Ocean Castillo Loría
I
El 23 de marzo de 1917, nace en San José, el prestigioso intelectual y político Rodrigo Facio Brenes. Por su aporte al país, al pensamiento socialdemócrata y al modelo de desarrollo costarricense, es que vale la pena reflexionar en torno a su figura.
Durante la década de los cuarentas surge el “Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales” (CEPN). De esta estructura, que es uno de los antecedentes de lo que posteriormente sería el Partido Liberación Nacional, aparece y se consolida el liderazgo del joven abogado Rodrigo Facio.
Ya para el momento en el que el Centro se fusiona con el Acción Demócrata, formando el Partido Socialdemócrata, Eugenio Rodríguez Vega lo propone como el candidato al primer lugar en la papeleta de candidatos a la Constituyente de 1949 por ese partido político.
Rodrigo Facio, llega a tan importante instancia encabezando la pequeña fracción del Socialdemócrata. ¡Pero que profundidad la de su pensamiento!: sus ideas eran oportunas, sensatas. Debe además tomarse en cuenta, que el entonces Constituyente, había sido parte de la comisión redactora del proyecto de lo que sería la nueva Carta Magna.
Sobre todo aquellos historiadores que se dejan llevar por sus inclinaciones ideológicas fruto del materialismo histórico, deberían estudiar las palabras y tesis de Don Rodrigo. Encontrarán allí a un político socialdemócrata de grata memoria.
Deberían estudiar indudablemente las actas de la Constituyente, para entender por medio de las ideas de Facio, la intención del reformismo socialdemócrata, que jamás despreció ni puede despreciar la herencia del socialcristianismo y del marxismo, visto este más como teoría de análisis social, que como ideología política.
Hemos dicho que quienes deberían emprender ese estudio son los historiadores de corte marxista, pero en realidad, los que se dicen socialdemócratas hoy, deberían volver a empaparse de estas ideas. ¡Cuanta falta hace esa labor!
En el pensamiento de Facio Brenes se percibe la tolerancia de un verdadero amante de la democracia. Esto resulta vital en momentos como los actuales, donde ciertos sectores políticos se solazan en discursos incendiarios que buscan radicalizar la realidad socio – política del país.
Las ideas de Don Rodrigo no admiten que en nombre de una falsa libertad se caiga en la ineficiencia o que buscando la eficiencia se coarte la libertad. Basta analizar su obra académica para descubrir esta dinámica.
Ahora bien, se ha dicho en otro momento que una de las grandes cualidades del liderazgo, es que el líder mira y desarrolla las virtudes de los demás. Este fue el caso de esta verdadera personalidad de la historia de Costa Rica.
Cuando se mira la imagen de Rodrigo Facio, en efecto, se encuentra el rostro de una persona que encarna la dignidad de las y los costarricenses honestos. Pero también se mira a un hombre cortés y nada soberbio.
De igual manera, la personalidad de Facio presenta a un analista tan objetivo, que aquellos que no lo comprenden, lo califican como una persona fría o prisionera de un tecnocratismo deshumanizado, nada más alejado de la realidad.
Por otro lado, no cabe duda que para aquilatar la obra de Facio Brenes, no se necesitan 50 años para comenzar a apreciar su justeza, de hecho, ya recién fallecido, hasta sus adversarios en materia de pensamiento económico reconocían sus cualidades y su valor.
Asimismo, podían decir como dijo uno de los dolientes ante sus restos: “Todos los que estamos aquí algo le debemos: los amigos, un consejo, una orientación y nosotros, los que fuimos sus discípulos y subalternos, el rayo de luz, cálido y firme, de un estímulo lleno de humanidad y confianza”.
II
En un texto como el presente, no podemos escapar a por lo menos intentar analizar el pensamiento político – filosófico de Rodrigo Facio Brenes, como es claro, unas líneas como las que siguen, no agotan tan amplia temática.
