Abril 28, 2025
Por Thalif Deen
Imagen: FAS
NACIONES UNIDAS – La actitud hostil del gobierno de Donald Trump hacia Europa occidental y la amenaza de retirarse de la alianza militar de 32 miembros de la Otan supone un peligro para la protección que el paraguas nuclear estadounidense ha brindado a Europa durante mucho tiempo.
Jana Puglierin, directora de la oficina alemana del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, ha comentado al respecto: «Trump puede querer o no abandonar oficialmente la Otan, pero tiene todos los medios para socavarla».
El antagonismo de Trump hacia la Otan (Organización del Tratado del Atlántico Norte) también se extiende a la Unión Europea (UE), integrada por 27 miembros, que, según él, se creó «para joder (sic) a Estados Unidos».
En el clima político actual, se especula ampliamente sobre si el Reino Unido y Francia podrían proporcionar protección nuclear a Europa occidental o si países como Alemania, Polonia y los nórdicos se verán obligados a dotarse de armas nucleares.
The New York Times afirmó en marzo que el primer ministro polaco, Donald Tusk, con su larga historia de ocupación rusa, podría acabar desarrollando su propia arma nuclear.
De las aproximadamente 12 331 ojivas nucleares que hay en el mundo, unas 9604 se encuentran en arsenales militares para su uso en misiles, aviones, barcos y submarinos.
Las ojivas restantes han sido retiradas, pero siguen relativamente intactas y a la espera de ser desmanteladas, según la Federación de Científicos Estadounidenses (FAS, en inglés).
Los nueve Estados con armas nucleares son el Reino Unido, Estados Unidos, Rusia, Francia, China, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel.
Tanto el Reino Unido como Francia solo tienen 515 ojivas, frente a las aproximadamente 3700 del arsenal estadounidense, a las que se suman otras 1300 que están a la espera de ser desactivadas.
Tariq Rauf, exjefe de Verificación y Política de Seguridad del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), aseguró a IPS que «desde hace tiempo, creo que los miembros europeos de la Otan no han logrado integrar a Rusia en una arquitectura de seguridad europea común».
Analizó que resulta preocupante que algunos de los nuevos miembros de la Otan, antiguos países del bloque del Este, hayan intentado vengarse de alguna forma por los agravios infligidos por la extinta Unión Soviética y hayan encontrado la manera de provocar a Rusia, lo que a su vez ha dado lugar a un mal comportamiento por parte de Moscú.
«Ahora se está pagando por los errores del pasado y llevamos tres años inmersos en una guerra. La retirada de Estados Unidos de Europa era algo que se venía anunciando desde hacía tiempo, y el presidente Trump es el último líder estadounidense que parece dispuesto a dejar a los europeos a su suerte», dijo.
Rauf acotó que 80 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), las economías de la UE están prosperando, pero su política exterior sigue siendo confusa y ahora existe la preocupación por la «proliferación amistosa».
Como ejemplo, recordó que el presidente polaco, Andrzej Duda, ha manifestado abiertamente el interés de que su país desarrolle armas nucleares propias si Estados Unidos no estaciona armas nucleares en su territorio.
Curiosamente, esto no ha suscitado ninguna preocupación por parte del OIEA ni de otros países, ya que Polonia es un Estado no nuclear signatario del Tratado de No Proliferación.
Tanto Francia como el Reino Unido siguen creyendo en la ilusión de ser potencias mundiales y pretenden proporcionar «disuasión ampliada» a sus amigos europeos a medida que Estados Unidos se distancia.
En el Reino Unido, el primer ministro Keir Starmer está recortando las ayudas a los pensionistas y otros programas sociales, así como la ayuda al desarrollo exterior, para financiar nuevos submarinos con misiles nucleares y mantener un arsenal de unas 260 armas nucleares operativas.
En Francia, el presidente Emmanuel Macron está revirtiendo la política establecida desde el gobierno de Charles de Gaulle (1959-1969) y está ofreciendo abiertamente a los países de la UE cobijarse bajo el «paraguas» nuclear francés, incluso en un momento en que la economía se deteriora y los problemas sociales aumentan.
Francia cuenta con unas 300 ojivas nucleares operativas, pero ha cerrado definitivamente y desmantelado sus instalaciones y centros de ensayo de armas nucleares y de fabricación de material nuclear para armas nucleares.
