Santa Elena, la última morada de Napoleón

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

Uno de los lugares habitados más remotos de la tierra, es la Isla de Santa Elena, en el Atlántico Sur, a más de 1800 kilómetros de distancia de la costa occidental de Angola, en África, así que podría decirse que está a mitad de camino entre África y América del Sur. Administrativamente, es parte del territorio británico de ultramar de Santa Elena, Ascensión y Tristán de Acuña. La isla es muy conocida debido a que sirvió de prisión militar al exiliado emperador Napoleón I de Francia, más conocido como Napoleón Bonaparte, que vivió en este remoto lugar desde su derrota final en la Batalla de Waterloo en 1815, hasta su muerte en 1821.

Hasta hace poco, era una odisea llegar a la isla, pues solo por barco se podía, en un viaje de cinco días, desde Ciudad del Cabo en Sudáfrica, hasta el puerto de Jamestown, la capital de la isla. Recientemente, en el 2018, se inauguró un aeropuerto, que costó cerca de 418 millones de dólares, y ahora hay un vuelo semanal desde Sudáfrica. La isla es una roca de origen volcánico, rodeada casi totalmente de arrecifes, con una superficie de 121 km².

Antes de la terminación del aeropuerto, los principales grupos de turistas eran excursionistas dedicados y jubilados, ya que el viaje en barco consumía unas dos semanas de ida y vuelta. Una vez terminado el aeropuerto, la isla ha adquirido el potencial de atraer a una gama más amplia de turistas.

La economía se basa principalmente en la ayuda que recibe del Reino Unido y en la exportación pesquera, cría de ganado y venta de artesanías. Con el aeropuerto el turismo empezaba a tomar un auge importante, pero la pandemia del covid-19 lo paralizó. La isla cuenta con un pequeño centro bancario.

En la isla hay muchos edificios catalogados como Grado I (una designación para los edificios de mérito histórico o arquitectónico). Veamos algunos de los más importantes:

La Catedral de San Pablo (en inglés, Saint Paul’s Cathedral) forma parte de la diócesis de Santa Elena. Se encuentra a unos 2 km al sur de Jamestown, en el distrito de San Pablo. Sustituyó a “la iglesia del país”, que existió desde los primeros días de la colonización de la isla en el siglo XVII. Las obras de construcción de la nueva iglesia se iniciaron en 1850, se terminó en 1851 y la iglesia se convirtió en catedral en 1859,​ cuando se estableció la diócesis de Santa Elena.

Plantation House es una casa construida en 1791 por la Compañía Británica de las Indias Orientales, como residencia de veraneo o casa de campo para el Gobernador. La Compañía gobernó la isla hasta 1834, cuando se convirtió en una colonia de la corona, a pesar de lo cual, los gobernadores de la isla han continuado utilizando la propiedad. La administración de la isla se realiza generalmente desde Jamestown, en particular en El Castillo (históricamente la residencia del Gobernador que después se convirtió en oficinas gubernamentales). Una explicación para la ubicación de la residencia oficial del Gobernador es que el clima es menos árido y el terreno se encuentra más hacia el interior, en comparación con los del valle de Jamestown.

Como dato curioso, en los jardines de la casa vive la que posiblemente es la tortuga viva más antigua del mundo, llamada Jonathan, que es una tortuga gigante de Seychelles (Aldabrachelys gigantea hololissa), una subespecie de la tortuga gigante de Aldabra (Aldabrachelys gigantea), probablemente también el último ejemplar vivo de su especie. Su edad solo puede ser estimada y se cree que tiene alrededor de 189 años de edad. Jonathan fue traído a Santa Elena desde las Seychelles en el Océano Índico en 1882, junto con otras tres tortugas, alrededor de los 50 años de edad. El nombre se lo puso en la década de 1930 uno de los gobernadores de la isla.

Jonathan está vivo y bien, aunque está ciego de cataratas, ha perdido el sentido del olfato y, por lo tanto, no puede detectar comida, pero ha conservado una audición excelente. En enero de 2016, la BBC informó que a Jonathan se le dio una nueva dieta destinada a mantenerlo saludable y prolongar su vida. Además, ese mismo año, el día de su cumpleaños, se le dio un trato especial, bañándolo por primera vez desde su llegada a la isla.

Al menos cinco tortugas gigantes viven en los jardines, que están abiertos al público en todo momento. Las tortugas son atendidas por las autoridades de la isla. La moneda de cinco peniques de Santa Elena tiene a Jonathan en el reverso.