Don Rodrigo no se inscribe estrictamente dentro de ninguna doctrina política o filosófica, pero esta posición se encuentra sustentada en el hecho de abocarse al estudio de las diversas corrientes para realizar una síntesis que sacara lo mejor de ellas.
Es indudable que de esa visión surgiese una posición como la socialdemócrata, que alimentara al Partido Liberación Nacional (PLN) por cerca de un poco más de treinta años.
Si se quiere resumir el pensamiento político de Rodrigo Facio, podría decirse que es un defensor del liberalismo político unido a la intervención del Estado en la economía. En esta última línea, se ubica el tema de las nacionalizaciones, y más precisamente, la que llevó adelante la Junta Fundadora de la Segunda República en el tema bancario.
Su reformismo socialdemócrata, como lo hemos dicho líneas arriba, implica que no se busque la eficiencia coartando la libertad, de ahí que, el avance económico debe llevarse a cabo sin demérito del equilibrio social.
Por otra parte, el hecho de no creer en la sustitución del capitalismo como régimen económico, no significa que no valorara la planificación dentro de éste, cosa que resultó incomprensible en el pasado a los comunistas y resulta pecado mortal hoy para los neoliberales.
Este elemento, de la planificación económica dentro del capitalismo, fue la que alimentó la paz social, rechazando, como ha venido rechazando por cerca de 80 años el costarricense, lo que el ex presidente Daniel Oduber llamara: “La revolución imposible”. Es decir, la revolución marxista – leninista.
Rodrigo Facio es claro: “… el Estado no debe ni desentenderse ni en un criminal laissez faire de los resultados de la economía, suponiéndolos automáticamente garantizados por su libre juego, ni intervenir en su funcionamiento y sus resultados necesarios, ni arrogarse la dirección de la vida nacional entera, suponiendo en un gran plan totalitario la garantía de la felicidad colectiva” (De “Estudio sobre la Economía Costarricense”. Edición de 1942. p. 163)
En esta misma línea, la función del Estado debía promover las condiciones de desarrollo de la propiedad privada, pero la intervención Estatal, debe buscar que dicha propiedad beneficie al patrono y al trabajador.
Así las cosas, el pensamiento socialdemócrata de Facio conduce, por medio de una reforma al capitalismo, a una humanización de éste, y a una profundización de la justicia social. He aquí la oposición de este ideólogo con el comunismo, y también con lo que en años pasados pero no distantes, el Papa Juan Pablo II llamara “el capitalismo salvaje”.
Como lo hemos visto unos párrafos arriba, este pensador no cree en el “dejar hacer, dejar pasar” de los liberales. Esto queda claro en sus artículos en la mítica revista “Surco”. Él escribe 13 artículos, ¡En los primeros 13 números de la revista!
En ellos analiza y emite criterio sobre el liberalismo. Este es sin duda, el primer trabajo de ese tipo alejado de los señalamientos de corte ideológico – partidista que hicieran Jorge Volio desde el reformismo o Manuel Mora desde el comunismo.
Así juzga Don Rodrigo las consecuencias del liberalismo: “…una gran concentración de la riqueza en manos cada vez más pocas, la formación de una cada vez más extensa clase proletaria… una grave incapacidad para la adquisición y el consumo de los estratos populares…” (Revista “Surco”, Núm. 31, enero 1943) ¿No nos son estas palabras desgarradoramente actuales?
¿La respuesta a estos males?: el capitalismo regulado.
Creemos firmemente que con los lentes de Facio debe analizarse la actual estructura económico – social del país, de lo contrario, se continuará profundizando el desencanto de la ciudadanía por sus gobernantes, con ello, aumentaría la falta de fe en la democracia, esto, en el tanto, se ha olvidado su componente social. Es lamentable como ya los grados de violencia que vive el país son inocultables.
