Sillas, matas, seguros, salones de belleza y güilas en la calle

Volví a Suiza No. 9

Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro.salazar@gmail.com

Mauricio Castro

Pasamos unos 10 días recibiendo una lluviecita ligera, pero persistente, que moja y que… y bruscamente escuché:

“Castrosalazar: ¿diay no se acuerda de aquella canción que decía y si me mojo no me enojo porque no me encojo? ¿A qué jugás? ni que no fueras del trópico. ¿No te acordás cuando salías del colegio a la 1:45 y si no corrías a coger el bus y a correr con todo sino te caía el aguacero a 100 metros de tu casa porque la lluvia empezaba a las 2:30? A qué jugás, qué varas…”—acabó diciéndome mi vocecita interna.

En realidad no quería hablar de la lluvia, quería contarles otras cosas…

Como ya viene el verano la gente prepara sus balcones donde supongo que —al igual en mi Liberia de mi niñez y pre adolescencia— la gente recibirá el fresco de la tarde. Sacan sillas y mesas colorinas y ponen matas y muchas flores… “Donde fueres haz lo que vieres”—dice el viejo refrán y nos pusimos a buscar sillas y matas.

Las sillas preciosas, de colores vibrantes, vimos matas, matitas y matotas, matillas y matonas ¡todas carísimas! Les hicimos “cálamo” y concluimos que solo nos durarían unas semanas del verano, porque la buena mano para las matas se trae y no se hace…así que nos pusimos a buscar matas “semejantes”

“Castrosalazar: cochinada de hombre, que mae más safa lomo, póngase a cuidar matas, lo que hay que tener es paciencia y dedicación”—oí que me dijeron

Y de inmediato: “Castrosalazar, sea claro, déjese de eufemismos, parecés tico…¿semejantes, qué es eso? Diga la palabra exacta: plás-ti-cas”

Okay okay, plásticas.

¡Oh sorpresa! Las plásticas son una más cara que la otra, más caras que las naturales, no bajaban de 100 francos (unos US$110) y ocupábamos por lo menos unas diez, porque además de caras eran apenas unas hebritas…

“Castrosalazar: jajaja ya sé, estás extrañando al chinito del bazar aquel de Santa Ana que tiene miles de matas baratísimas de todos los colores y tamaños o extrañando Pequeño Mundo, ¿verdad?”—me acribilló mi vocecita que todo lo ve
Y sí, recordé que hace unos meses había comprado un aterro, de verdad un aterro, de matas decorativas “semejantes” a las naturales y me habían costado más o menos 60 mil colones.

Ni modo, ya veremos que hacemos, por ahora sin matas.

Antes les había comentado sobre el tema de las camas, le cuento ahora sobre las sillas.

By the way…¿Han comprado una impresora recientemente? La p… máquina en comparación con la tinta no vale nada…. compramos una que costó 28 francos y la tinta como 200. Más o menos así es el tema de las mesas. Las mesas en comparación el precio de las sillas no valen nada.

“Castrosalazar, ¡que exagerado!”

Una silla tipo soda, de formica no baja de 150 dólares.

“Castrosalazar: ¿formica? Eso no existe desde hace años, que polo…¿melamina será?-me insistió.

Okay okay esa vara, que con la humedad se hace m….

O también sillas de plástico, como las que ponen atornilladas en algunos lugares para que la gente no se las lleve no bajan de 200 dólares… en fin todo carísimo.

“Castrosalazar, ¿qué es el cuento de los salones de belleza?-me preguntó al cuerpo, vi que el tema sillas no le interesó.

Diay, hay por todos lados, es una carajada increíble. Como el anuncio aquel de sapolín “…levanto por aquí, levanto por allá…sapolín…” es increíble. No sé qué se hace la clientela, porque sin ser grosero, no se nota mucho en la calle…de verdad que no se nota.

Castrosalazar: ¿cómo que no se nota?—explicate mejor…y cuando ya iba a explicar oí:

“Castrosalazar: ¿mejor explícame que es eso de los seguros?”—me preguntó.

No respondí, tema complejo que todavía no terminó de entender, mejor me hice el maje.

Y volvió una y otra vez a la carga y no me quedó de otra, les cuento:

La ley exige que pasados tres meses de haber llegado a vivir a Suiza uno tiene que reportar el seguro que tiene o si no la autoridad de seguros del Cantón te asigna uno a tu costo, el seguro debe cubrir más o menos un millón de dólares. Esta carajada si es, además de Rocket Science, cara, carísima, y también hay que hacer copagos en muchas cosas. Es tan caro que concluí que es carísimo para que uno se cuide de verdad, no vaya al médico por cualquier pendejada y el uso de las instalaciones de salud sea racional, no como nos pasa en Costa Rica…Pero ciertamente se pagan precios de primer mundo con servicios de primer mundo…

Yo por mi edad por uno con un deducible de 2.750 dólares al año debo pagar cerca de 6.600…y no depende de mis ingresos ni nada que se le parezca…y además, debo hacer copagos por un montón de cosas.

“Castrosalazar: ¿qué querías tener servicios de primer mundo y pagar como si fueran de tercer mundo?”—me dijo con tono sarcástico mi vocecita interna.

También es obligatorio tener un seguro para terremotos, incendios, inundaciones, rayos y demás, hay que reportar los valores de las cosas que uno tiene, y al final, antes de sumar todo, le ponen una nota que dice más o menos así: incluya la botada de las cosas, presupueste al menos 10 mil francos, el deshacerse de los desechos es caro… Este seguro en realidad no vale mucho, unos 80 dólares al año, y todo va para la gente que maneja desastres: protección civil, bomberos…

Hablando de seguros si me resulta curioso el seguro del carro, cubre hasta los rayones de los cabrones que se parquean a la par de uno y abren la puerta de un solo güevazo, y no tengo duda que las reparaciones son más caras aquí que allá, pero vale entre la mitad y dos terceras partes que el del INS en uno equivalente. ¿No hay algo raro?

“Castrosalazar: ¿estás insinuando algo?—me disparó de una.

No, no, solo digo. ¿No es raro?

Y ni se diga el marchamo, mejor de eso ni hablar, muchísimo más barato que en Costa Rica, agregué de una vez para cerrar el tema.

“Castrosalazar: ¿Qué es eso de güilas en la calle?—me preguntó.

Por casualidad vi la salida de güilas de segundo o tercer grado de una escuela. Todos solitos, cruzaron los semáforos y las calles transitadas. No vi a nadie gritando: ¡no crucé la calle solo!¡ que te van a atropellar!¡que te fijés te digo! Ni un solo tata ni una sola mama ni un policía.

Me pude imaginar yo corriendo detrás de los güilas, gritándoles espérese esperate, te dije que te esperés güevón
“Castrosalazar: ¿diay no es eso lo que es el primer mundo?”—me preguntó.

Yo creí alguna vez que el primer mundo se medía por los edificios, por la carreteras, por los trenes, por las universidades, la seguridad social…pero ahora estoy convencido que se mide por la cantidad de güilas que andan solos en la calle sin miedo a que les pase algo y sobre todo, de papas y mamas que pueden tener la seguridad que a sus güilas no les pasara nada si van y vienen solos de la escuela, si andan en patineta o en bicla por la calle…y de repente:

“Castrosalazar: no jodás, yo estoy seguro que vos pensás, y te da pena reconocerlo, que el primer mundo que se mide por la cantidad de puestos en las calles con bolsas para recoger cacas de perro…”—me dijo en forma grosera, impertinente y burlona.

Y no dije nada, pero quizás es una variable que también debo de considerar.

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