hablado de la teología de Romero y sus consecuencias, pero quizás es más justo y preciso decir que lo impactante de Monseñor, es su dinámica y combativa práctica a lado de aquellos y aquellas que no tenían heredad en la tierra.

Es por esto, que sin duda, Monseñor Romero es la figura más sobresaliente del catolicismo en Centroamérica. No en balde para el 2009, el Parlamento Centroamericano (PARLACEN), le otorgó una condecoración póstuma, recibida por su hermano Gaspar Romero. De igual manera, no es casual, que la ONU haya declarado los 24 de marzo (fecha de conmemoración del asesinato de Monseñor), como el Día Mundial del Derecho a la Verdad.

Del mismo modo, debe decirse que la figura de Romero, es altamente conflictiva. Hasta antes de la beatificación, algunos negaban su martirio, para ellos, las motivaciones sociales del asesinato, no alimentaban la figura de “martirio”, tal y como se entienden en el cristianismo tradicional.

El 3 de febrero de este año, cuando está cercana la conmemoración del 35 aniversario del asesinato de Monseñor, el Papa Francisco, firmaba en Roma, el decreto por el cual se acepta oficialmente el martirio de Romero, lo cual abre una puerta para la canonización de Monseñor.

Así dan un paso adelante, los sectores progresistas de la Iglesia Católica, tanto en América Latina como en el Vaticano mismo. El Papa firma el decreto, luego de reunirse con Ángelo Amato, titular de la Congregación para la Causa de los Santos (el expediente de Romero llegó a ese Dicasterio, luego de que el Papa Benedicto XVI, se reuniera con Vicenzo Paglia, postulador de la causa, en diciembre de 2012. Pero aún antes, pese a que en vida, Juan Pablo II no apoyó a Romero, una vez que éste fue asesinado, el Papa polaco, lo reconoció en privado como mártir). Valga decir que, por unanimidad, sin votos en contra, se pronunciaron los teólogos y cardenales, componentes de la Congregación para la Causa de los Santos (esta votación se dio el pasado 9 de enero).

Monseñor Gregorio Rosa Chávez, arzobispo auxiliar de San Salvador, había dicho que no se cumpliera en Romero “la ley del olvido”, y si bien es cierto, desde el cristianismo latinoamericano, esa ley nunca se ha cumplido, hoy desde el centro de la Iglesia Católica, se da un mentís a esa ley, un olvido en el que quisieron hundir a Romero, los sectores eclesiásticos conservadores; solo citamos como ejemplo al Cardenal Alfonso López Trujillo (fallecido en el 2008) o a quien fuera Nuncio Apostólico en El Salvador, Emanuele Gerada.

Pero inclusive, puede decirse que aquí se ha dado una profecía: es Francisco, el primer Papa Latinoamericano, quien debía beatificar a Romero y si se mira bien, entre el mensaje de Romero y del actual Papa, hay un común denominador: “Una Iglesia pobre, para los pobres”.

Y este es un mensaje para las esferas económicas, políticas y sociales: si lo que se quiere es cambiar el mundo, debe partirse de los más débiles, de los más pobres…

Es por este mensaje, que en su momento se dijo que Monseñor Romero era un Obispo “rojo”, un Obispo “comunista” y cosa curiosa, de cara a la próxima visita del Papa Francisco a los Estados Unidos, los sectores ultra conservadores de ese país, señalan al Pontífice de comunista.

En la Iglesia, el proceso de exaltación de Romero avanza. En el ámbito judicial salvadoreño, lamentablemente, se encuentra detenido el proceso en pro de la justicia. Existe una ley de amnistía, que data de 1993, promulgada por Alfredo Cristiani, ésta, fue parte de las negociaciones de paz en ese país.

Como puede verse, Romero tanto en la esfera religiosa como política, es signo de contradicción y conflicto, así debe ser el cristianismo cuando se enfrenta al sistema de dominación…

Un sistema de dominación que hoy engendra violencia.

Un sistema de dominación que genera formas religiosas de alienación.

Este año se conmemorarán 35 años del vil asesinato de Romero, un año más en las que muchas y muchos devotos diremos: “Monseñor Romero, ruega por nosotros” y en cada invocación, la luz de Cristo iluminará un mundo en tinieblas; y en cada invocación, Monseñor estará vivo y presente, por la acción del Espíritu Santo, por su paso en esta tierra Latinoamericana.

Una tierra que requiere de la construcción y manifestación del Reino de Dios, de su justicia, de la opción real por las y los pobres, de la opción por los y las víctimas, de una indignación profética profunda y de una santidad que marque al cristianismo en general.

Monumento a Monseñor Romero en la ciudad de Santa Ana. WikiCommons
Monumento a Monseñor Romero en la ciudad de Santa Ana. WikiCommons

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