En un texto de Don Eugenio Rodríguez Vega (QDDG), aparecido en el periódico “La República”, en agosto de 1970, se resumen muchas de las ideas de Facio que se llevaron a la realidad, pasamos a citar al abogado y sociólogo Rodríguez Vega:
“a) la idea de las instituciones autónomas, con el mismo nombre con que habría de designarlas la nueva Constitución Política… b) la convicción de que la “explotación de las fuerzas hidroeléctricas” debe ser monopolio del Estado a través de una institución autónoma (Esta vendría a ser constituida años después, como el Instituto Costarricense de Electricidad); c) la inquietud por una vigorosa política agraria, proponiendo algunas medidas que todavía hoy se consideran audaces; d) Intervención del Estado en la “elaboración, industrial del café, la caña de azúcar, el tabaco; comercio de granos ciertas ramas del comercio de exportación, etc.”… e) el germen de la planificación en Costa Rica… f) la recomendación de que debe promulgarse una Ley de Servicio Civil”.
Para setiembre de 1952, Facio es elegido rector de la Universidad de Costa Rica (UCR). En esta etapa inserta a la Universidad en la realidad nacional. Cuanta razón lleva el ex presidente Luis Alberto Monge al decir que la persona que dinamizó y consolidó a la UCR fue Rodrigo Facio.
No quisiéramos dejar pasar este punto para establecer una verdad histórica que quizás muchos olvidan o descalifican por mezquindades políticas: así como la Universidad de Costa Rica fue una obra del gobernante socialcristiano, Calderón Guardia, su fortalecimiento quedó en manos de socialdemócratas como la personalidad del que en estas líneas reflexionamos.
Lo mismo sucedió por ejemplo, con la Caja Costarricense del Seguro Social, que encuentra los mejores puntales de su universalización durante el gobierno de Daniel Oduber Quirós.
En suma, que la revolución social que se inicia en la década de los cuarentas y que es de claro signo socialcristiano y con un innegable aporte marxista, se continúa y profundiza bajo la impronta socialdemócrata.
Esto sería una realidad hasta poco antes de mediados de los ochentas del siglo pasado, cuando se introducen con fuerza que va en aumento, las ideas del neoliberalismo, ya bajo el manto socialcristiano o de una socialdemocracia, que con el pasar de los años se daría en llamar flexible o de “tercera vía”.
Dicho esto, y volviendo como punto central a Rodrigo Facio y su pensamiento, no cabe duda que el talante de sus ideas, requerían de un fortísimo liderazgo político. En aquel tiempo, ese liderazgo lo tuvieron gente como Figueres Ferrer u Oduber Quirós… pero hoy, si hemos de volver a un capitalismo regulado (Cosa que desdichadamente no vemos en el corto plazo), ¿Quién liderará el cambio?, ¿Quién tendrá la fuerza de enfrentarse a los fortísimos intereses que se han venido consolidando en Costa Rica y que favorecen la desigualdad?
¿Quién liderará el nuevo pacto social que cada vez más se hace necesario y que debe estar por encima de los intereses de los diversos partidos políticos?
¿Quién liderará la ejecución de un modelo de desarrollo que subordine el plano económico a la dignidad humana, y que deje de estar en adoración ciega al “dios libre mercado”, sin ataduras ni restricción?
Con estas preguntas en el aire, concluimos que Rodrigo Facio era un hombre de avanzada, un realista, un realista que se planteaba el problema de la justicia social en el espacio y tiempo en el que le correspondió vivir.
Además, ese realismo tenía fundamento en el conocimiento que tenía Don Rodrigo de la historia del país y de la economía. Es por ello que él no se casó con recetas extranjeras, comprendiendo las características de nuestro pueblo.
Hoy, a 97 años de su nacimiento, el mejor homenaje que se le puede rendir, por lo menos desde las trincheras de la socialdemocracia, es un reencuentro con su identidad ideológica, de cara a enderezar entuertos y retornar por los caminos del verdadero bienestar de las mayorías.