Alemania también ha dado marcha atrás en su política y volverá a acoger misiles balísticos de medio alcance con ojivas nucleares estadounidenses, al igual que el Reino Unido, que recuperará los bombarderos con ojivas nucleares estadounidenses.
El sistema del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), que lleva 55 años en vigor, «está al borde del colapso y, si esto ocurre, el resultado será una cascada de proliferación nuclear en Europa y Asia-Pacífico», advirtió Rauf.
Jackie Cabasso, directora ejecutiva de la estadounidense Fundación Legal de los Estados del Oeste, con sede en en la ciudad de Oakland, dijo a IPS que los rumores sobre una posible «eurobomba» se remontan a décadas atrás.
Pero consideró que esa especulación se han intensificado considerablemente desde que la antipatía de la administración Trump hacia sus aliados de la Otan ha llevado a algunos de ellos a cuestionar la fiabilidad del compromiso de Washington con el artículo 5 del tratado de la Otan.
Ese artículo 5, que constituye el núcleo del tratado, compromete a los Estados miembros de la Otan a ayudar a cualquier miembro que sea objeto de un ataque armado con la respuesta que consideren adecuada, incluidas las respuestas militares, lo que se entiende ampliamente que incluye el «paraguas nuclear» de Estados Unidos a sus socios.
En 2020, el presidente francés pidió un «diálogo estratégico» sobre «el papel de la disuasión nuclear francesa en la seguridad colectiva (de Europa)». En un intento de abrir el debate sobre esta cuestión con Alemania, Francia repitió la oferta en 2022, pero no hubo respuesta.
El mes pasado, Macron ofreció «abrir el debate estratégico» con los países europeos interesados para determinar «si pueden surgir nuevas cooperaciones».
Y en esta ocasión, altos funcionarios de Alemania, Polonia, Dinamarca, Lituania y Letonia han acogido con satisfacción el llamamiento de Macron a un diálogo estratégico, que también tendría como objetivo incluir al Reino Unido, también con armas nucleares.
«Las declaraciones y el comportamiento tremendamente errático de Donald Trump hacen imposible predecir cómo reaccionará Estados Unidos. Pero podrían encontrarse pistas en el Proyecto 2025, ampliamente considerado como el manual de instrucciones de la segunda administración Trump», afirmó Cabasso.
El Proyecto 2025 pretende «transformar la Otan para que los aliados de Estados Unidos sean capaces de desplegar la gran mayoría de las fuerzas convencionales necesarias para disuadir a Rusia, al tiempo que dependen principalmente de Estados Unidos para nuestra disuasión nuclear, y seleccionar otras capacidades, reduciendo la presencia militar estadounidense en Europa».
Aunque Trump amenazó con retirar a Estados Unidos de la Otan durante su primer mandato, el gobierno estadounidense en su conjunto está profundamente comprometido con la Otan.
Cabasso recordó como ejemplo el hecho de que en 2024 el legislativo Congreso aprobó, y el presidente Joe Biden ratificó, una ley —apoyada por el entonces senador y actual secretario de Estado Marco Rubio— que exige que una eventual retirada de la Otan tenga que ser aprobada por el Congreso.
«Creo que es poco probable, aunque no imposible, que la administración Trump retire a Estados Unidos de la Otan», afirmó.
Sin embargo, a la luz de la guerra ilegal de agresión que la Federación de Rusia sigue librando en Ucrania, con su consiguiente bombo de amenazas nucleares, y de que un aliado de Estados Unidos se considera cada vez más poco fiable, varios exfuncionarios y políticos europeos han pedido alguna forma de fuerza nuclear europea independiente.
Tal desarrollo violaría el TNP y otras leyes aplicables. Pero más alarmante es la creciente normalización de las amenazas nucleares y la legitimación de la proliferación nuclear que sugieren sus defensores.
En un momento en que todos los Estados con armas nucleares están mejorando cualitativa y, en algunos casos, cuantitativamente sus arsenales nucleares, se está produciendo una nueva carrera armamentística multipolar y aumentan los peligros de guerras entre Estados con armas nucleares.
Añadir más actores con armas nucleares a la escena mundial es una perspectiva verdaderamente aterradora, consideró Cabasso.
Alemania y otros miembros de la Otan deberían rechazar cualquier sugerencia de adquirir armas nucleares y tomar la iniciativa en el rechazo a la dependencia de las armas nucleares, dijo.
