Reinicio de la economía

Por Yayo Vicente

Yayo Vicente

Comienzo por recordarles que no soy economista. En ese campo soy solo un ciudadano preocupado y con preguntas. Trataré de explicar desde mi punto de vista, la forma en la que veo posible un reinicio de la economía y como eso redundará en recuperar la salud de las personas.

A la pandemia le ganamos el primer “round”, esa victoria nos permite animarnos para el siguiente, el tiempo ganado se está aprovechando para prepararnos mejor, entender mejor y responder mejor. No olvidemos que el número de susceptibles permanece básicamente igual. Es decir, las condiciones siguen muy parecidas a las que teníamos antes del 6 de marzo, por lo que los rebrotes serán parte de la agenda sanitaria (hasta vacunarnos o nos hayamos enfermado la mayoría).

No debemos de confundir la “vida” de la personas con la “salud” de las personas. La estrategia epidemiológica se enfoca a proteger la vida y paradójicamente las mismas acciones deterioran la “salud”. “¿Cómo así?”, me preguntó una buena amiga colombiana.

La OMS definió desde 1948 [1] la salud de esta manera:

La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad”.

La salud también está determinada por factores distintos a los biológicos (agentes patógenos y huésped), incluyendo un concepto amplio del medioambiente: acceso a servicios de salud y el contexto socio-económico.

DETERMINANTES SOCIOECONÓMICOS son, entre otros: el estilo de vida, las decisiones individuales, los hábitos alimentarios, los niveles socialmente tolerados de castigo físico, los tipos de familia, las prácticas religiosas, las vivencias y prácticas de la sexualidad, la recreación, la organización social y la existencia de redes de apoyo, el ingreso económico y la equidad en su distribución, el nivel educativo, la participación política, la razón de dependencia, el nivel de satisfacción de necesidades básicas, el acceso a vivienda, la existencia de grupos excluidos, las políticas públicas y el EMPLEO.

La pérdida de empleos, por las medidas sanitarias para salvar vidas, deteriora la salud de las personas. Es por lo tanto una ecuación de frágil equilibrio.

Antes que la pandemia llegara a Costa Rica, el desempleo abierto se situaba en el 12,4%, siendo la tasa más alta de la última década (INEC, febrero del 2020). Después del COVID-19 el desempleo puede duplicarse y hasta triplicarse. El Banco Central proyectaba un crecimiento del 2,5% para Costa Rica en 2020, hoy, después del COVID-19 se estima un “crecimiento” negativo. Estábamos mal, los empresarios clamaban por una reactivación económica y la pandemia nos pone peor.

Para seguir describiendo el contexto, el país no es una excepción. La afectación es de la economía del mundo entero. La producción de un país, está relacionada con uno o más países. No solo en cuanto a materias primas, también en maquinaria y mercados. Usamos equipos tecnológicos con piezas fabricadas en más de 50 países.

Es necesario reiniciar la economía, salvando vidas y al mismo tiempo dejar de perder salud. No es imposible, no es contradictorio, no es antagónico.

Conozcamos a quien nos enfrentamos

Sabemos que no es tan contagioso como otros virus. El R0, (R sub-cero) es el número promedio de casos nuevos que genera un caso dado a lo largo de un período infeccioso. El R0 del sarampión está entre 12 y 18, el de las paperas entre 4 y 7 y el del VIH-SIDA entre el 2 y el 5. El SARS-CoV-2 tiene un R0 entre 1,4 y 2,5.

Por eso empieza como una basurilla en el ojo y se le resta importancia. El asunto es que cuando se llega a un número de mil, en pocos días se convierten en dos mil y unos días después en cuatro mil (si no se hace nada). La basurilla se convierte en un “Godzilla”, se saldría de las manos y el país podría vestirse de luto.

El nuevo virus se introduce a una especie humana que nunca lo conoció. Es decir, nadie tiene defensas contra éste virus. Entonces es sencillo que pase de una persona a otra, pues el siguiente anfitrión con toda seguridad no tendrá anticuerpos.

El éxito de novel coronavirus, se debe de explicar. Muchos pacientes sufren la enfermedad sin complicaciones (90%), algunos sin ningún síntoma. En los primeros días nadie se siente mal, pero si son capaces de contagiar a otros y los asintomáticos lo contagian durante todo el curso de la enfermedad. Por eso, todos son sospechosos.

