Ágora*
Guido Mora
guidomoracr@gmail.com
Los partidos políticos se aprestan a iniciar los procesos electorales orientados a remozar las estructuras de poder a nivel distrital, cantonal, provincial y nacional. Las Asambleas Provinciales y la Asamblea Nacional de cada partido político son, de acuerdo a la legislación electoral vigente, las instancias responsables de postular, elegir y ratificar a las personas que integrarán las listas de candidatos a diputado ante la Asamblea Legislativa.
Esta misma dirigencia que es protagonista en estos procesos de base, será la que organice y coseche los votos en cada distrito, cantón y provincia, -en caso de que los partidos políticos realicen las convenciones abiertas-, para elegir a quienes se postulen como candidatos para la Presidencia de la República.
Las normas que regulan estos procesos posiblemente estén siendo revisadas, evaluadas y pronto serán ratificadas por las Asambleas Nacionales, con el fin de brindar la mejor normativa posible, para regir esos procesos electorales.
Es el momento oportuno para hacer un llamado a la conciencia de las cúpulas de todos los partidos y de los integrantes de estos órganos de poder.
Este llamado se sustenta en la necesidad urgente de que sea desde la base de todos los partidos políticos; desde las mismas Asambleas Cantonales y Provinciales, que se realice un esfuerzo exhaustivo por procurar el mejoramiento de sus representantes a los puestos de elección popular.
Ante el galopante deterioro de la imagen institucional y –salvo contadas excepciones-, la deplorable calidad de los representantes populares que han ocupado estas y las anteriores curules en la Asamblea Legislativa y, en vista de que la elección continúa realizándose mediante una lista cerrada; es indispensable que los partidos políticos efectúen una selección meticulosa, de quienes serán los integrantes de esas listas y por ende, los representantes populares en el Congreso.
Ni que decir respecto de los candidatos a la Presidencia de la República.
Posiblemente, nunca como antes, en la historia reciente de Costa Rica, los candidatos a la Presidencia deben ser figuras que con su sola imagen y prestigio, luchen contra el abstencionismo: que sean líderes honestos, atractivos, efectivos y confiables para el electorado costarricense.
La crisis que vive nuestro sistema político es una crisis de credibilidad, una crisis de confianza, y el deterioro de esta confianza de los costarricenses ante el sistema político democrático debe detenerse. Este es un compromiso con nuestros hijos y nietos: un compromiso con nuestro futuro y el futuro de la Patria.
Llegó el momento de que los líderes de los partidos políticos costarricenses, -en todas las instancias de poder-, asuman su responsabilidad y comprendan que, de acuerdo a la conformación política del sistema costarricense, son ellos los que deben emitir las señales que permitan que el electorado aumente su confianza y vuelva a creer en el sistema democrático.
Esperemos por el bien de Costa Rica, que los representantes de todos los partidos, nos ofrezcan un menú político que despierte el apetito electoral entre los electores y que tengamos una lucha de ideas y propuestas, lejos de las mezquinas luchas de intereses personales o de grupos económicos, que han deteriorado profundamente la confianza del electorado en el sistema político.
* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.