En contraprosición, deberían centrarse en utilizar todos los medios diplomáticos a su alcance para rebajar la tensión con Rusia y poner fin a la guerra en Ucrania, y promover las negociaciones entre los Estados con armas nucleares para iniciar el proceso de desarme nuclear.
En lugar de entablar un diálogo estratégico sobre una posible eurobomba, los líderes europeos deberían entablar un diálogo para iniciar negociaciones sobre una zona libre de armas nucleares en Europa, que en última instancia incluya a Rusia.
Cabasso reconoció que es muy difícil de imaginar ese diálogo en estos tiempos oscuros, pero como dijo Albert Einstein: «La imaginación lo es todo. Es el avance de las atracciones de la vida».
Ampliando esta idea, Rauf, el exjefe de la OIEA, también señaló que el tratado de prohibición de ensayos nucleares de 1996 languidece y aún no ha entrado en vigor, y que la moratoria de los ensayos nucleares explosivos parece pender de un hilo.
«Nos encontramos ahora en una situación mucho más precaria en lo que respecta a una guerra nuclear accidental o deliberada que incluso en los peores momentos de la Guerra Fría. La liderazgo político brilla por su ausencia: los retos parecen estar más allá del alcance de los líderes actuales, que buscan desesperadamente soluciones», analizó.
A juicio de los dos especialistas consultados por IPS, ya es hora de rebajar la retórica beligerante y atender el llamamiento del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, en la Conferencia de Desarme de Ginebra.
«La opción nuclear no es una opción en absoluto. Es un camino sin salida hacia la aniquilación. Debemos evitar este callejón sin salida a toda costa. La humanidad cuenta con nosotros para hacerlo bien. Sigamos trabajando para lograr el mundo seguro y pacífico que todas las personas necesitan y merecen», dijo Guterres.
En un artículo publicado por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri) en enero, Wilfred Wan y Gitte du Plessis señalan que, en julio de 2024, la empresa noruega Kongsberg Defence & Aerospace firmó un contrato con la Agencia Noruega de Material de Defensa para el desarrollo de un «misil de ataque supersónico» de última generación, como parte de un proyecto de colaboración entre Noruega y Alemania anunciado por primera vez en noviembre de 2023.
Está previsto que el nuevo misil de ataque naval maniobrable, denominado Tyrfing, esté operativo en 2035.
Esta es solo una de las recientes iniciativas de alto perfil en las que participan los países nórdicos con el objetivo de mejorar las capacidades convencionales europeas para disuadir la agresión y mantener la estabilidad estratégica.
Otras iniciativas son el anuncio de Finlandia, en mayo de 2024, de que adquirirá misiles aire-tierra de largo alcance (JASSM-ER) a Estados Unidos, que se suman a su pedido de aviones de combate F-35 estadounidenses en 2021. Por esas mismas fechas, Suecia anunció que proporcionaría a Ucrania aviones de alerta temprana y control equipados con su sistema de radar Erieye.
Se espera que esto suponga un «»ran multiplicador de fuerzas» para los aviones de combate F-16 de Ucrania.
Estas medidas en la región nórdica europea reflejan una tendencia más amplia en Europa hacia el desarrollo y el despliegue de capacidades convencionales avanzadas de ataque de precisión.
Las inversiones en misiles y sistemas de lanzamiento de mayor alcance y maniobrabilidad, incluidos el Tyrfing y el despliegue previsto en territorio alemán de sistemas hipersónicos estadounidenses y misiles lanzados desde tierra que habrían estado prohibidos en virtud del ahora desaparecido Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, avivan el espectro de una «nueva crisis de misiles» en Europa.
Las mejoras previstas en los sistemas globales de navegación por satélite (GNSS, en inglés) europeos reforzarán aún más la capacidad de estos sistemas de armas para localizar, apuntar y, en última instancia, destruir objetivos con rapidez.
Para los países nórdicos, y especialmente para los nuevos miembros de la Otan, Finlandia y Suecia, la guerra de Rusia en Ucrania ha proporcionado una clara justificación para estos avances.
Buscan tanto demostrar su solidaridad con otros miembros de la Otan como reforzar las capacidades convencionales de la alianza para complementar la disuasión nuclear ampliada de Estados Unidos.
Pero estas decisiones tienen muchas implicaciones y conllevan riesgos que los responsables políticos europeos quizá no hayan considerado en su totalidad.