La Casa Longwood fue la residencia de Napoleón Bonaparte (Napoleón I) durante su exilio en Santa Elena, desde el 10 de diciembre de 1815 hasta su muerte el 5 de mayo de 1821. Está situada en una llanura azotada por los vientos a unos 6 km de Jamestown. Antiguamente residencia de verano del vicegobernador, fue adaptada para el uso de Napoleón en 1815. Después de su muerte, la Casa Longwood volvió a pertenecer a la Compañía Británica de las Indias y más tarde a la Corona, y fue utilizada para fines agrícolas. Las noticias de su descuido llegaron a Napoleón III, quien desde 1854 negoció con el Gobierno británico la trasferencia de la casa a Francia. En 1858 fue transferida al Gobierno francés junto con el “Valle de la Tumba” (lugar donde enterraron a Napoleón) por la suma de £7,100. Desde entonces ha estado bajo control del ministerio de asuntos exteriores de Francia y un representante del Gobierno francés vive en la isla y es responsable de administrar ambas propiedades, bajo una figura conocida como “Dominios Franceses de Santa Elena”, que es algo muy curioso pues se trata de terrenos privados. Posteriormente se agrega también el lugar conocido como “Las Zarzas”, el pequeño pabellón en el que Napoleón permaneció durante las primeras semanas de su cautiverio, que pasó a ser la tercera de las propiedades francesas en la isla. Todos estos lugares están relacionados con el exilio de Napoleón.

La casa es ahora un museo sobre la vida del gobernante. Varios edificios han sido restaurados en la medida de lo posible al estado que tenían en la época napoleónica. Es uno de los dos museos de la isla, siendo el otro el Museo de Santa Elena.

Vista de 360° de la Casa Longwood:

La capital Jamestown se fundó en 1659, cuando la Compañía Inglesa de las Indias Orientales construyó un fuerte y estableció una guarnición en la Bahía de James, nombrada así en honor del rey James II. Este puerto marítimo consiste en poco más que una sola calle, que se extiende durante una 1,6 km hacia el interior, enclavado en un profundo valle volcánico que se eleva a una altura de 150 mt. Conserva un patrimonio notable: las calles de la ciudad resuenan con huellas que recuerdan el pasado: Napoleón pasó por aquí, al igual que el duque de Wellington, el capitán Bligh, Edmund Halley, Charles Darwin y el capitán Cook. Los visitantes llegan a la isla por el muelle, pasan por las murallas de defensa del siglo XVII, y atraviesan la puerta de la ciudad hasta llegar a Main Street (Calle Principal). A lo largo de todo este recorrido, casi todos los edificios están catalogados como patrimonio por su importancia histórica. Main Street se describe como uno de los mejores ejemplos de arquitectura georgiana intacta del mundo.

Una de las maravillas de Jamestown es la “La escalera de Jacob”, que se construyó en 1829, como un funicular plano-inclinado, pensado para elevar los suministros desde la ciudad hasta la guarnición de Ladder Hill.​ Fue reconstruida como una larga y empinada escalera, por los Royal Engineers en 1871. La escalera de Jacob tiene 699 escalones y 274,32 mt de largo, con una altura vertical de 180,78 mt. Todo un reto para subir, de hecho perfectamente podría ser parte de una prueba de estrés. El récord de ascenso lo tiene un escocés con 5min 16,78sec, establecido en 2013.

En cuanto a la flora y fauna de la isla, existen al menos cuarenta clases de especies vegetales endémicas, es decir desconocidas en cualquier otra parte del mundo. La isla constituye por sí sola la ecorregión denominada monte y matorral de Santa Elena. También es endémico el chorlitejo de Santa Elena (Charadrius sanctaehelenae). No hay mamíferos ni reptiles nativos. Entre las 60 especies de plantas endémicas cabe destacar el helecho arborescente (Dicksonia arborescens), la esterculiácea (Trochetiopsis ebenus), el olivo de Santa Helena (Nesiota elliptica) y las asteráceas (Commidendrum spurium y Commidendrum rotundifolium). Hay muchas especies endémicas de invertebrados, entre ellas 157 escarabajos y la tijereta de Santa Helena (Labidura herculeana), la más grande del mundo, que puede superar los 8 cm de longitud.

Definitivamente Santa Elena, es un lugar para visitar; aunque por su remotidad es algo complicado de hacer, con un viaje de varios días y costoso. Habría que ir primero a Europa o EE.UU. y de ahí a Sudáfrica, un vuelo bastante largo, para posteriormente viajar a la isla. Y a todo lo anterior hay que añadir además la logística del viaje, hoteles, etc.

Termino con la galería, que en esta oportunidad es relativamente pequeña, solo con lo indispensable. En el servicio especializado de Flickr me encontré con una extensa galería de imágenes en alta resolución de los atractivos de la isla.

 
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Con la ayuda de la Wikipedia y fuentes locales de turismo de la isla. La mayoría de las imágenes son CC Wikicommons.

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Un comentario

  1. Gustavo Elizondo

    Excelente don Carlos, tenía otra idea con respecto a la isla de Santa Elena, lo primero, no creí que fuese tan remota, si lo es ahora solo imaginen hace dos siglos y lo otro, la visualizaba como un «peñón», no una isla de 121 Km cuadrados con tantos atractivos. ¡Qué temor le tenían a Napoleón que lo mandaron a recluir tan lejos!

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