Todavía no se cuenta con un tratamiento eficiente ni vacunas preventivas. Para proteger la vida del 10% de las personas que se enferman de manera grave y gravísima, se requiere contar con capacidad hospitalaria y de camas-UCI. Los intensivistas costarricenses han sido capaces de sacar adelante al 75% de los pacientes más complicados (que han ocupado una Unidad de Cuidados Intensivos -UCI-). Una cifra superior al promedio mundial, pero que nos ha dejado a 10 personas muertas.

10% de personas graves, y la mitad de ellas (5%) gravísimas, en una población grande, son un montón de gentes entre la vida y la muerte.

La única forma para evitar una curva exponencial, que colapse la respuesta de los hospitales y evitar muertes masivas, son las medidas de bioseguridad:

  • CUARENTENA de casos y contactos (por orden sanitaria)
  • AISLAMIENTO, la burbuja familiar no interactúa con otras burbujas
  • DISTANCIAMIENTO SOCIAL, estar a distancia prudente y con mascarilla cuando se está con otros que no pertenecen a su burbuja.
  • HÁBITOS DE ASEO como protocolo de estornudo y tos, desinfección de superficies que tocan muchos, lavado frecuente de manos.

Con esas medidas el R0 se baja. Se baja lo suficiente como para no agotar la capacidad de atención de los hospitales.

Reinicio de la economía

Conozcamos quienes somos

Las sociedades biológicas nos distribuimos de una manera previsible. Esta nos es la excepción.

Tenemos un grupo pequeño, imprudente y desobediente. Son retadores, infractores y no creen en lo que los científicos señalan. Pertenece a ese pequeño grupo mucha persona joven y hasta unos poquitos jefes de estado. Son un problema, casi un obstáculo para gestionar adecuadamente la crisis sanitaria y para el reinicio de la economía.

El grueso de la población es educada, disciplinada y obediente. Esa mayoría es la que está haciendo posible que la pandemia en Costa Rica no se nos salga de las manos. Ese es el grupo humano que puede reiniciar la economía.

El último grupo también es pequeño, pertenecen a lo que los psicólogos llaman la «heurística de la afectividad», un concepto acuñado por Paul Slovic, son personas que toman decisiones con base en eventos que les provocan temor. Ellos no salen de su casa por el miedo a una enfermedad que ha matado a mucha gente. Todo bien si son del grupo de alto riesgo, pero si no es así, necesitamos que bajen sus temores.

Reinicio de la economía

El país no está completamente cerrado, algunos comercios siguen, la producción agropecuaria sigue, algunas industrias siguen, los bancos están abiertos, las exportaciones en su mayoría se continúan realizando.

Es URGENTE reiniciar con el resto de los actores económicos, una hoja de ruta que dependerá de la evolución de la pandemia y la capacidad de respuesta del sistema hospitalario. Así lo hemos definido como país, primero la vida y después la salud.

Reinicio de la economía

Deben seguir operando quienes no han parado y agregar a otros que están cerrados. La imbricación es una característica del sistema económico moderno. Los proveedores de los restaurantes, que le compran al productor agropecuario, se paralizan si no abren los bares, restaurantes, cafeterías y fondas. Una vez abiertos, no venden si no tienen clientes.

El COVID-19 en esa etapa debe ser la gran preocupación de la medicina ocupacional. Evitar el contagio de trabajadores con todos los conocimientos que hemos aprendido y los que seguiremos aprendiendo. Es necesario comprender que la bioseguridad debe incorporarse a lo que llamamos “nueva normalidad”.

Cada centro de trabajo, cada comercio, cada sitio de reunión DEBE aplicar medidas de bioseguridad. Los protocolos de bioseguridad serán una nueva responsabilidad del empresario. Medidas rigurosas que eviten que su negocio sea un sitio de diseminación.

No solo proteger al trabajador, también a su clientela. Si a una respuesta empresarial le agregamos la de cada uno de nosotros, podremos reiniciar más y más. No lo haremos con cero riesgos, pero si dentro de un margen conveniente y prudente.

Hagamos las cosas como me enseñó mi abuela Clotilde: “Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre”.

[1] Conferencia Internacional de Salud de 1946, que entró en vigor el 7 de abril de 1948.

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Un comentario

  1. Edine von Herold

    Muy vigente su escrito. Todos debemos ser concientes de acatar las normativas que ha dado el Sr Ministro de Salud para que podamos empezar a abrir nuestra economía. Veo ya lavatorios al público con jabón, agua y gel. También a los ciudadanos lavarse cuidadosamente las manos. Eso es un gran paso. Ahora se debe aprender y hacer caso con respecto al distanciamiento social, 2 m cada uno. Gracias Yayo, esta serie de artículos suyos, me han gustado para poderle dar seguimiento a la evolución que ha tenido el SARS CoV 19 en CR.

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